La historia del imperio Carceller

13 / 11 / 2013 11:27 José María Vals
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Desde la venta de wolframio a la Alemania nazi, hasta la entrada en el sector de la alimentación, pasando por la fundación de una compañía petrolífera.

Tres generaciones y algo más de 70 años han sido necesarios pata que la familia Carceller haya amasado una importante fortuna y poder de influencia en un buen puñado de empresas. El abuelo, Demetrio Carceller Segura, fue el primer no militar nombrado por Franco ministro de Industria y Comercio tras la Guerra Civil. Llegó al cargo el 7 de octubre de 1940, en lo más duro de la posguerra, y permaneció en él hasta el 18 de julio de 1945. Esos casi cinco años son considerados por varios historiadores como el inicio de una historia de dinero y poder, cuyo último episodio, de hace muy pocos días, es la apertura de juicio oral en la Audiencia Nacional contra los dos demetrios vivos. El abuelo murió en 1968 y el banquillo, si ningún recurso lo remedia, espera ahora a Demetrio Carceller Coll, ya octogenario, y a su hijo, Demetrio Carceller Arce, el heredero del poder y del dinero.

El juez Pablo Ruz, de la Audiencia Nacional, acusa al padre de 13 delitos contra la Hacienda pública y otro de blanqueo de dinero, en los que considera colaboradores al propio hijo, al apoderado y a un abogado. Al padre le ha impuesto una fianza por responsabilidad civil de 511,2 millones de euros y al hijo otra de 253,6 millones más. En total, pues, 764,8 millones de euros. Es una de las mayores fianzas civiles impuestas en la historia judicial española. El auto del juez Ruz acusa a Demetrio Carceller Coll (el padre) de haber fingido vivir en el extranjero durante casi una década (desde 2001 a 2009) para evitar tributar en España, lo que ha supuesto una posible evasión fiscal de 73,2 millones de euros (102,8 millones con intereses). La fianza, infinitamente mayor, tiene que ver además con la sospecha del juez de que la familia tiene un entramado de sociedades en paraísos fiscales que puede esconder un patrimonio de varios cientos de millones de euros.

Contra el auto de juicio oral no hay posibilidad legal de recurso, pero hay uno interpuesto antes, contra la propia imputación de los acusados, que es en el que confían los abogados defensores de los Carceller. Estos han calificado de “manifiestamente infundada” la acusación del juez, a la que consideran basada en “premisas erróneas”. Al margen de esta intrincada historia judicial, la económica, la de la procedencia de la fortuna familiar, va desenmarañándose poco a poco.

Marcas conocidas.

Los Carceller, como se les conoce coloquialmente en el mundo de las finanzas y las empresas, tienen un imperio que ha pasado muchos años desapercibido, debido a la auténtica alergia que han tenido siempre a aparecer en público y mucho más a dar explicaciones de sus negocios. El abuelo comenzó su andadura con un plan de exportaciones de wolframio al ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Muchos años después, algunos historiadores han desvelado detalles de aquellos años que dan pistas sobre los inicios de la fortuna familiar. Ahora, el padre y el hijo están presentes en la propiedad de marcas y negocios tan conocidos como Pescanova, las cervezas Estrella Damm, la cadena de comida rápida Rodilla o Ebro Foods, que cuenta entre otras, con las conocidas marcas de arroz SOS o La Fallera.

En algunas de ellas, incluida la cadena de gasolineras Disa Corporación, tienen el mando por ser los mayores accionistas con participaciones significativas. En este negocio son los dueños, pero también mandan en Damm con su 24% del capital. De hecho, Demetrio Carceller hijo es el presidente de la cervecera. En 2012, a través de esta última, la familia se hizo con la mayoría de la cadena de comida rápida Rodilla, donde desembarcó como presidenta María Carceller, hermana de Demetrio Carceller hijo, pero a quien no se le conoce vinculación anterior con los múltiples negocios de su padre.

Otras empresas, como Pescanova o Ebro Foods cuentan con los Carceller como accionistas aunque no mandan. En Ebro son los segundos mayores accionistas con el 9,65% de la compañía y Demetrio Carceller hijo es incluso vicepresidente de la empresa. En Pescanova, el preconcurso de acreedores declarado por la compañía ha hecho posible que saliera a la luz la verdadera dimensión de la presencia de los Carceller, donde han reconocido tener un 1,6% del capital que no figuraba en los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y que está en manos de Disa. Con ello se han convertido en los primeros accionistas de la empresa.

Minerales y guerra.

La empresa Disa es una de las patas fundamentales de la economía de la familia Carceller, aparte del wolframio. En cuanto a la importancia de este mineral en la vida de estos empresarios, la historia es ciertamente apasionante. Los historiadores Josep Fontana y Joan María Thomas dedican parte de algunas de sus últimas obras al abuelo de los Carceller. Nacido en la localidad turolense de Las Parras de Castellote en 1894, Demetrio Carceller Segura emigró a la floreciente ciudad industrial de Tarrasa, donde comenzó su vida laboral como ingeniero textil. Ayudó a José Antonio Primo de Rivera a fundar la Falange y fue responsable de las finanzas de esta organización. Cuando en plena Segunda Guerra Mundial la Alemania nazi invadió Rusia, la guerra en territorio soviético cegó la vía de importación de wolframio chino hasta la industria de armas alemana, que lo utilizaba para blindar la munición antitanque.

Tras esta pérdida de capacidad importadora, las minas más cercanas y seguras estaban en España y Portugal. En aquellos años el precio del wolframio había subido de 7.500 a 285.000 pesetas la tonelada y los historiadores señalan que aquel comercio de mineral hacia Alemania consiguió casi pagar la deuda que había adquirido la España franquista para ganar la guerra, además de hacer rico a Demetrio Carceller.

El petróleo.

En cuanto al mundo del petróleo, siempre le había interesado, incluso antes de  dedicarse a la exportación de wolframio. Cuando el general Primo de Rivera (padre del fundador de Falange) creó el monopolio español de petróleos en 1927 empezó trabajar en la recién constituida Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos (Campsa). Después, en 1929, un grupo de inversores españoles compraron la Falcon Oil Corporation para asegurarse suministros de crudo de Venezuela y fundaron la Compañía Española de Petróleos S.A. (Cepsa), que fue la primera empresa privada de capital español en el sector del petróleo. En los trabajos previos a su fundación también estuvo Carceller, que viajó varias veces a Venezuela (como técnico de Campsa).

Cepsa inició su actividad en Canarias, fuera del monopolio, y en 1933 Demetrio Carceller Segura fundaba Disa, también en Tenerife, con el objeto social de distribuir productos derivados del petróleo. Hoy cuenta con 543 gasolineras, de las que poco menos de un tercio se sitúan en Canarias y que dio el salto definitivo cuando en 2004 adquirió la red de gasolineras de Shell en la península.

Desde joven, el hoy Demetrio Carceller padre (entonces era Carceller hijo) estuvo ligado a los negocios del fundador de la saga. Con los años decidieron entrar en el campo de la industria alimentaria. Y así, hasta ahora.

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