Disparos de mujer

04 / 08 / 2016 Vicente Molina Foix
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PhotoEspaña destaca este año por las memorables exposiciones de fotógrafas.

Las mujeres son las mejores artistas de PhotoEspaña 2016, que este año supera la calidad de las ediciones anteriores. También el número de exposiciones ha aumentado, extendiéndose fuera de Madrid, por distintos centros de la provincia, y llegando a lugares distantes: Ciudad Real, Bratislava, Helsinki, Zaragoza. Llevo más de un mes de photoespaña en photoespaña, y todavía me quedan muchas por ver antes de que se clausuren, por lo general en septiembre. Hago una breve reseña de las que más impacto me han causado, que están además las cinco en un radio urbano de menos de un kilómetro a la redonda; mi recomendación para una tarde de felicidad es verlas todas seguidas.

En el Círculo de Bellas Artes el descubrimiento del año, la extraordinaria Louise Dahl-Wolfe, que pese a su nombre de filósofa lógico-matemática fue una fotógrafa al servicio del glamour en el Nueva York y el Hollywood de los años 1930-1960. Empleada por la revista Harper’s Bazaar, Dahl-Wolfe recreó el trillado arte de la moda a base de originalidad plástica y talento narrativo: las prendas siempre tienen un correlato inesperado (como esos bañadores de dama con dos elefantes por fondo), y el paisaje entra a menudo como ficción en la alta costura. Ambiciosa en todo lo que hizo, la antológica de esta mujer que se retiró en 1960 y tuvo tiempo antes de morir en 1989 de ser debidamente reconocida, recoge también sus bodegones, desnudos y retratos, algunos (Colette, Orson Welles, Lauren Bacall) memorables.

En las salas de la Fundación ICO está la más conceptual de todas con el título de Desplazamientos, en la que Andrea Robbins y su marido, Max Becher, seducen con sus imágenes de ciudades y edificios calcados que han retratado por todo el mundo; nada de costumbrismo en su fascinante trabajo, dirigido más bien a la documentación de los sueños monstruosos y las huellas colonialistas. Desde Alcalá, subiendo por Gran Vía, la tienda Loewe llena su piso inferior con una pequeña pero preciosa recopilación de los trabajos de Lucia Moholy, que fue algo más que la esposa de László Moholy-Nagy, el pintor y diseñador de la Bauhaus. Unos metros arriba, en las salas de Telefónica, el tributo a Inge Morath, la primera mujer de la agencia Magnum, de quien se muestra una elocuente selección de sus fotografías en torno al Danubio, acompañadas del homenaje temático que le rinden ocho fotógrafas actuales.

Desde allí cruzamos el paseo de Recoletos para nuestro último recorrido, en este caso por el fotoperiodismo de Juana Biarnés, pionera española a la que le cuadra muy bien el adjetivo epocal. Los disparos de su cámara nos devuelven la temperatura y el paisaje humano de la España de 1960/1970, su gran período en los diarios Pueblo y ABC. España negra de guateques ñoños, toros y matadores, grises ojo avizor para que las fans no se coman a besos a los rockeros del momento, y otra España también de ídolos musicales y fiestas para pocos, que muchos se contentaban viendo en el papel de un periódico. 

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