TIEMPO cuenta la historia de mujeres famosas que vencieron el cáncer

25 / 02 / 2011 0:00 POR CELIA LORENTE
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No saben si son valientes, lo que sí saben es que tienen ganas de vivir y que no tienen por qué esconderse. Ellas son el ejemplo de que el cáncer de mama, una enfermedad que afecta a una de cada diez mujeres, puede curarse.

Esta semana el anuncio público de Esperanza Aguirre explicando que tenía un tumor en el pecho y debía ser operada, sorprendía a todos. La presidenta madrileña, visiblemente emocionada, hacía pública su enfermedad concretando que tenía “un buen pronóstico, por suerte”. Esperanza ha sido operada con éxito en el Hospital Clínico San Carlos y no tiene ningún ganglio afectado, por lo que no tendrá que someterse a quimioterapia, aunque tendrá que permanecer unos cuantos días, como ella misma ha dicho en su peculiar tono castizo, “fuera de la circulación”. La dirigente madrileña ha aprovechado la ocasión para hacer un llamamiento a las mujeres para que se hagan las revisiones ordinarias que mandan sus ginecólogos. “Hay muchos descubrimientos y prácticamente es curable en todos los casos, pero hace falta hacerse las revisiones”, ha insistido Aguirre.

Su compañero y a veces contrincante, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha confesado también que conoce “por experiencia” esta enfermedad -su mujer, Mar Utrera, tuvo el pasado año un bulto en el pecho del que también fue operada- y ha querido lanzar el mensaje de que, “por muy fuerte que suene su nombre”, es una enfermedad “que se cura”. En España cada día 44 mujeres son diagnosticadas de cáncer de mama, una enfermedad que es la principal causa de mortalidad entre el sexo femenino. Además, su incidencia ha aumentado en los últimos años en los países desarrollados, en donde una de cada diez mujeres se verá afectada por la enfermedad. El diagnóstico precoz es la mejor arma contra este tipo de cáncer, ya que el porcentaje de curación de los tumores de mama que se detectan en su etapa inicial es superior al 90%.

La presidenta madrileña no es la única afectada ni la primera en admitir su dolencia. Otras mujeres dedicadas a la política han decidido hacer pública su enfermedad. Es el caso de la expresidenta del PP en el País Vasco, María San Gil, que en 2007 abandonó de manera temporal su actividad aquejada de un carcioma in situ (cáncer que todavía no ha invadido), como el que le han operado a Esperanza. La política tuvo que someterse a una intervención quirúrgica que resultó satisfactoria, aunque le supuso no poder participar entonces en la campaña electoral de las municipales de mayo de 2007 y la tuvo dos meses de baja. La presidenta de la Comunidad de Madrid, aunque está a tres meses de las elecciones, ha asegurado que en 10 días estará “dando guerra”. Como Esperanza, María San Gil hizo en su día un llamamiento a las mujeres: “La prevención garantiza en muchos casos una curación del cien por cien. Las revisiones pertinentes permiten, como en mi caso, que haya un diagnóstico magnífico y que dentro de unos meses pueda volver a estar con todos ustedes y a incorporarme a la actividad pública y política”. San Gil volvió, aunque temporalmente, ya que finalmente fueron sus desavenencias con Mariano Rajoy y no su salud las que hicieron que se decidiera a abandonar la política en 2008. Curiosamente fue Esperanza Aguirre quien entonces le ofreció un puesto en Madrid que ella rechazó. La política vasca ahora no desarrolla ninguna actividad pública salvo sus esporádicas colaboraciones con, la Fundación para el Análisis y Estudios Sociales (FAES), vinculada al PP.

Entereza de espíritu.

Y aunque el cáncer no es de izquierdas ni de derechas, otra política del PP, la ministra de Asuntos Exteriores en la última legislatura del Partido Popular, Ana Palacio, superó otro tumor de mama que le diagnosticaron en el año 2000 y del que fue operada en Estados Unidos. Ella nunca ocultó su enfermedad ni los efectos de la quimioterapia en su aspecto. Muchas personas de todo el espectro político admiraron entonces su vitalidad y su entereza de espíritu y con ellas se granjeó la simpatía de sus compañeros en el Parlamento Europeo. Pelada al rape o con pañuelos cubriéndose la cabeza y enzarzada en los debates en Bruselas o Estrasburgo, su imagen dio la vuelta al mundo. El Wall Street Journal, en un artículo titulado La abogada de Europa, la incluyó en octubre de 2001 en su lista de las 12 personas más influyentes en el mundo de los negocios. Fue nombrada vicepresidenta del Banco Mundial y abogada general del mismo el 16 de junio de 2006. Presentó la renuncia al cargo el 4 de marzo de 2008 y, posteriormente, en junio del mismo año, fue nombrada vicepresidenta del grupo público francés de tecnología nuclear Areva. Su situación familiar también ha estado tristemente vinculada a esta enfermedad con la muerte a los 56 años de su hermana Loyola de Palacio -exministra de Agricultura y la primera española en ser vicepresidenta de la Comisión Europea- de un cáncer fulminante.

Y una socialista en este caso, Maru Menéndez, portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid, nacida en Ferrol hace 51 años, también superó un cáncer de pecho que le diagnosticaron en 2004. En cuanto se enteró de la enfermedad de Esperanza Aguirre, la llamó por teléfono para trasladarle su experiencia personal y para enviarle todo su “ánimo” y “energía positiva”. Maru Menéndez ha destacado que Aguirre no va a tener que pasar por el proceso de quimioterapia, “que es muy duro y que es lo que realmente afecta muchísimo y machaca mucho físicamente”. También ha subrayado que es “muy importante la detección precoz”, para lo que es necesario que “funcionen todos los sistemas sanitarios, de manera que se puedan realizar a todas las mujeres las revisiones y las pruebas correspondientes para poder detectar con la mayor prontitud posible cualquier incidencia de esta

naturaleza”.

Detección precoz.

Otra gallega y socialista, la teniente de alcalde del Ayuntamiento de Pontevedra, Teresa Casal, también ha querido recientemente hacer pública su enfermedad “para concienciar a las mujeres de la importancia que tiene la detección precoz del cáncer de mama”. La portavoz socialista hacía público a finales del mes de noviembre que dejaba temporalmente la política para tratarse de un cáncer de mama e hizo un llamamiento para que todas las mujeres acudan a los programas de detección precoz. “El cáncer es una enfermedad que nos asusta a todos solo con escuchar su nombre, y hoy en día debemos entenderla como una enfermedad más que es dura en sus tratamientos y por el impacto con el que la recibimos, pero que es una enfermedad que se cura. Y eso es lo importante”.

La hija menor del expresidente del Gobierno Adolfo Suárez, Sonsoles, también lleva años luchando contra la enfermedad, un cáncer de mama que no solo ha vivido en carne propia sino que le ha arrebatado primero a su abuela, después a su madre, Amparo Illana, y por último a su hermana mayor, Marián. Su coraje es un ejemplo para todas las mujeres que se encuentran en una situación similar. Ella es una mujer muy discreta, a la que no le gusta significarse pero que tiene un gran sentido de la solidaridad que le ha llevado a colaborar asiduamente con la Asociación Española Contra el Cáncer o a viajar a Mozambique, donde permaneció tres años colaborando en ayuda humanitaria con fundación CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado).

A la bailaora flamenca y coreógrafa Cristina Hoyos también le detectaron un cáncer de mama que ha superado. “Me ha tocado’, pensé, pero no tuve miedo. Pensé en mis hermanas, en la mayor, Dolores, que murió, pero enseguida me dije: ‘Ha habido suerte de que me haya tocado a mí, que soy la más fuerte de todas ellas’. Así que al momento dejé a un lado todas las lamentaciones y dije: ‘Vamos p’alante, a solucionarlo”. La artista plasmó su experiencia como paciente en un libro que precisamente tituló ¡Ánimo p’alante! En él cuenta todo el proceso que ha tenido que vivir desde que se notó un bulto en el pecho. “Fue el 1 de diciembre de 1996, en una fiesta de despedida de Nacho Duato en Madrid porque dejaba de bailar”, recuerda la artista. “Tita, ¿qué le decimos a la prensa?”, le preguntó su sobrina y mánager. “Que Cristina Hoyos tiene cáncer de mama y punto”, respondió tajante. Como ella misma relata, “hoy en día tener un cáncer de mama no es ninguna vergüenza”. “Es una enfermedad como otra y debemos ser nosotras, las afectadas, las que le restemos trascendencia explicando nuestra experiencia y demostrando que no pasa nada”, continúa. Y es que, como señala la doctora Lluch,

que colabora en el libro de la bailaora, “un mayor conocimiento de la enfermedad, así como de la eficacia y el beneficio de los diferentes tratamientos, junto con el avance positivo de los resultados, ha ido destruyendo el tabú de la enfermedad maldita, asimilada indefectiblemente a muerte”. Es lo que ella denomina, el “cambio sociológico” del cáncer. “No estoy enferma, solo operada de cáncer”, afirma Cristina Hoyos.

Una de las abanderadas contra el cáncer de mama se llama Luz Casal. La cantante aprovechó el día mundial contra el cáncer el pasado 4 de febrero para ofrecer en la capital de España el tercer concierto de una gira que ha retomado llena de energía tras superar un segundo tumor en el pecho. “Tengo la certeza de que hay mucha gente entre el público que forma parte de un grupo al que pertenezco desde hace cuatro años”, afirmó la cantante gallega durante este concierto, y habla de la satisfacción de haber logrado “un sueño” al llenar el pabellón Madrid Arena, con capacidad para 10.000 personas.

Madre e hija.

Y uno de los rostros más populares de la gran pantalla y de la televisión de nuestro país durante décadas, Laura Valenzuela, también tuvo que enfrentarse en 2005 a un cáncer. Fue durante una revisión cuando los médicos la alertaron tras detectar un quiste en su pecho. Laura Valenzuela decidió que había que actuar de inmediato, por lo que viajó a Houston con su hija, Lara Dibildos, donde le realizaron una operación quirúrgica para extirparle ese tumor. Doce años antes había viajado también a Houston para que su hija Lara se operara de un cáncer de tiroides cuando tenía tan solo 20 años, y que también ha superado. Por sus dos duras experiencias, Laura Valenzuela asiste frecuentemente para colaborar en la lucha contra la enfermedad a los actos de la Asociación Española contra el Cáncer.

Y tras 25 años en los escenarios, Encarna Salazar, mitad del dúo Azúcar Moreno, anunciaba en 2007 su retirada temporal debido a un cáncer de mama. Había conocido la noticia durante una revisión periódica, se operó inmediatamente y empezó a recibir quimioterapia. Un año después reaparecía totalmente recuperada y había cambiado su larga melena morena por un bonito pelo corto. “Cuando salí de mi operación pensé: ‘¡Me parezco a Yoda, el de La Guerra de las Galaxias!’ En ese momento supe que no sólo tenía que luchar contra la enfermedad, sino también por mi dignidad y luego, poco a poco, empecé a mirarme al espejo y a reconocerme. Pero tenemos que sentirnos fuertes para poder hacerlo”.

Todas estas mujeres son ejemplo de superación pero también otras de fuera de nuestras fronteras y que tampoco se consideran víctimas sino triunfadoras frente al cáncer de mama, como las cantantes Killie Minogue, Sheryl Crow, Toni Braxton o Anastacia. También la actriz Cynthia Nixon, conocida por su papel de Miranda Hobbes en Sexo en Nueva York; Olivia Newton-John, la entrañable protagonista de Grease; o dos de las actrices de la popular serie Los Angeles de Charlie, Jaclyn Smith y Kate Jackson; o la modelo y presentadora holandesa, Sylvie, esposa del jugador de fútbol Rafael Van der Vaart.

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