Todos de vacaciones, con el móvil encendido... y cargado

28 / 08 / 2017 José Oneto
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El asunto catalán mantiene al Ejecutivo en estado de alerta: ministros y altos cargos veranearán en territorio nacional y a menos de dos horas de Madrid.

Termina oficiosamente el curso político con la tradicional rueda de prensa-balance del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, desde el palacio de la Moncloa y con la comparecencia del ciudadano Rajoy como testigo en la primera parte del juicio de la Gürtel, que se está celebrando desde octubre en el búnker que la Audiencia Nacional tiene en San Fernando de Henares, a 18 kilómetros de Madrid. En los dos actos, el comportamiento del presidente y del ciudadano ha sido similar. La única diferencia es que su comparecencia ante la Justicia, la primera de un presidente de Gobierno en activo, había sido preparada como si se tratase de unas oposiciones, algo a lo que el opositor Rajoy está muy acostumbrado.

Por lo demás, igual tono, parecida ironía, similar actitud y mismos gestos en esos dos actos de clausura del curso político. Más nervioso al principio en su comparecencia ante el tribunal de la Audiencia Nacional, presidido por Ángel Hurtado, dispuesto a todo por ayudar al testigo, y más crecido, como si hubiera ganado el Tour al que tanto tiempo dedica todos los veranos, en su triunfal balance después de haber ganado dos veces unas elecciones generales y de superar todo tipo de obstáculos para ser investido presidente con la abstención del PSOE. Pasados los duros tragos de la investidura, de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de este año y de las bases de lo que serán los de 2018, susceptibles de ser prorrogados en 2019, para preparar lo que pueden ser las elecciones generales de 2020, el señor Rajoy presentaba un balance, sobre todo económico, triunfalista, con muy pocas matizaciones. Según él, España se encuentra en el cuarto año de una recuperación notable. El PIB registra un crecimiento del 3% (0,9% en el último trimestre, un récord) muy superior a la media de la Eurozona. Gracias a las reformas, la economía ha mejorado, la prima de riesgo está por debajo de los 100 puntos, la confianza de los agentes sociales está en máximos, crecen el consumo y la inversión, el sector industrial muestra dinamismo, la construcción se está recuperando, los servicios mejoran y el turismo sigue creciendo. “Estamos muy cerca de alcanzar los 19 millones de personas ocupadas y el objetivo de los 20 millones de puestos de trabajo se puede conseguir antes de 2020”. Según Rajoy “el país ha recuperado el nivel de riqueza que teníamos antes de la crisis y eso se está traduciendo en una importante reducción del desempleo, una reducción al ritmo de casi 4.000 empleos al día”.

Crecido por esos buenos resultados y por lo que considera éxito de su comparecencia ante la Justicia, el presidente del Gobierno se va de vacaciones con el contencioso catalán abierto, en plena ebullición y peor que nunca, en tanto el presidente de la Generalitat y su Gobierno insisten en celebrar el referéndum de independencia el l de octubre, advirtiendo de antemano que no piensan aceptar las decisiones del Tribunal Constitucional. Es más, Carles Puigdemont le ha confesado al periódico Le Figaro que si el Constitucional le inhabilita no aceptará la decisión. Mientras el Gobierno, en el último Consejo de Ministros del curso, recurría ante el Constitucional la ley de reforma del Reglamento del Parlamento catalán que permitirá la aprobación exprés de la Ley de Referéndum (avalada ya por la firma del presidente Puigdemont y de todo su Gobierno) y las leyes de Transitoriedad, los partidos independentistas seguían con su plan, anunciando, además, que ya tienen las urnas y las papeletas preparadas.

El presidente del Gobierno, que tiene encendidas todas las alarmas hasta mediados del mes de agosto, cuando comiencen, de nuevo, las sesiones en el Parlamento catalán, ha dado instrucciones a todos sus ministros de que hay que trabajar coordinadamente y, sobre todo, con la máxima prudencia para no caer en la provocación que pretenden los independentistas. Y, sobre todo, con el móvil encendido y cargado. Por otra parte se han prohibido los viajes al extranjero y estarán especialmente localizados el ministro del Interior y el de Justicia. Las medidas que se tomen serán proporcionales y se irán graduando poco a poco, de acuerdo con el desarrollo de los acontecimientos. Todos están alertados y coordinados por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que tiene repartidas órdenes concretas sobre lo que hay que hacer en un caso de emergencia, para lo cual algunos de los ministros y altos cargos tienen que estar como máximo a dos horas de Madrid. Igualmente están advertidos los miembros del Consejo de Estado y del Tribunal Constitucional.

Mientras tanto, en la fachada principal del Ayuntamiento de Berga, tras la detención y absolución de su alcaldesa, Montse Venturós (CUP), por negarse a descolgar la estelada de la fachada del consistorio, un reloj digital sigue marcando los días que faltan para el referéndum con el que, según el consistorio, se alcanzará la independencia de Cataluña. El concejo bergadán ha decidido instalar un cronómetro digital que marca los días, horas, minutos y segundos que restan hasta el referéndum del 1 de octubre. El contador, que se colgó en la fachada del consistorio horas después de que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, anunciase la fecha y la pregunta –“¿Quiere que Catalunya sea un Estado independiente en forma de república?”– con la que se quiere consultar a los catalanes, está encabezado con la leyenda “Per democràcia, votarem! Referèndum 2017” y está acompañado... por una estelada.

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