Esperan que Letizia apoye a su modisto

22 / 02 / 2016 Jesús Mariñas
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El diseñador favorito de la reina Letizia, Felipe Varela, vuelve a la pasarela Mercedes-Benz Fashion Week Madrid cuando se cumplen veinte años de su debut en el mismo escenario, antes conocido como Pasarela Cibeles.

Crece la expectación, curiosidad y hasta indisimulado morbo a medida que se acerca la Mercedes Fashion-Week, que, a diferencia de la catalana O8O, desaprovecha la ocasión para publicitar internacionalidad la capital antaño exaltada como Pasarela Cibeles y hoy vendida al mejor postor igual que los principales teatros de solera, que anteponen a su nombre histórico el de marcas patrocinadoras.

Retorna la forever Cibeles con la vuelta de dos hoy significados hijos pródigos: Jorge Vázquez, tras diez años, y Felipe Varela, modisto de la actual Reina, veinte años alejado de sus animadas pasarelas. Siempre magnifican una primera fila, al contrario de lo visto o más bien padecido por la prensa del colorín en el reciente O8O barcelonés aboliendo el front-row. Se entendió como otra forma de ruptura o independentismo como también lo que consideran huida o toma de postura de firmas como Mango o Desigual, que cambia las Ramblas por el nada céntrico y desangelado Ifema. Su retirada barcelonesa acrecienta todo tipo de rumores que van más allá de los cambios empresariales que como nuevo regente más que delfín Jonathan Andic ha hecho, eliminando colaboradores de siempre. Lo mismo sucede con el staff directivo de Desigual. Descolocan como grandes en la industria.

Se excitan ansiosos por qué pasará entre Letizia y Felipe Varela. Pero algunos malpiensan que él no dejará su retiro parisiense, donde desde hace cinco años vive matrimoniado con un pintor cubano. Así zanjarían expectativas que podrían devenir agravio comparativo al de la treintena de creadores sin el favor real.

Un aire más sport. Muy pendiente del estilo Rania, Varela recrea para la española un aire sport sin la impronta british de Catalina de Inglaterra. Ella actualiza el aire de la cuasi inmortal Isabel II mientras Varela prodiga, repite y acentúa en Letizia personalizado estilismo que a veces ella altera con accesorios de Zara, como sus bailones pendientes de 9 euros en dorado estelado. Sus combinaciones son impagables como al usar desenfadada prendas de Hugo Boss, al que es adicta desde sus tiempos en TVE.

La moda y el trapicheo como pasatiempo ante la que se avecina. Evasión muy agradable que nos permite recuperar a la luminosa, risueña y floreada Shaila Dúrcal, ya afincada en Madrid tras su experiencia miamera. En eso sigue el ejemplo de Marta Sánchez o Alejandro Sanz, por quien me preguntó un Pancho Céspedes cinco años retirado tras Esa vida loca, loca, loca. Sigue agradecido a Sanz, otro rebotado del paraíso miamero como anteriormente ya hicieron Raphael o Julio Iglesias. A dúo con Miguel Bosé, Alejandro lo apoyó en sus comienzos. Es otra persona con 32 kilos menos, pero canta sabroso como siempre y se mueve mejor y menos pesado. Evitó la luchadora cubanada miamense, tan influyente en la Florida.

Mientras, nuestra Nati almorzó con los periodistas de IV Poder, quintaesencia del corazón. Se reúnen en Casa Lucio pero, griposa, apenas disfrutó los callos picantes o sus emblemáticos huevos rotos, ya tan famosos como la paella o el gazpacho. Castiza, tiró a dar más con obús que con bala. Es bélica analista política que por sus estancias mexicanas y argentinas con casa puesta conoció a una docena de presidentes, además de recitadora de las que ya no hay. Indignada, no dejó títere con cabeza y casi nos atragantó el pan con tomate, ya inevitable como otras excelencias gastronómicas. Cataluña pudo haberlo patentado, se les fue de las manos tal previsión, que generaría millonadas.

Estreno televisivo. La tuvo sin embargo Mar Saura dejándose ver con Vanesa Romero y la gansterizada Rossy de Palma. Animaron el estreno de El Ministerio del Tiempo. Impactó con su traje blanco bordado en floreados cristales negros. Le dieron más de un repaso como a la hija de Andy García, Alessandra, fichada por El Corte Inglés en los prólogos desfiladores. Con 24 exaltó las tallas grandes usando una 44 cercana a la oronda Marisa Jara, que se le acerca, mientras algunos aún tienen resacón de los Goya, gala que Dani Rovira ahora lamenta haber presentado por segundo año. Desde su tuit acusó de lo que él no consideraba juicios ponderados, justos, agradecidos y emocionados a esa fiesta donde marcó censura obviando en sus gracietas la presencia de Cristina Cifuentes, cuya comunidad da 23.000 euros como apoyo. Pero jaleó zalamero a Manuela Carmena. Jornada interminable sin presencia de directores famosos como Pedro Olea, Álex de la Iglesia, nuestro oscarizado José Luis Garci o el Giménez-Rico que desde la pasión inventó la carrera de una jovencísima Maribel Verdú: se dejó querer y hacer animada por su madre.

Desde su radiante creatividad arcoiris que ya lo abarca todo y Grandeza de España con dos títulos de marquesa, Ágatha Ruíz de la Prada critica la ampulosidad indumentaria, nada que ver con Hollywood, Berlín o Cannes. España es diferente. “No se entiende el alarde de tanto traje aparatoso para estar sentado cuatro horas, incluso valorando las exigencias del photocall. Únicamente si los premios fuesen seguidos de un baile. Es una tortura vestirse con trajes ajustados para que no se vean”, tira a matar como Nati Mistral con el aspecto de nuestros líderes políticos: “Pedro Sánchez recuerda a un peluquero de señoras y Pablo Iglesias, al botones de una imprenta. La señora Carmena, a la que nunca diré ‘alcaldesa’, debería peinarse mejor. ¿Y qué me decís del papa Francisco que, nada más llegar a Bolivia, arremetió contra lo que considera fue exterminio español? Pero, ¿qué es esto? No valora que, tras los Reyes Católicos expulsar de España a moros y judíos, encontraron no las Indias pretendidas por Colón sino un paraíso a cristianizar. Les llevamos la fe católica y Su Santidad lo pasa por alto, ¿dónde se ha visto tamaño desatino? Es un montonero”. Luego la cantante, actriz y comentarista radiofónica lo argumentó con un “tengo 87 años cumplidos el 13 de diciembre y me mantiene viva la mala leche”. Opina que Penélope es estrella pero no buena actriz, y Javier Bardem hace los personajes de la cara que tiene. Lo dijo todo bajo su boina de estampado felino parejo al pañuelo de cuello.

Fue de las elegantes de un tiempo con Carmen Franco y la condesa de Romanones. Picasso se prendó de ella cuando le cantó a Lorca en su 80 cumpleaños en Cannes, al lado de Lucía Bosé y Luis Miguel. Tiene unas manos excepcionales que mueve como ya nadie hace. Cuenta cómo se puso anémica por culpa de Elio Berhanyer, modista que la vestía como Pertegaz, que le creó rompedor traje nupcial corto y con rostrillo para su enlace con el catalán Joaquín Puig “que a Pujol le llamaba petit”.

“Tenía que dar un recital en la madrileña iglesia de San Ginés, donde se casó Lope de Vega. Era sobre Santa Teresa en su centenario. Quise ponerme un traje negro de Berhanyer, y le faltaba un palmo de espalda. Los años no, perdonan. Me puse a régimen, dejé de comer y tuve una bajada de tensión que me hacía tambalear. Me internaron una semana para reconocerme, me indicaron cuidado y en eso una asistenta social tuvo un exceso de celo: vino a verme sin avisar para saber mi estado, yo me había ido a la radio y cuando volví, la locura: encontré mi chalé de El Viso patas arriba, la calefacción cerrada y reponerla me costó 60 euros, una ventana rota, un desastre. Creyeron que me habría muerto y hasta mandaron al Samur con ambulancia. Logré usar el traje y pido que me dejen morir en paz, pero ¿dónde se ha visto?”.

Parece trama de El Ministerio del Tiempo con protagonismo de Rodolfo Sancho y Hugo Silva –que fue dejado por María Ruiz– animado por Elena Furiase. Cayetana Guillén se revistió a rayas y sin el escotazo que pasmó lucido en los siempre desestabilizadores Goya mientras una Pastora Vega renacía tras estropearse lo suyo con Juan Ribó, tal hizo tras 25 años unida a Imanol Arias.

El realismo madrileño. Todos lo habían vaticinado como viendo a la baronesa Thyssen al lado del inmenso Antonio López para abrir expo sobre el realismo madrileño. Veinte años tardó en hacer su icónica Gran Vía y parece superar tal récord casi miniaturista en el retrato a la Familia Real. Le preguntaban si hay indicaciones para que elimine a la infanta Cristina. Lo negó “y sería incompleto”, aseguró ante Amalia Avia en un ambiente de escenarios domésticos. Bajo lentejuelas negras Carmen Cervera aseguró sin firmeza sentirse “muy feliz en su exilio andorrano” mientras su hijo Borja asegura que “para distraerme paso el día haciendo gimnasia o dando paseos. Aquello se ve enseguida”. Explícito y rotundo. Es lo que hay. 

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