El niño
04 / 08 / 2014 Alicia Castro
No sé ustedes pero yo no conozco ningún crío de 16 años que, cuando ve un fotógrafo, lo insulta de manera muy soez. Antes había uno, de apellido Lequio, pero creció y dejó de hacer gilipolleces. Tampoco conozco ningún chaval de esa edad que suspenda dos veces el mismo curso y al que su familia meta en un severo internado veraniego, para que estudie... más o menos quince días, porque, claro, cómo le vas a quitar al chico el veraneo en Palma de Mallorca. El muchachito, además, ha salido matoncillo: amedrenta a su primo Pablo, tres años menor que él y que parece San Luis Gonzaga, de guapo y de bueno. Menos mal que está la abuela Sofía para darle cuatro voces a este chulito de Froilán. Ay, si no fuese por las abuelas.