La insólita evolución política de Verstrynge

07 / 07 / 2014 Antonio Rodríguez
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Su trayectoria ha transitado de la extrema derecha a la extrema izquierda. Por el camino se convirtió en asesor de Hugo Chávez en Venezuela y en padre ideológico de Pablo Iglesias (Podemos).

En la autopista del pensamiento político, casi todo el mundo ha ido transitando por su carril para pasar de la izquierda a la derecha a lo largo de su vida. El exministro y hoy número dos de la compañía OHL, Josep Piqué, militó en su juventud en organizaciones como el PSUC, de ideología comunista, y de extrema izquierda, como Bandera Roja, organización maoísta en la que también estuvieron la hoy eurodiputada popular Pilar del Castillo o el periodista Federico Jiménez Losantos.

El historiador Pío Moa, vilipendiado hoy en día por la izquierda por sus libros sobre la Guerra Civil y el franquismo, estuvo de joven en el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), un movimiento marxista-leninista que se había escindido del Partido Comunista de España (PCE) y que abogaba por la lucha armada contra el régimen de Franco. Otro caso paradigmático es el del escritor Fernando Sánchez-Dragó, miembro del PCE en su juventud y que por su actividad opositora contra la dictadura tuvo que cumplir 16 meses de cárcel y exiliarse de España durante siete años.

Este viaje iniciático de la izquierda a la derecha política también la vivió el hoy presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso. Tras la Revolución de los Claveles portuguesa militó en la Federación de Estudiantes Marxistas-Leninistas, apéndice estudiantil del Movimiento para la Reorganización del Partido del Proletariado (MRPP), un grupo maoísta radical que pugnaba por la primacía de la extrema izquierda con el Partido Comunista Portugués (PCP) cuando la URSS y China se habían enemistado.

Lo que le hace diferente a Jorge Verstrynge Rojas (Tánger, 1948) es haber entrado en dicha autopista en sentido contrario, a lo kamikaze. Su punto de partida fue el fascismo; sus paradas intermedias, la Alianza Popular de Manuel Fraga, el PSOE de Felipe González y la Izquierda Unida de Francisco Frutos; para terminar hoy en día en los movimientos antisistema surgidos del 15-M y cuyo resultado más visible ha sido Podemos, la formación liderada por profesores de las facultades de Ciencias Políticas y Filosofía de la Complutense que han crecido, políticamente hablando, en sus clases. Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero fueron alumnos suyos.

¿Cómo es posible ese transformismo político en Verstrynge? Las primeras respuestas están en su adolescencia marroquí y argelina. Su padre biológico, Willy Verstrynge-Thalloen, había sido pronazi durante la II Guerra Mundial. Tras la contienda se fue al Congo y terminó en Tánger, por aquel entonces bajo el control administrativo de Naciones Unidas. Era antisemita y seguidor de su compatriota Leon Degrelle, cabeza visible del fascismo belga que acabó exiliado en España bajo la protección de Franco.

Sus padres se separaron y Verstrynge dio con sus huesos en la Argelia francesa, en la que había un movimiento descolonizador muy fuerte que amenazaba la esencia del imperio colonial francés. Su padrastro, René Mazel, era un comunista francés al que en 1947 habían expulsado a la citada Argelia. La cabeza del joven Verstrynge desemboca por tanto en una situación esquizofrénica, de doble personalidad, en la que creía firmemente que el imperio francés debía seguir existiendo y, al mismo tiempo, evoluciona en lo económico a posiciones estatalizantes como nacionalizar la banca o las compañías de seguros.

El nacional-comunismo.

Con 18 años empieza su carrera política en el neofascismo galo para bascular después hacia el llamado nacional-comunismo, según confiesa en su libro autobiográfico Memorias de un maldito. ¿En qué consiste esta teoría política? En que no es posible una revolución socialista si el país no es independiente de todo lazo económico.

Verstrynge se hace proteccionista en el terreno comercial y se muestra fascinado por la figura del general De Gaulle, que en los 60 defendía un sistema de economía dirigida en el que los intereses del Estado y de sus ciudadanos estuviesen por encima de las prácticas del libre mercado. En política, el primer presidente de la V República fue un soberanista que se enfrentó a Estados Unidos y sacó a Francia de la estructura militar de la OTAN tras hacerse con la bomba atómica. Esta teoría del nacional-comunismo la encarna hoy en día, con algún matiz que otro, el socialista galo Jean-Pierre Chevènement, ministro con Lionel Jospin y que dimitió por su oposición a la guerra de Irak.

Cuando Verstrynge llega a España en las postrimerías del franquismo, se declara admirador del ministro falangista José Antonio Girón y coquetea con el grupúsculo neonazi Círculo Español de Amigos de Europa (Cedade), fundado en Barcelona en la década de los 60 y pionero del neofascismo español. Bajo estas inocentes siglas se escondía una ideología neonazi que exaltaba la Europa de las etnias en que se dividiría la raza aria. Cedade se oponía al capitalismo y al comunismo por igual, y abogaba por un nacionalismo español etnicista y europeísta.

Conoce al aperturista Fraga.

Fue alumno de Manuel Fraga en la universidad, donde comenzó a colaborar con la figura más aperturista del régimen en el llamado Gabinete de Orientación y Documentación SA (Godsa), una de las pocas formaciones que superaron el tamiz de la ley de asociaciones con las que el régimen de Franco quiso barnizar su apertura política de 1974.

En los inicios de la Transición, Godsa dio lugar al partido Reforma Democrática, de la que Verstrynge fue uno de los fundadores. Esta formación fue uno de los embriones de los que se nutrió Alianza Popular (AP) en las primeras elecciones democráticas. En ese momento, Verstrynge pensó que Fraga era el De Gaulle que necesitaba España por su lado jacobino y social heredado del franquismo sociológico. Unas posiciones que ya no existen en el PP de hoy en día.

Su ascenso dentro de Alianza Popular fue meteórico: secretario de Acción Territorial de 1976 a 1978, secretario de Organización entre ese año y 1979, y finalmente secretario general o número dos del partido de 1979 a 1986. Fueron años en los que AP se convirtió en la oposición al PSOE de Felipe González, y en los que se produjo una gran avalancha de afiliados como Cristina Cifuentes, hoy delegada del Gobierno en Madrid y a la que firmó su primer carné del partido.

Verstrynge, sin embargo, tenía inoculado el virus del comunismo por su padrastro, así que en AP era el representante más progresista en su seno. Era –y sigue siendo– ateo. Estaba a favor del aborto y del divorcio, lo que le provocó los primeros roces con Fraga. Aun así defendía la aplicación de la cadena perpetua y no descartaba de plano la opción de la pena de muerte en un momento de gran intensidad terrorista.

En 1983 fue candidato a la alcaldía de Madrid frente al socialista Enrique Tierno Galván, siendo derrotado por el profesor por once puntos. Aquel desenlace fue el comienzo de su declive dentro de AP. En noviembre de 1986, tras la reelección de Felipe González por mayoría absoluta, se produce su enfrentamiento con Fraga y dimite de su cargo con 53 kilos de peso, cuando lo normal para él era estar por encima de los 70. De aquel hecho traumático solo defiende a José María Aznar, curiosamente: nunca conspiró contra él cuando fue secretario general de AP y fue el único dirigente que fue a verle a su despacho para intentar convencerle de que no se fuera.

Las súplicas de Aznar cayeron en saco roto, ya que a las pocas semanas abandonó incluso la militancia en AP cuando le intentaron llevar al Comité de Disciplina, que él mismo había presidido. En ese momento se pasó al Grupo Mixto en el Congreso de los Diputados junto a tres díscolos de AP e intentó fundar un partido –Renovación Democrática– con Mario Conde, por entonces un joven presidente de Banesto. Fueron años de soledad parlamentaria en los que recibió insultos de sus hasta hace poco compañeros de partido. Denigrado hasta la saciedad, al final se quedó solo, tanto en el terreno político como en el personal.

Tras coquetear con el Centro Democrático y Social (CDS) de Adolfo Suárez, en 1988 solicitó su ingreso en el PSOE, pero no recibió el carné con el puño y la rosa hasta 1993. Durante su etapa socialista no ocupó ningún cargo importante, pese a los cantos de sirena de uno de sus dirigentes, Virgilio Zapatero, quien le ofreció un puesto orgánico. “Le dije que no, que iban a decir que me había ido de AP al PSOE por esto y ahí quedó todo”, recuerda a Tiempo. Harto de la deriva que llevaba el PSOE, al final se dio de baja por el apoyo de Ferraz a la guerra de Kosovo, en la que se vio involucrada la OTAN cuando Javier Solana era secretario general de esta organización. Otra explicación más prosaica fue que no aceptaba pagar la cuota del partido a través del banco.

Su viraje hacia la izquierda prosiguió con su entrada en Izquierda Unida y el PCE en su calidad de asesor de cabecera de Francisco Frutos, “un político sincero e inteligente” que estuvo entre la etapa dorada de Julio Anguita y la más complicada de Gaspar Llamazares. El propio Anguita le animó a afiliarse a la coalición con el argumento de que sus miembros “no eran sectarios”, pero este rechazó el ofrecimiento “por venir de donde venía”.

Desde entonces y hasta comienzos de esta década, Verstrynge se volcó en su tarea de profesor universitario y en asesorar a la Venezuela de Hugo Chávez, con cuyo régimen dice sentirse muy identificado por tener “la Constitución más democrática” con elementos como el referéndum revocatorio. Él es uno de los pocos especialistas españoles en lo que se llama la sociología de la guerra, lo que atrajo la atención de Chávez.

Su tesis doctoral de 1976 se tituló Los efectos de la guerra en la sociedad industrial. Luego, en 2005, publicó el libro La guerra periférica y el Islam revolucionario. Orígenes, reglas y ética de la guerra asimétrica, cuando los rescoldos de la invasión norteamericana de Irak habían mutado a una guerra de guerrillas contra las fuerzas aliadas.

Este libro cayó en manos de Chávez, quien mandó reeditarlo para el Ejército venezolano. La edición constó de 30.000 ejemplares y se hizo circular entre los generales, jefes y oficiales de las Fuerzas Armadas. ¿Qué se explica en este libro? Básicamente, que la guerra asimétrica no permite ganar a quien la lanza (léase la insurgencia iraquí), pero sí permite que el otro (Estados Unidos) la pierda. Es la estrategia del desgaste, que no implica la derrota de la primera potencia, pero sí que hace que esta desista de involucrarse en otros puntos conflictivos y al final, que el riesgo de una intervención sea mayor al beneficio.

Todo ello sin renunciar a los fundamentos básicos de la soberanía nacional que son, a juicio de Verstrynge, el que no haya bases extranjeras en su territorio –una de las reclamaciones de IU o Podemos– y que uno posea la bomba atómica, el arma “más democrática” que existe en el mundo porque iguala al pequeño que la tiene con el grande que lleva décadas como potencia nuclear.

Lo más curioso de esta guerra asimétrica que ha echado raíces en el islam es que Verstrynge se declara también amigo de los judíos, hasta el punto de que defiende el muro de separación con los palestinos y rechaza de plano los planteamientos de iraníes como Mahmud Ahmadinejad de expulsar a los judíos al mar. Tampoco defiende el régimen castrista. “He estado en Cuba y se me ha caído el alma a los pies”.

Divorcio y estrecheces.

La trayectoria sentimental de Verstrynge ha ido de la mano de su evolución política. En sus primeros años dentro de AP tuvo fama de conquistador empedernido. Casado en primeras nupcias con María Vidaurreta, tuvo dos hijos -Sigfrido y Eric- pero acabó divorciándose de ella en 1989 al concluir su etapa de diputado.  El divorcio le costó unos años de estrecheces económicas, tuvo que empezar la vida de cero vendiendo felpudos y artículos de limpieza hasta que volvió a la universidad como profesor.

En 1995 se casó por segunda vez. En esta ocasión con Mercedes Revuelta, con la que ha tenido otros dos hijos -Lilith y René- y a quien le une el haber hecho la misma travesía ideológica. Revuelta fue primero vicepresidenta de las Nuevas Generaciones del PP para luego convertirse en una de las cabezas visibles del movimiento antidesahucios y de los escraches a políticos. Verstrynge ha vuelto estos últimos años a la televisión y los periódicos precisamente por sus encontronazos con la policía. Primero en 2012 por intentar impedir el desalojo de un centro social okupa en Madrid, y luego en marzo de 2013, por participar en un escrache convocado por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) que terminó en el domicilio de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Su último altercado con la policía se produjo el día de la proclamación de Felipe VI por participar en una concentración republicana que no fue autorizada por Cristina Cifuentes. Las vueltas que da la vida.

Ahora se siente más cercano a Podemos, el gran éxito de las últimas elecciones europeas. Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, dos de sus dirigentes, fueron alumnos suyos en la universidad. “He visto en Iglesias que es sano, que no le interesan para nada el dinero o las influencias”, recalca. El líder de Podemos oscila, a su juicio, entre un populismo de izquierdas, algo que no ve como peyorativo, y el soberanismo, ya que menciona a menudo términos como “el pueblo español” o “la independencia nacional”. Ese nacional-comunismo en el que se siente tan identificado Verstrynge.

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