Zanzíbar, una isla de ensueño en proceso de transformación

El martilleo de los carpinteros acaba de cesar. Por todas partes, las fachadas de edificios antiguos están cubiertas de lonas de plástico.

Sin embargo, a esta hora del día, poco antes del crepúsculo, la mayoría de los turistas no tienen ojos para las restauraciones artísticas, sino que solo les interesa un objetivo: el mar. En la concurrida playa de la ciudad o sentados en las azoteas de nuevos hoteles boutique, brindan por la puesta del sol sobre el océano Índico.

Cada noche retumba una confusa cacofonía sobre el casco viejo de la ciudad. En el bar "Tatu", a orillas del mar, resuena rap occidental, desde el interior de los templos indios, el tintineo de campanas, y desde las mezquitas las llamadas a la oración de los almuecines. No pocos turistas se preguntan si esta mezcla entre tradición y fiesta puede sobrevivir en la isla, que es muy diferente de sus hermanas más lujosas en el Índico.

El Estado insular semiautónomo de Zanzíbar, que tiene la mitad de la superficie de Mallorca y está situado a 40 kilómetros de la costa de Tanzania, aún no está atiborrado de turistas. El año pasado visitaron la isla 300.000 turistas. A diferencia de Mauricio o las Maldivas, Zanzíbar es un lugar con una intensa vida propia.

Al igual que en Cuba, el repentino "boom" de la construcción es una "señal de apertura", opina Said Salim, de 52 años. "La carrera de los inversores ha comenzado". 

Durante 200 años, el archipiélago de Zanzíbar, de mayoría musulmana, perteneció al sultanato de Omán, hasta que se forzó en 1964 su unión con la Tanganica socialista para formar Tanzania. En aquel entonces se nacionalizaron las tres cuartas partes del centro histórico de la ciudad de Zanzíbar. Sin embargo, la unión no trajo más justicia sino decadencia.

Zanzíbar y la parte antigua de la ciudad, Stone Town, se fundó hace más de 1.000 años y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. Los turistas pueden disfrutar del encanto decadente de Zanzíbar en la azotea del legendario hotel "Emerson on Hurumzi", por ejemplo, donde ya Bill Clinton y Johnny Depp combinaban aperitivos árabes con vino blanco Chardonnay de Sudáfrica. E igual que en el caso de Cuba, no pocos turistas están interesados en viajar a Zanzíbar para conocer esta isla antes de que pierda su carácter auténtico.

Stone Town (Ciudad de Piedra) debe su nombre a que la mayor parte de los antiguos palacios árabes sultánicos, declarados monumentos históricos, así como las casas comerciales y comercios indios están hechos únicamente de piedras de coral.

La mayoría de los edificios tienen entre 100 y 150 años de antigüedad. La ciudad es como un museo al aire libre pero al mismo tiempo muy animada. Un festival al aire libre llamado Sauti za Busara atrae cada año a unos 20.000 visitantes. Jóvenes diseñadores confeccionan en sus tiendas moda afro moderna. 

Zanzíbar se está engalanando, si bien no totalmente por voluntad propia. "El auge del turismo y la presión de Naciones Unidas propiciaron el cambio", dice el ex parlamentario Parmuk Singh. Desde que la Unesco amenazó en 2016 con retirar a Zanzíbar el estatus de Patrimonio de la Humanidad por descuidar su acervo cultural, por primera vez en muchos años se están limpiando espacios verdes públicos como el jardín Jamhuri.

Se han presentado decenas de solicitudes de licencia para abrir nuevos hoteles en la ciudad vieja y muchos inversores privados están haciendo lo que la ciudad no hizo durante mucho tiempo debido a la inactividad del Ayuntamiento.

Sin embargo, el conocido arquitecto Abdul Sheriff cree que ya es tarde para salvar el Patrimonio de la Humanidad: "El 85 por ciento de la ciudad vieja está perdido irremediablemente". Y también los avances son muy lentos. Por ejemplo, la majestuosa "Casa de los Milagros" ha sido cerrada de momento debido al inminente peligro de derrumbe.

En otros lugares, el celo de los inversores ha dado lugar a pecados arquitectónicos. Por ejemplo, el nuevo hotel de lujo "Park Hyatt", situado en el límite de la ciudad vieja, destruye el perfil arquitectónico protegido de la antigua Zanzíbar, advierten los inspectores de la Unesco, que exigen la demolición parcial del edificio.

A no pocos turistas en Zazíbar les sorprenden estas historias, que hacen más difícil elegir entre unas vacaciones en la ciudad más una visita a la playa o unas vacaciones en la playa más una visita a la ciudad. Los conocedores de la isla recomiendan dividir las vacaciones en dos etapas. Aunque también es posible nadar en la periferia de la ciudad, las auténticas playas de ensueño están situadas en la costa norte y este.

Desde hace tiempo, Zanzíbar también es un destino para turistas con un buen presupuesto para las vacaciones. Esta clientela quiere pasarlo bien, por ejemplo en el spa "Mrembo" en la ciudad de Zanzíbar. La directora Stefanie Schoetz, de origen alemán-holandés, que vive desde hace más de 15 años en la isla, ve la transformación de la ciudad con cierta preocupación: "Probablemente, dentro de diez años ningún zanzibareño podrá seguir viviendo en la ciudad vieja".

El periodista local Faridi Hamid no ve el panorama tan negativo. Está convencido de que el socialismo y el turismo, el velo islámico y el bikini también podrán coexistir pacíficamente en el futuro.

Información básica: Zanzíbar

Cuándo viajar: Durante todo el año, las temperaturas en Zanzíbar se sitúan entre los 25 y 35 grados centígrados. La temporada alta, de diciembre a marzo, es la más calurosa. Entre junio y septiembre hace menos calor. La época de lluvias es el mes de abril.

Visado: Para entrar en Tanzania se necesita un visado, que cuesta 50 dólares (unos 43 euros). El visado se puede solicitar antes del viaje en la embajada de Tanzania en el país de origen del viajero o en el aeropuerto internacional de la isla.