El cuestionable "boom" de la industria textil en Myanmar

05 / 04 / 2017 Christoph Sator (DPA)
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En el mercado Bogyoke de Rangún uno puede comprar fruta, especias, "souvenirs" de bodas y camisetas con imágenes. Todo "made in Myanmar" y, en algunos casos, cien por cien biológico.

Costureras trabajando en la fábrica textil Shweyi Zabe en Rangún. En fábricas como ésta se confecciona ropa que luego se vende en todo el mundo en unas condiciones bastantes cuestionables y a cambio de salarios muy precarios

La situación es diferente a una hora de coche, allí donde no llegan los turistas. En los alrededores de esta ciudad de 7,5 millones de habitantes se instalaron en los últimos años numerosas fábricas textiles. En ellas se fabrica ropa que luego se vende en todo en mundo en unas condiciones bastantes cuestionables y a cambio de salarios muy precarios. Además, según un reciente estudio, también había niños entre sus trabajadores.

Desde que la Junta militar cedió parte del poder y se inició una apertura, este país del sureste asiático está viviendo un "boom" en lo que respecta a su industria textil. Ya cuenta con 400 fábricas que emplean a unos 400.000 trabajadores, la mayor parte mujeres, que trabajan para marcas como H&M, Adidas o Aldi.

Ese "boom" también está relacionado con la pérdida de prestigio de la vecina Bangladesh, donde en 2013 murieron más de 1.100 personas en el derrumbe de una fábrica textil. Por temor a perder reputación, algunas multinacionales se retiraron de allí y se mudaron a Myanmar, la antigua Birmania, pues algunos clientes ya empiezan a mirar en las etiquetas dónde se produce la ropa para tenerlo en cuenta.

La industria textil de Myanmar cerrará este mes el año fiscal 2016/17 con un récord. El Minsiterio de Comercio espera que las exportaciones asciendan a más de 1.800 millones de dólares (unos 1.700 millones de euros), gran parte de ellas con destino europeo. Esto supone una umento de más del 85 por ciento y, si las cosas siguen así, se alcanzará el objetivo de los 4.000 millones de dólares para 2020.

Detrás de muchas de esas fábricas hay dinero extranjero, sobre todo de China. Los tejidos, botones o cremalleras se importan y en Myanmar sólo se corta y se cose, algo que no concuerda con el plan de convertir el "made in Myanmar" en un estándar de "producción ética y sostenible", como promueve el código de conducta de la asociación textil nacional.

Pero sobre todo hay críticas respecto a las condiciones laborales. La organización holandesa SOMO publicó recientemente un estudio para el que se habló con 400 trabajadores de 12 fábricas. Según sus testimonios, los salarios son extremadamente bajos, las horas extra están a la orden del día y el trabajo infantil no es una excepción.

El salario mínimo de Myanmar es de 3.600 kyat por hora (unos 2,4 euros/2,6 dólares). Con ese sueldo no da para vivir, así que muchos hacen horas extra. En Hlaing Tharya, uno de los suburbios de Rangún en los que hay fábricas textiles, la jornada laboral es de 14 horas diarias, seis días a la semana.

Allí también trabajan niños. Algunos de ellos muestran los carnets de identidad de algún familiar adulto para conseguir empleo y, cuando hay inspecciones, se los envía a las cocinas o al baño.

Pero en varias fábricas de Hlaing Tharya han surgido protestas, sobre todo desde la empresa china Hundred-Tex, que fabrica para la sueca H&M. Los trabajadores montaron en cólera a raíz de unos despidos y del retraso en el pago de salarios, destrozando la maquinaria y cámaras de seguridad. La producción está paralizada desde hace semanas.

"Siento que hayamos causado destrozos, pero me deben dinero", afirma una de las trabajadoras que protestaron, Chit Su Wai. Asegura que le deben 20.000 kyat, unos 14 euros, lo que equivale a cinco días y medio de trabajo.

Las multinacionales conocen el problema desde hace tiempo y ya se organizaron varias "conferencias éticas" en el país. La alemana Adidas asegura que las acusaciones de SOMO no afectan a los fabricantes de artículos deportivos. "El sueldo medio mensual de los empleados de las fábricas que nos suministran es más del doble del salario mínimo", explicó una portavoz.

En cuanto a H&M, asegura que todos sus proveedores de Myanmar están comprometidos a pagar el salario mínimo impuesto por ley. "Es muy importante para nosotros que nuestros productos se fabriquen bajo buenas condiciones laborales", explicó la empresa sueca. Y el trabajo infantil "es totalmente inaceptable".

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