Cataluña: casting de líderes, onanismo y peste

30 / 01 / 2017 Jesús Rivasés
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Si en 2016 la gran incógnita era conseguir una cierta estabilidad política, que se ha saldado con la victoria de Rajoy, el gran asunto de 2017 es la incertidumbre sobre qué ocurrirá en Cataluña, en donde el gran lío lo tienen los herederos de Convergència, mientras Oriol Junqueras espera su oportunidad. 

Inaugurada la era Trump, en España la gran incertidumbre es qué ocurrirá en Cataluña a lo largo de 2017. El gran problema de 2016 fue la estabilidad, pero parece superada, con Mariano Rajoy de gran triunfador. Avanza que incluso ve posible aprobar los Presupuestos Generales del Estado sin el PSOE. En la recámara guarda la baza de la prórroga combinada con la amenaza de convocar elecciones y centra la atención en el presidente de la Generalitat: “Le han dado –en Bruselas– el trato que se merecía”.

Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Raül Romeva, los tres tenores catalanes,  se fueron a la Eurocámara para pronunciar una conferencia en catalán, francés e inglés, mientras obviaban –como la Casa Blanca de Trump– el castellano, para pedir que la Unión Europea se implique en la solución de lo que ellos ahora denominan “el conflicto catalán”. Un acto de “onanismo político”, según el eurodiputado de Ciudadanos Javier Nart, que ha tenido una repercusión mínima más allá de los círculos independentistas, que llenaron con público afín y catalanoparlante el auditorio en el que actuaron los tenores catalanes que, además, también tienen sus propios rifirrafes.

Los antisistema de la CUP, cuya cabeza visible es Anna Gabriel, tienen en su mano asamblearia –que decidirá los próximos días– si apoyan o no los presupuestos catalanes y, por lo tanto, si hay elecciones anticipadas incluso antes de lo previsto. En el PDECat, heredero de Convergència, apuntan que eso es lo que de verdad quiere el líder de ERC y vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, al que acusan de estar siempre de perfil –de no tomar ninguna decisión que le pueda salpicar– y al que pretenden implicar en una hipotética convocatoria de referéndum para buscar su inhabilitación, como la que le puede caer a Artur Mas, que pasará por los juzgados dentro de unos días. Todo muy bizantino.

Junqueras, si hay elecciones, prefiere acudir a las urnas solo al frente de ERC y olvidarse del proyecto de Junts pel Sí. Ve la presidencia de la Generalitat al alcance de su mano. Luego, ya se verá. Además, ahora tiene línea directa con la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. El lío, diría Rajoy, y Junqueras es muy consciente, lo tienen en el PDECat. Puigdemont insiste en que no volverá a presentarse, aunque ya hay quienes lo ponen en duda. En cualquier caso, la intención declarada del presidente de la Generalitat obliga a su partido a elegir un líder, lo que casi, casi, les obliga a realizar un casting para tratar de dilucidar quién tiene más probabilidades de salvar los muebles electorales de lo que queda de la antigua Convergència. Tres mujeres y un hombre, Neus Munté, Mercè Conesa, Marta Pascual y Josep Rull están ya bajo los focos, muestran su mejor perfil y mueven los hilos, lo que en la práctica significa una pugna entre el independentismo socialdemócrata y un nacionalismo-soberanista más de centro burgués. Y si en Podemos hay quien plantea dar el voto a los mayores de 14 años para arrimar el ascua a su sardina, en el PDECat también conviven dos almas partidas por la brecha generacional. Un enredo “descomunal” como también diría Rajoy, en el que tampoco está descartado que Artur Mas participe en el casting de líder y lo gane.

Rajoy insiste en que “se cumplirá la ley” para afrontar el asunto catalán, al que define como “el mayor desafío a la unidad nacional”. Otros, como esas empresas que cada vez dejan más Cataluña para instalarse en otros lugares, buscan sus propias soluciones. Javier Vega de Seoane, presidente del Círculo de Empresarios –en donde también hay un buen número de socios catalanes– no se fue por las ramas horas antes de la actuación de los tres tenores en Bruselas. “Los empresarios huyen como de la peste”, dijo Vega de Seoane, de situaciones y lugares en donde no se cumple la ley, como ocurre en Cataluña, en donde la actitud de los dirigentes genera “inseguridad jurídica entre inversores y empresarios”.

El catalán Gabriel Tortella (Barcelona, 1936), quizá el mejor historiador económico español vivo, en su imprescindible obra colectiva Cataluña en España, historia y mito, parafrasea a otro ilustre historiador catalán, Jaume Vicens Vives, para escribir que las clases dirigentes catalanas se obstinan en luchar “contra la corriente histórica y esto suele pagarse caro”. Junto con otros coautores –José Luis García Ruiz, Clara Eugenia Núñez y Gloria Quiroga– defiende que no hay una “frontera claramente delimitada entre historia y mito, entre verdad y falsedad histórica”, que es lo que han aprovechado los líderes independentistas para, como apunta Nart, mirarse el ombligo, en Cataluña o en Bruselas.

Y la historia además, depara sorpresas y halla precedentes para todo. Otro historiador catalán, Josep Fontana, en su polémica La formació d’una identitat, una història de Catalunya (2014) arremete, por ejemplo, contra Fernando el Católico por admitir un sistema que permitiera la existencia de una red clientelar dirigida por Jaume De Torrent, quien “aprovechó su influencia para enriquecerse”. A lo que Tortella le replica que 500 años después, “la historia de enriquecimiento ilícito se repetiría con Jordi Pujol, su familia y su círculo”. Ahora, los antisistema de la CUP tienen la palabra, apoyan los presupuestos o empieza de verdad el casting electoral. En 2017, la incertidumbre es Cataluña.

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