En marcha hacia una nueva Francia

23 / 05 / 2017 Alfonso S. Palomares
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El presidente electo, Emmanuel Macron, pretende superar la dialéctica derecha-izquierda y sustituirla por la “unión de los razonables”. El país vecino se encamina hacia una nueva identidad todavía llena de incógnitas.

La canciller alemana, Angela Merkel, y Emmanuel Macron en Berlín el pasado 15 de mayo, durante la visita a Alemania del segundo. Foto: Guido Bergmann/Getty Images

No hay que razonar en los términos tradicionales de izquierda y derecha, ha repetido Emmanuel Macron de distintas maneras a lo largo de las dos campañas electorales a la presidencia, la de la primera y la segunda vuelta. Con el nombramiento de Édouard Philippe para el cargo de primer ministro quiere instalar en la práctica la superación de esa dialéctica y sustituirla por “la unión de los razonables”, de uno y otro campo.

Philippe ganó las últimas municipales en la ciudad de Le Havre con el 52% de los votos en la primera vuelta, una resultado notable considerando que en esa ciudad François Hollande había obtenido el 58% en las anteriores presidenciales y en la primera vuelta de estas últimas Jean-Luc Mélenchon ganó holgadamente con el 30%. Una ciudad, pues, que podemos calificar en el lenguaje clásico como “de izquierdas”.

Macron y Philippe no son amigos, se conocieron hace seis años y mantuvieron unas relaciones intermitentes, más bien distantes, pero tienen muchas cosas en común: los dos representan el cambio de generación, han salido de la Escuela Nacional de la Administración, son europeístas militantes y les apasiona la literatura y el oficio de escribir, incluso con pretensiones literarias. Conviene decir que en la designación de Philippe hay una cierta estrategia diabólica por parte de Macron, ya que es una carga de profundidad en el centro neurálgico de Los Republicanos, el partido de la derecha tradicional en el que militaba hasta ahora el alcalde de Le Havre. El desconcierto es total en el seno de la derecha y contribuirá a superar el sectarismo partisano, como dice Macron.

Liberalismo y socialdemocracia

Los primeros entusiasmos políticos del joven Philippe se desenvolvieron en la socialdemocracia de Michel Rocard, después se integró en las filas del centrista Alain Juppé, de quien sigue siendo un fiel seguidor. Lamentó que no ganara frente a Fillon y cuando se descubrieron las corruptelas del candidato de la derecha se puso abiertamente enfrente y se deslizó hacia Macron, a quien defendió de manera cerrada en la segunda vuelta frente a Marine Le Pen para salvar los valores de la República. Escribió en el diario izquierdista Libération unas crónicas sobre el proceso electoral en las cuales dejó algunas perlas irónicas sobre el nuevo presidente, diciendo que a veces parecía Jesús caminando sobre las aguas, curando a los ciegos o multiplicando los panes y los peces. Nada grave. Se considera un centrista que puede contribuir a combinar el liberalismo económico con las recetas de la socialdemocracia.

La vista y los intereses del presidente y del primer ministro están clavados en las elecciones parlamentarias del mes de junio, ya que necesitan un apoyo mayoritario en el Parlamento para gobernar. Muchos militantes y votantes socialistas ya se han pasado a Macron, el más significativo de ellos es Manuel Valls, aunque está en cuarentena provisional por razones estéticas. Estos días hemos visto declaraciones de exponentes socialistas apoyando las propuestas presidenciales. Desde la derecha, especialmente del círculo de Juppé, hablan del apoyo que deben prestar al dinámico optimismo que se respira en Francia. Cuando se cierre la segunda vuelta y veamos a este flamante Gobierno con tantas caras nuevas se podrá afirmar si verdaderamente ha nacido una tercera vía que supere los clichés históricos de izquierda y derecha. Son jóvenes e inteligentes, la juventud no dura siempre, la inteligencia dura y ayuda.

Europa, una Europa más unida y solidaria políticamente es el primero de los grandes retos. No priorizan Francia como los populistas de Le Pen o los aislacionistas del brexit, quieren que Francia sea lo primero con Europa y en Europa. La primera visita ha sido a Alemania, para la Europa que defienden Alemania es vital, pero con unas nuevas políticas que no aumenten la desigualdad entre el Sur y el Norte y la necesidad de luchar todos para que no haya desigualdades tan escandalosas entre unos y otros, ya que esa es la raíz y el caldo de cultivo de los populismos extremistas. 

Preguntas en el aire

Los socialistas pasan por una crisis evidente, visualizada en los resultados electorales. En cuanto a la derecha, su división se hará más patente tras las elecciones parlamentarias y ya no la podrán disimular cuando elijan al futuro líder del partido, con un Nicolas Sarkozy fuera de juego y un Fillon desprestigiado ¿Qué hará Juppé? ¿Apoyará a su colaborador de hace unos días? Hay muchas preguntas en el aire, que se irán despejando con el tiempo.

No se trata de una fusión ideológica, se trata de la suma de las dos orillas del pensamiento y del sentimiento. Tampoco es una cohabitación aunque uno sea de un partido y otro de otro, es una alianza en una nueva identidad. No cabe duda que Philippe defenderá las propuestas básicas de En marcha!, el movimiento de Macron. En su toma de posesión dijo: “Los normandos somos violentamente moderados y a veces terriblemente conquistadores”.

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