Anudadas a la elegancia
31 / 10 / 2017 Celia Lorente
Aunque algunos se adelantaron a anunciar su desaparición, no hay quien las desbanque. ¿Qué sería de un elegante traje sin una preciosa corbata?
La corbata sigue siendo hoy en día un elemento imprescindible en el ropero de cualquier hombre. La historia de la corbata se remonta unos cientos de años atrás. Al principio eran pañuelos de colores que los oradores romanos se ponían en el cuello para calentar y cuidar sus cuerdas vocales. En Francia, Luis XIV diseñó para su regimiento un pañuelo con la insignia real, al que denominó cravette. Pronto la idea se extendió y cruzó el canal haciéndose un hueco en Inglaterra. Al principio no era muy corriente ver a los hombres con un trozo de tela al cuello, pero la idea iba cuajando poco a poco y pasó a ser un signo distintivo entre las clases más acomodadas.
Un buen traje no luce tan bien si no se acompaña de una elegante corbata. La corbata realza la camisa y destaca la verticalidad del cuerpo. Aporta un toque de estilo personal y quien la viste puede reflejar en este complemento su carácter y su personalidad. Y, ¿qué hay de nuevo en un complemento con tanta historia? Para esta temporada otoño-invierno se llevan las corbatas monocolor en mate y en tonos naturales y las de microestampados en repetición apenas perceptibles. Las clásicas corbatas de rayas no pasan de moda. Las marcas renuevan el básico reconfigurando las líneas y jugando con la combinación de colores. Vienen fuertes este año las de rayas oblicuas de espíritu college. También esos mismos modelos en versión nuevas texturas, como la lana o el punto. En cuanto a colores, los azules, tostados y grises inspirados en los años 70. Entre los estampados de moda el clásico tartán, el Príncipe de Gales o el de pata de gallo regresan no solo en trajes sino también en corbatas.
