Siempre nos quedará Nadal

Foto: Christophe Simon/AFP

El tenis deja imágenes fascinantes, como este escorzo de Rafa Nadal para devolver un golpe en la tierra parisina. Una oda al esfuerzo y la tensión muscular que el mismísimo Miguel Ángel hubiera deseado esculpir en las canteras de Carrara. El tenista manacorí va lanzado a por su décimo Roland Garros con una superioridad insultante, al menos hasta las semifinales, donde le espera el austriaco Dominic Thiem, quien aplastó al número uno, el serbio Novak Djokovic, con un 7-6, 6-3 y 6-0 y que se ha convertido en una de las sensaciones del torneo. Ningún jugador ha logrado diez entorchados en uno de los cuatro grandes del tenis. Y es que la fatiga y los años parecen no hacer mella en su marmórea figura.