La fiesta más rentable del mundo

21 / 06 / 2017 Miguel Amores
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El Orgullo Gay de Madrid atraerá a tres millones de personas que dejarán 400 millones de euros en la ciudad.

Un aspecto de la gala de Míster Gay España de 2016

Entre el 23 de junio y el 2 de julio Madrid acogerá las celebraciones del Orgullo Mundial LGTB (Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales). Con apenas 3,5 millones de inversión pública, la capital acogerá a tres millones de personas que dejarán unos 400 millones de euros en la ciudad. Todo el mundo recuerda que en 2013 Madrid se dio su tercer batacazo consecutivo en su intento de convertirse en sede de unos juegos olímpicos. Fue concretamente un 7 de septiembre, en una reunión del Comité Olímpico Internacional celebrada en Buenos Aires. Madrid cayó en primera ronda ante Estambul y finalmente Tokio se impuso de forma clara para convertirse en la ciudad anfitriona de las Olimpiadas de 2020. El recuerdo de aquel fracaso se mantiene muy vivo entre los madrileños, entre otras cosas por la célebre frase que la entonces alcaldesa Ana Botella pronunció unos días antes de perder la votación, cuando habló acerca del inmenso placer de poder tomarse en plena Plaza Mayor “a relaxing cup of café con leche”.

Sin embargo, lo que pocas personas recuerdan es que, casi un año antes, Madrid fue seleccionada para acoger otro evento de gran relevancia internacional. Un evento que, aunque de mucho menor impacto mediático que unos juegos olímpicos, es proporcionalmente mucho más beneficioso para su economía e imagen turística. El 7 de octubre de 2012, en una reunión celebrada en Boston, los delegados de la organización InterPride decidieron que Madrid acogiera en 2017 el World Pride o celebración mundial del orgullo LGTB. En esta ocasión los delegados eligieron por unanimidad a Madrid frente a las candidaturas de Berlín y Sidney. Y, al menos por el momento, no se asocia con este evento otra frase que es su lema oficial: “Viva la vida”. 

Madrid, Capital del mundo

En muchos sentidos, el World Pride, que se celebrará entre los días 23 de junio y 2 de julio, será como el Día del Orgullo que tiene lugar anualmente en Madrid por esas mismas fechas. Se tratará de una celebración llena de música, baile y alcohol, a la que asistirán miles de personas de todo el mundo y en la que desfilarán sus icónicas carrozas de osos y dragqueens por la Gran Vía. Sin embargo, habrá al menos dos diferencias sustanciales respecto a un Madrid Orgullo (MADO) normal, además de las extraordinarias medidas de seguridad (prohibición de circulación de vehículos pesados, de que haya contenedores o sacos de obra en la calle, etcétera) que exige el actual nivel 4 de alerta antiterrorista. En primer lugar, este año habrá actividades que pretenderán desligar el Orgullo de las típicas imágenes de provocación y borrachera. Así, habrá actividades como el espacio Chueca Kids, pensado para niños y familias, y también competiciones deportivas como la novena edición de los Juegos del Orgullo.

Sin embargo, la principal diferencia entre el World Pride y un MADO normal, aquello que llevó a afirmar desde el Ayuntamiento de Madrid que se trata del evento “más importante de la legis-
 latura”, es que el primero tendrá un impacto económico directo por consumo de los asistentes de entre 400 y 300 millones de euros en la economía de la ciudad. Y lo que es más importante: para alcanzar dicha cifra, la inversión directa del ayuntamiento se limitará a unos 3,5 millones de euros. A ello, además, hay que añadir los beneficios en términos de proyección mediática y de imagen, difícilmente cuantificables, derivados del hecho de que durante diez días Madrid se convertirá en la capital LGTB del mundo. 

Sin competencia

Es cierto que el World Pride no es el tipo de macroevento que mayor impacto económico tiene en una ciudad, ni el que más visitantes atrae. Además, su duración relativamente corta (diez días) y su idiosincrasia particular pueden limitar tanto su eco económico como mediático. Sin embargo, si se atiende al ratio inversión pública/impacto económico, nada, absolutamente nada, ni unos juegos olímpicos, ni una exposición universal, ni una capitalidad europea de la cultura, ni congresos de carácter global como el Mobile World Congress de Barcelona, nada, puede superar en rentabilidad al World Pride (ver gráfico en la página 27). El ayuntamiento, Aegal (asociación empresarial enfocada al mercado LGTB y principal organizadora del World Pride) y las principales organizaciones comerciales y de hostelería de la capital estiman que asistirán al evento tres millones de personas. Según la Asociación Empresarial de la Comunidad de Madrid La Viña, de esos tres millones un 60% serán madrileños; un 20%, de otros lugares de España; y un 20%, extranjeros. Esta asociación destaca que el gasto total de los primeros será de 54 millones de euros al día, mientras que el promedio del resto, que debe procurarse alojamiento, será de 72 millones de euros al día. En total, La Viña eleva a 378 millones el impacto directo en consumo que generarán estos tres millones de visitantes. Por su parte, la Confederación de Comercio Especializado de Madrid (Cocem) rebaja el impacto económico directo del evento a unos 300 millones, que cree que se concentrarán en restauración, ocio nocturno, alojamiento y shopping. Frente a estos datos, las celebraciones del MADO 2016 reunieron a millón y medio de asistentes y tuvieron un impacto de 110 millones de euros, según cálculos del ayuntamiento.

Sin elefantes blancos

La razón fundamental de que celebrar un World Pride sea tan rentable para una ciudad es que las infraestructuras que se necesitan son mínimas comparadas con las que exigen otros macroeventos. Y es que el World Pride, más allá de una serie de infraestructuras desmontables como escenarios para conciertos o barras de bebidas y carpas que se instalarán en la calle, no exige instalaciones específicas como estadios, grandes auditorios o infraestructuras de transporte diseñadas ad hoc. Así, por ejemplo, los más de 210.000 euros que el consistorio madrileño ha pagado para la instalación de inodoros portátiles en las calles de la ciudad son calderilla comparados con los cerca de 200 millones de euros que entre modificaciones, retrasos y sobrecostes llegó a costar la Caja Mágica de Madrid, un espacio diseñado para disputar partidos de tenis durante los hipotéticos Juegos Olímpicos de Madrid y que hoy está infrautilizado. De este modo, el World Pride no dejará el habitual reguero de elefantes blancos (nombre que se le da a las grandes infraestructuras como estadios, centros acuáticos o villas olímpicas que apenas vuelven a usarse cuando pasa el evento para el que fueron construidas) que suele quedar tras la celebración de otro tipo de macroeventos.

El acto central del World Pride será una gran manifestación que recorrerá las calles del centro de Madrid, por lo que los costes no irán más allá de los dispositivos de seguridad y emergencia necesarios. Tampoco habrá que construir nuevas infraestructuras de transporte, ya que simplemente se reforzará el servicio de taxis y el 1 de julio el metro abrirá las 24 horas por primera vez en su historia. Por otro lado, no se darán los grandes desembolsos en términos de derechos de imagen que se dan en actos como los juegos olímpicos, ya que la televisión oficial del evento será el canal autonómico Telemadrid.

La enorme afluencia de personas al Orgullo Mundial simplemente pondrá a prueba la capacidad hotelera ya existente en Madrid (81.000 camas, a las que habría que añadir varias decenas de miles más del resto de municipios de la comunidad autónoma así como de apartamentos turísticos de la capital, tanto legales como ilegales) y su amplísima oferta de restauración, compras y ocio nocturno.

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Una pareja de homosexuales en el Orgullo Gay de Jerusalén, en 2006, a cuya celebración se opusieron los líderes religiosos. Foto: D. Silverman/Getty Images

Turismo gay: objetivo a largo plazo

A pesar de todos estos beneficios directos y objetivos para la ciudad de Madrid, hay voces que apuntan a que no se está sacando suficiente partido al evento desde un punto de vista de imagen y proyección internacional. Juan Pedro Tudela, cofundador de Diversity Consulting International, una consultora especializada en el mercado LGTB, sostiene que los organizadores del World Pride no están haciendo lo suficiente para que, más allá de los beneficios económicos directos por consumo de los diez días de festejos, el evento se convierta en una matriz de beneficios y sinergias económicas a largo plazo.

“El World Pride saldrá bien porque Madrid es un destino muy consolidado de este tipo de turismo. La ciudad es relativamente barata, la gente es simpática y está a dos horas de la playa”, sostiene Tudela. Y sin embargo, en su opinión no se está haciendo lo suficiente para “fidelizar” al asistente al World Pride de tal modo que, más allá de este evento concreto de fiesta, el turista LGTB, con un poder adquisitivo que según sus cálculos es entre un 100% y un 150% superior al del turista medio, vuelva a Madrid para otro tipo de vacaciones de alto nivel de gasto. Así, Tudela destaca fallos de organización como la ausencia de grandes patrocinadores privados, de artistas de verdadero relieve internacional o de una app oficial. Pero sobre todo echa de menos iniciativas como una en la que ha intervenido su propia consultora, que ha facilitado que 6.000 participantes en el World Pride, la mayoría estadounidenses, embarquen posteriormente en un crucero que saldrá de Barcelona y recorrerá durante diez días el Mediterráneo.

Según un informe de 2016 de la consultora LGTB Capital, el turismo gay representa el 10% de la actividad mundial del sector, a pesar de que en términos absolutos se estima que este grupo solo representa el 6,5% de la población mundial. En el caso de España, país pionero en la legislación sobre matrimonio homosexual y con ciudades tan abiertas en este sentido como Madrid o Barcelona, el turismo LGTB genera beneficios por valor de 6.060 millones de euros, lo que equivale actualmente al 0,48% del PIB (ver gráfico en página anterior). En opinión de Tudela, importante no es tanto el evento en sí ni los cerca de 400 millones de euros de impacto directo en consumo, sino consolidar y ampliar esta posición de privilegio de España como destino gay friendly. Si se consiguiera, se podría decir, con más razón aún, que Madrid va a acoger llena de orgullo el macroevento global más rentable del mundo. 

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Un grupo de transexuales posa en la plaza de Cibeles durante la celebración del Orgullo Gay de 2012. Foto: Emilio Naranjo/EFE

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Aspecto de la manifestación que coronó la edición del año 2010 a su paso por la Puerta de Alcalá. Foto: Dani Pozo/Getty Images

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Peatones cruzan una calle ante uno de los semáforos contra la discriminación sexual instalados en la ciudad. Foto: Óscar del Pozo/AFP

Entre Roma y Nueva York

World Pride Madrid 2017 es el quinto evento de estas características tras los celebrados en Roma en 2000, en Jerusalén en 2006, en Londres en 2012 y en Toronto en 2014.

Los dos primeros quedaron deslucidos por la fiera oposición de diversos activistas religiosos.

En el caso de Roma, el evento contó con la firme oposición del entonces pontífice Juan Pablo II, que llegó a considerar el acto una “ofensa” a los valores cristianos. Incluso el alcalde romano llegó a retirar la subvención del ayuntamiento, aunque posteriormente rectificó. El World Pride de Jerusalén contó también con la virulenta oposición de muchos líderes religiosos judíos, y un año antes de que tuviera lugar el evento, en 2005, un militante judío ultraortodoxo apuñaló a tres participantes en el desfile del Orgullo Gay local. Por su parte, la celebración de Londres resultó un fracaso por los problemas de financiación y la falta de permisos municipales, que por ejemplo impidió el tradicional desfile de carrozas por las calles del centro de la ciudad. El World Pride de Toronto, sin embargo, resultó un éxito, con una afluencia multitudinaria y un impacto de 476 millones de dólares (424 millones de euros) en la economía de la ciudad. Tras Madrid,  el próximo World Pride se celebrará  en Nueva York en 2019.

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El flamenco sale del armario

Este año hay una novedad en las fiestas del orgullo gay de Madrid: se ha programado Flamenco Diverso, el primer festival Flamenco LGTB. Es probable que un 10% de esos visitantes además de por la fiesta estén interesados por la cultura española. Durante esos días tendrán la posibilidad de ver espectáculos de primera magnitud, algunos de entidad reflexiva.

Fernando López presenta Bailar en hombre (25 de junio, teatro Luchana) en el que aborda la construcción de la masculinidad en el baile flamenco, la relación entre hombre-mujer y finalmente la profunda conexión entre género y sexualidad. Fernando es filósofo y bailaor y ha provocado chocantes titulares como “El flamenco es un nido de maricas” (El Español) a partir de su libro De puertas para adentro que aborda nada menos que “la disidencia sexual y disconformidad de género en la tradición flamenca”.

En la presentación del ciclo le preguntaron a Miguel Poveda (en la foto) desde un punto de vista heterosexual y el cantaor le preguntó a su interlocutor sobre su condición sexual con la misma naturalidad, tras unos segundos de desconcierto sobre la importancia de las identidades se dedujo que aún es fundamental proclamar el orgullo gay. “Sobre todo por la gente que ha sufrido por esa condición” añadió Ernesto Novales.“Voy a hacer flamenco pero también voy a hacer otras cosas, como copla” explico Poveda sobre el contenido de sus conciertos. Para el mundo del flamenco sin apellidos, de género y/o condición, es una oportunidad para captar aficionados. “Yo siempre he estado muy bien de mi orgullo y nunca he sentido la necesidad de manifestarme”, decía una personalidad del flamenco en un corrillo durante la presentación del ciclo que era respondido: “Quizá la verdadera salida del armario sea la de los heteros que nunca escuchan flamenco por el qué dirán”, interpelado con “o la manera de quitarse de encima el tópico de la música gay electro-estridente y discotequera”, y la discusión derivó por el terreno de los tópicos que asolan a flamencos y gais. 

 J.M.Gómez

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Foto: Damián Calvo

Grupo Zeta Nexica