Muchos más riesgos que ganancias

11 / 01 / 2018 Alexandra Suich Bass (San Francisco)
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La irrupción de capital complica invertir en start ups.

Arriesgarse quiere decir asumir una cuota de peligro. Y la impredecibilidad inherente a la inversión en tecnologías es lo que le da su nombre a la moderna industria del capital riesgo. Pero en los últimos años, a medida que los inversores han perseguido con ahínco los grandes beneficios que puede otorgar la industria tecnológica, el riesgo percibido acerca del peligro de invertir en start ups ha bajado. Con los tipos de interés cercanos a cero, hay pocas alternativas que ofrezcan rentabilidades tan altas como las start ups. Y es que la atracción de la tecnología reluce intensamente, como la pantalla de un smartphone en medio de la oscuridad.

En 2018 los inversores aprenderán que la inversión en tecnología puede contener grandes promesas, pero que no estarán exentas de riesgo. Cabe esperar que el año que empieza veamos desaparecer alguna de las principales start ups. Esto servirá de recordatorio y advertencia para estos eufóricos inversores.

De una manera perversa, la popularidad de las tecnológicas será uno de los grandes motivos que expliquen por qué el clima de inversión se revelará como lleno de riesgos. Antes, las mejores inversiones de Silicon Valley solían correr a cargo de un reducido grupo de inversores de capital riesgo de Sand Hill Road que tenían capacidad para adquirir una gran cantidad de participaciones en start ups a precios relativamente bajos. Pero ahora muchos inversores nuevos en el sector, desde fondos soberanos a grandes compañías, están invirtiendo enormes sumas de dinero en empresas no contrastadas, y con ello están disparando los precios. Esto no solo podría reducir las rentabilidades que perciben los inversores tecnológicos tradicionales, que ahora han de pagar más por las participaciones; también podrían dañar las propias perspectivas de éxito de las start ups.

Tomemos como ejemplo a Uber. Una de las razones de por qué 2017 ha sido un mal año para la empresa es que ha tenido acceso a tanta liquidez que se olvidó de ser disciplinada. Así, tras convertirse en la start up más valiosa de Estados Unidos, Uber aceptó los 3.500 millones de dólares (2.970 millones de euros) del fondo soberano de Arabia Saudí.

En 2018 seguirá entrando dinero a espuertas en el sector. Como ejemplo extremo hay que destacar a SoftBank, una compañía japonesa que ha creado un fondo de 100.000 millones de dólares (85.000 millones de euros) para invertir en tecnológicas. Dados sus fondos, SoftBank ha de realizar grandes inversiones, lo que está distorsionando la cantidad de capital que las start ups han de incrementar para seguir creciendo.

Cuanto más dinero inyectan los grandes inversores en este tipo de operaciones, más tiempo se pueden mantener como sociedad privada y evitar una oferta pública de venta. Esto hace que pase más tiempo antes de que las empresas de capital riesgo puedan obtener retornos y hace por tanto sus inversiones aún más arriesgadas.

Inversores alegres, rentabilidades tristes

Algunos sectores de la industria tecnológica como la inteligencia artificial se han vuelto tan populares que se hace difícil invertir en sus start ups debido a que las valoraciones son demasiado altas, y ello a pesar de que muchas de ellas no presentan beneficios.

También se ha complicado el ser un inversor tecnológico astuto, ya que tras el auge de los dispositivos móviles y de la nube está lejos de ser obvio cuál será la próxima plataforma en triunfar. Por ello algunos expertos en detectar empresas prometedoras de software e Internet empiezan a dirigir sus pronósticos a empresas de biotecnología y de diagnóstico médico, aunque en tales ámbitos no tengan experiencia y el éxito no esté garantizado. Esta estrategia conducirá a muchas firmas de capital riesgo y a turistas tecnológicos a realizar malas operaciones. Y es que en 2018 muchos inversores eufóricos no deberían sorprenderse de obtener rentabilidades tristes.

Alexandra Suich Bass: jefa de Tecnología en Estados Unidos de The Economist 

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