Más espías en Cataluña

08 / 01 / 2014 12:41 Fernando Rueda
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El órdago soberanista potencia la presencia de miembros de la Policía Nacional y del CNI dedicados a labores de inteligencia relacionadas con los círculos independentistas.

Los datos al acabar 2013 son concluyentes: en los dos últimos años las direcciones de la Policía Nacional y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) han potenciado su presencia en Cataluña, coincidiendo con el órdago soberanista llevado a cabo por el presidente de la Generalitat, Artur Mas.

La Policía está sufriendo desde el año 2010 una reducción drástica de personal, con jubilaciones y pases a la reserva que superan en más de 3.000 a los ingresos de personal procedente de la academia. En 2012 había 71.387 policías en activo, que en 2013 se quedarán en 67.906 y en unos 64.500 en 2014. Esta reducción no ha sido igual en todas las autonomías y una se ha llevado un importante porcentaje de las nuevas incorporaciones: Cataluña. En 2012 fueron 546 los agentes y 233 en 2013, un porcentaje cercano al 50% del total de nuevos policías.

Un aumento que es proporcional al que se produce en el despliegue de la Guardia Civil en Cataluña, algo igual de significativo pues la Benemérita también está viendo cómo en los últimos años se ha reducido considerablemente su personal.

Según fuentes policiales, en Cataluña se ha potenciado la inteligencia operativa. Hay un mayor número de funcionarios dedicados a la captación de información de inteligencia en la Brigada Provincial de Información así como en Asuntos Internos. Las cuestiones que les interesan tienen mucho que ver con la lucha contra el terrorismo y la delincuencia, aunque en Cataluña muchos creen que están muy volcados en los asuntos relacionados con las actividades independentistas.

La constatación del aumento de agentes del CNI no se puede hacer a través de los mismos mecanismos que los de la Policía, pues el número de agentes y su distribución geográfica se consideran datos sensibles, y están protegidos por la Ley de Secretos Oficiales.

Fuentes cercanas al servicio de inteligencia estiman en 40 los agentes que había en Cataluña antes del inicio del órdago soberanista, dedicados en una parte considerable a la lucha contra el terrorismo islamista. Para afrontar esta amenaza, el mayor despliegue se producía en Barcelona y en Lérida, ciudad esta última que ha contado con una de las mezquitas más radicales de España, a cuyo alrededor se ha detectado la mayor presencia de radicales islamistas.

Operación Tenedor.

Fue en la época del anterior director, Alberto Sainz –segunda mitad de la pasada década–, cuando se tomó la decisión, adelantada por Tiempo, de subir el rango de la delegación en Cataluña y convertirla en división. La explicación era el terrorismo islamista, pero también la mayor presencia de agentes de servicios secretos aliados, como la CIA y el Mosad, a los que había que vigilar. Y también la reactivación de la operación Tenedor y otras similares para investigar los movimientos políticos en Cataluña.

Algo más de dos años después, las mismas fuentes hablan de 70 agentes destinados en la autonomía de una forma permanente, lo que supondría casi duplicar sus efectivos. Pero también ha aumentado la presencia de los agentes que suben desde Madrid para llevar a cabo misiones operativas concretas y que luego regresan a sus bases una vez cumplidas. Una forma de trabajar típica del servicio secreto, que de esta forma hace que los trabajos más complicados y conflictivos, como seguimientos de objetivos o penetraciones clandestinas en pisos para colocar micrófonos o copiar documentos, sean llevadas a cabo por los agentes mejor preparados.

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