Revolución ¿total? en Gas Natural

La Caixa va a mandar un poco menos en Gas Natural. La culpa la tienen los 3.802,6 millones de euros que la propia entidad financiera y Repsol recibirán a partes iguales del fondo de inversión GIP, que a cambio recibirá el 20% de las acciones de la compañía gasista. Repsol se deshace de un 10% y Criteria, la sociedad de cartera del grupo La Caixa, vende el otro 10%.

Pero mandar algo menos no significa, en absoluto, dejar de mandar. Así lo ha visto incluso el nuevo socio de Gas Natural, que ha exigido como condición para cerrar la operación que determinadas decisiones estratégicas de la compañía gasista tengan que ser adoptadas por una mayoría reforzada de los miembros del consejo de administración. Con ello impide que un acuerdo puntual entre Repsol y La Caixa, que mantendrán el 44,4% del capital, pueda salir adelante sin contar con los nuevos inversores institucionales.

La Caixa, a través de CaixaBank, posee un 10,5% de Repsol y mantenía hasta ahora un pacto parasocial con la petrolera para aunar fuerzas en el consejo y en las juntas generales de accionistas de Gas Natural, donde entre ambas ostentaban la propiedad del 64,4% del capital. La operación de venta con GIP abre un tiempo nuevo en el que ese acuerdo histórico podía ser considerado por la CNMV como un control sobrevenido en la sociedad, lo que obligaría a La Caixa y Repsol a lanzar una OPA sobre el cien por cien de Gas Natural. La solución era fácilmente previsible: el pacto ha sido roto formalmente.

Sin embargo, el fondo GIP ha exigido que Gas Natural modifique el reglamento del consejo para que una serie de decisiones (básicamente, la adquisición o enajenación de activos significativos, la aprobación del presupuesto y el plan estratégico, la modificación de la política de dividendos o la suscripción o modificación de contratos materiales) deban ser aprobadas por una mayoría reforzada de dos tercios de los consejeros. Y es que después de la operación de venta, Criteria Caixa tendrá cuatro consejeros, Repsol contará con tres, GIP con otros tres, habrá seis independientes y luego está el consejero delegado, que dejará de estar adscrito a uno de los grupos. En total, el consejo estará formado por 17 miembros y los dos tercios son once votos. Cualquier decisión reservada a la mayoría reforzada tendrá que ser pactada por La Caixa, Repsol, GIP y contar con el voto del consejero delegado.

Empresas y personas

 La operación, que llevaba tiempo siendo diseñada, beneficia a La Caixa y a Repsol, pero por motivos diferentes. Es cierto que en ambos casos podrán apuntarse este año plusvalías extraordinarias en sus resultados por un valor conjunto de 464 millones de euros, de los que 218 corresponden a Criteria y 246 millones, a Repsol, según los datos aportados por ellos mismos a la CNMV. Pero aparte de eso, al grupo La Caixa le ayudará a subir sus índices de solvencia financiera (la participación en empresas penaliza a los bancos), mientras que a Repsol le ayudará a cumplir su plan de desinversiones para hacer caja y reducir endeudamiento.

Desde el punto de vista empresarial, las cosas están, pues, meridianamente claras. Pero como en toda operación, queda el papel de las personas. Isidro Fainé, que en cumplimiento de la ley financiera tenía que optar y finalmente lo hizo por presidir la Fundación La Caixa abandonando la presidencia de CaixaBank, será ahora el nuevo presidente (no ejecutivo) de Gas Natural, en sustitución de Salvador Gabarró. Rafael Villaseca seguirá siendo consejero delegado y la vicepresidencia, que estaba en manos de Antoni Brufau, pasará a Josu Jon Imaz, que a su vez es el nuevo hombre fuerte de Repsol y al que el propio Brufau le pasó recientemente el testigo de la gestión en la petrolera. Una revolución, sí, pero no tanto.