Los Solans: una multinacional del sueño

16 / 03 / 2016 Miguel Cifuentes
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Borja y Álvaro Solans, la tercera generación de la familia, llegan al poder y heredan el imperio colchonero de Pikolín.

El presidente de Pikolín, Alfonso Solans, delante de un retrato en el que aparece la saga al completo de los fundadores de la multinacional aragonesa.

Nadie pensó en Zaragoza que los nietos de un modesto camero de la ribera del Ebro serían los reyes de la colchonería en España y Europa. Tampoco que fabricarían colchones en China y Vietnam. Pero los milagros suceden y este es el caso de la familia Solans, los propietarios de la firma Pikolín.

Para empezar, tiene mérito poner un pie en China (1.500 millones de habitantes) y el Sudeste Asiático, aunque sea con dos pequeñas fábricas, en un continente donde la mitad de la población duerme en el suelo, en tatamis y mantas. Pues es lo que ha hecho el fabricante de colchones y camas Pikolín, que ha dado vida a una historia de éxito empresarial a la vera del Ebro y a la sombra de El Pilar. Aso sí, han tenido que pasar 66 años y tres generaciones para lograr ser el líder en España y el segundo grupo europeo de productos de descanso, con presencia también en Asia y Latinoamérica.

La historia familiar empezaba en 1948, en un modesto taller de camas en el Arrabal del Ebro y no ha parado hasta convertirse en una multinacional a partir de los años 90 del siglo pasado. La actual corporación industrial, en la que van a coger el timón Borja y Álvaro Solans, la tercera generación, no tiene nada que ver con el taller artesano del bisabuelo Solans, a principios del siglo XX.

Los Solans son una saga de cameros, propietarios de una catedral de la colchonería a la orilla del Ebro. Exhiben en Zaragoza la mayor factoría de Europa de productos para el descanso. Fabrican cada año 1,7 millones de colchones, 625.000 bases de camas y 700.000 almohadas, suficiente material como para llenar unos cuantos estadios de fútbol. También lideran la fabricación y venta de camas para hospitales y geriátricos, tras adquirir la firma Hidráulicas Pardo. Y todo ello como empresa familiar, sin socios externos y sin salir a bolsa para buscar dinero de inversores de fuera.

La crisis de los últimos años también ha hecho mella en el sector del mobiliario del hogar y los Solans han logrado vadear el recorte de gastos de los consumidores españoles lanzándose hacia el mercado internacional. “Hemos sufrido la crisis de la construcción y la vivienda, nuestro mercado principal, pero hemos eludido los peores impactos con nuestra internacionalización”, reconocen en la firma. Eso explica que en los últimos 20 años hayan adquirido marcas y empresas en Europa y Asia. Esa estrategia se complementa con una hábil política comercial de marcas. Es el caso de Latinoamérica, donde tienen acuerdos de comercialización de marcas y donde, antes o después, aterrizarán. El salvavidas ha sido el mercado mundial. La empresa vende fuera de España el 70% de su producción. 

Sea como fuere, Pikolín es la historia de un milagro. La firma lidera hoy el sector en España y Francia con un 28% y un 30% de cuota de mercado, respectivamente. Domina desde los años 90 el mercado en Portugal y ha entrado en China y Vietnam tras adquirir Dunlopillo, una firma internacional. La empresa factura más de 350 millones de euros anuales y emplea a 2.500 personas. Tiene 13 marcas comerciales que venden en Europa, Asia y Latinoamérica.

Tesón aragonés.

En este negocio nada ha caído del cielo. El abuelo Solans Serrano, fundador de la firma y presidente entre 1948 y 1996, demostró una audacia y un tesón muy aragoneses. Liquidó los viejos somieres y camas de tubo y entró de lleno en el invento de los muelles en los colchones, los somieres de lamas de madera, los nuevos materiales textiles y otras sofisticaciones. Todo esto, que hoy nos parece natural, no lo era en absoluto en los años 50, 60 y 70 del siglo pasado.

La expansión internacional tiene nombre y ese es el de Alfonso Solans Solans, de 65 años. Se trata del actual presidente de Pikolín, una mezcla explosiva de audacia y visión internacional. Estudió y trabajó en Estados Unidos, lo que le inyectó en vena la idea de que el mercado es global. La historia familiar la explica en cuatro palabras. “Somos tres generaciones de cameros. Mi abuelo empezó de modo artesanal y siguió mi padre, tras la Guerra Civil. Hicimos el camino desde las camas de tubo y somieres de hierro hasta la industria moderna que levantó mi padre entre los años 50 y 90. Así llegamos a la actual industria del descanso, fruto de la I+D y la innovación tecnológica”. Nada es lo que parece, hacer colchones no es tan simple. “Esta industria es ya un sector tecnificado. Damos servicios de descanso sofisticados, adaptados a muchas necesidades, a distintas condiciones físicas y edades. Pasamos un tercio de nuestra vida en la cama, un producto en el que vale la pena invertir. Hacer camas y colchones ya no es cualquier cosa”.

El espejo en que siempre se ha mirado es su padre, Alfonso Solans Serrano, presidente de la firma entre 1948 y 1996. Empezó a trabajar con su padre, el abuelo de Alfonso Solans Solans, con 17 años, pero abandonó el nido familiar del progenitor para montar una fábrica por su cuenta, en 1948, en el Arrabal zaragozano. Fabricaba camas de latón niqueladas, cuando se enviaba la chatarra al extranjero para hacer hierro. El tercer Solans, el actual presidente, repitió la historia de su padre. Rompió por diferencias profesionales en 1988 y se buscó trabajo fuera de la firma familiar. Dirigió empresas de restauración y asfaltos, aunque en 1996 también regresó a la empresa familiar.

De cualquier manera, está más que acreditado que Pikolín es obra de Alfonso Solans Serrano, nacido en 1923 y muerto en 1996. Fue reconocido toda su vida como empresario de éxito y también como presidente del Real Zaragoza Club de Fútbol. Se le recuerda como “el abuelo Solans”, apelativo cariñoso para el que fue el presidente con más triunfos futboleros.

Desde el arrabal del Ebro.

  Todo el mundo en Zaragoza recuerda al personaje, audaz e hiperactivo. Compatibilizaba el trabajo con la carrera de Derecho y nada más terminar, sin apenas experiencia, se lanzaba a la aventura empresarial en 1948. En los años 50 inventaba la marca Pikolín y empezó a fabricar colchones de muelles, toda una revolución en la época. En 1959 adoptó este nombre tras varios viajes de negocios a Italia. “Pikolín no es una marca creada por ningún publicitario. Sale de Picolino, el nombre de un restaurante de Bolonia, donde él comía habitualmente. Le gustó como marca, acortó el nombre, le puso la K, una letra muy publicitaria, y así nació la marca que da nombre a la empresa desde 1973”, recuerda su hijo.

Solans Serrano abandonó la vieja colchonería y se metió de cabeza a fabricar colchones de muelles. Montó una red comercial y comenzó la expansión con sucursales por toda España, una red de tiendas que hoy se llama Bed’s. En 1973 Pikolín era ya una firma conocida. “A mí plin, yo duermo en Pikolín”, fue la frase central de un anuncio que dio la vuelta a España, y que fue inventada no por un publicitario, sino por un mecánico de ruedas de una gasolinera donde repostaba habitualmente Solans padre. La firma cumplía 25 años en 1973 y, coincidiendo con ese aniversario, levantó una factoría gigantesca en la autovía de Logroño, en Zaragoza. El complejo industrial lo integran cuatro naves y una torre de oficinas, 24.000 metros construidos, que hoy suman más de 180.000 metros cuadrados. Desde esa torre los Solans empiezan a ver el mercado internacional, aunque no lo atacan hasta 1988, cuando se instalaron en Portugal.

Entre 1973 y 2015 Pikolín no ha dejado de innovar. Hay hallazgos notables como el somier de lamas Fibermaster o el bloque de muelles Normablock. Innovación es aplicar la ergonomía a la necesidad del descanso, las exigencias de lumbares y cervicales, de enfermos y sanos. Algo ha cambiado en el mundo cuando se pagan 600 o 700 euros por un colchón, que dura diez años. Como repite Alfonso Solans, “pasamos un tercio de la vida durmiendo. Merece la pena gastar en el descanso y en la calidad de sueño”.

La expansión internacional es obra del presidente de la compañía, que ha forzado la máquina, incluso en plena crisis. En 2002 entraba en Francia con la firma Cofel, una joint venture con la compañía belga Recticel. Esta firma tiene cinco factorías y fabrica las marcas más conocidas de Francia como Bultex, Epeda, Lattoflex y Swissflex. Con esta plataforma dio un salto espectacular hacia el liderato en Europa. Esa estrategia se combina con la compra en España de marcas y empresas. Así, en 2004 compraba la marca Sema, una firma reconocida, y en 2006 adquiría Smatex, que fabrica Dunlopillo en España y Portugal. En 2009, Pikolín era ya el segundo grupo industrial de descanso de Europa al hacerse definitivamente con la propiedad de Cofel, primer fabricante francés.

El futuro está en Asia.

El último salto internacional es la compra de Dunlopillo, una filial del grupo Sime Darby de Malasia, que vende sus productos en 15 países del Sudeste Asiático. En el lote entran fábricas en China y Vietnam, lo que supone otro salto cualitativo. Esta estrategia se complementa con el inicio de la diversificación en 2012, al comprar la empresa Hidráulicas Pardo, líder en España en camas articuladas para hospitales y geriátricos, en dura competencia con gigantes americanos. Ese mismo año Pikolín entraba en Italia mediante una joint venture bautizada como Literie Italia, con el líder italiano del sector, la firma BIT.

Alfonso Solans, presidente de Pikolín, no ha llegado hasta aquí sin esfuerzo. Estudió Ciencias Económicas en San Sebastián (Universidad de Deusto). Completó sus estudios con un máster en la Universidad de Nueva York y en el Instituto de Administración y Gestión (IAG) de París. Durante su estancia en Estados Unidos Solans trabajó en Eclipse Sleep Products, una firma de colchones norteamericana.

Y ahora toca relevo. Llega la tercera generación de la familia. Se trata de Borja Solans, de 37 años, y Álvaro Solans, de 35, los hijos del actual presidente. Son vicepresidentes desde el año 2013, con responsabilidades de gestión. Los dos han estudiado Ciencias Empresariales y han cursado un máster en el IE Business School.

Borja, el mayor, que habla dos idiomas y se inicia en chino mandarín, es responsable de los negocios en Asia. Desde la torre de oficinas de Pikolín en Zaragoza no solo se ve el Ebro, se ve el mapamundi. Ese es el reto que el padre señala a Borja y Álvaro Solans, agarrados ya al timón de esta multinacional aragonesa. El sueño de Pikolín es que media Asia, China, Malasia, Singapur, Hong Kong, duerma en sus colchones. De momento tienen allí un pie, modesto, pero prometedor. 

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