El hombre que vino de París

Darle la mano por primera vez produce una sensación extraña porque a este hombre, cuando entra, se le pone en pie el primer ministro, y el presidente de la República francesa va a verle a su despacho. No por quién es él, sino por lo que representa.

Daniel Keller es el gran maestro del Gran Oriente de Francia (GOdF), la organización masónica liberal más numerosa e influyente del mundo. Es un señor alto, flaco, sonriente, humilde y dotado del rarísimo don de la paciencia. Ha sido profesor de Sociología, empresario, directivo del Grupo Renault. Eso fue hasta agosto de 2013, cuando le eligieron máximo dirigente de una institución que tiene tres siglos y un gran prestigio en todos los países que gozan de una democracia asentada, veterana, metida en los huesos de los ciudadanos.

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