Falsos secuestros: ETA como coartada

28 / 12 / 2007 0:00
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La autoría de la banda terrorista ETA ha sido invocada en no pocas ocasiones para reivindicar secuestros y amenazas de bomba que finalmente se demostraron falsas. El caso más reciente tuvo lugar el pasado 26 de septiembre, cuando un hombre denunció en Vitoria haber sido secuestrado por ETA. Horas después se retractó y reconoció que, en realidad, había sido retenido por unos colombianos a los que debía dinero.

El episodio más conocido fue el llamado “caso Bartolín”, ocurrido en mayo de 1998. El concejal de Deportes del PP en La Carolina (Jaén), Bartolomé Rubia (en la foto), denunció haber sido víctima de un rocambolesco secuestro que demostró ser falso y por el que fue condenado a una multa de 270.000 de las antiguas pesetas. Según su testimonio, fue abordado en el garaje de su casa por dos miembros de ETA que le condujeron hasta la estación de Linares-Baeza, donde tomaron un tren hasta Madrid y posteriormente otro hasta San Sebastián. En la capital guipuzcoana fue recogido por un hombre y una mujer que le introdujeron en una furgoneta, de la que logró escapar saltando por un terraplén.

Fundador de Nuevas Generaciones en la localidad jienense, su falso secuestro se produjo un año después del asesinato de Miguel Ángel Blanco, concejal del PP de Ermua, lo que atrajo hacia él la atención de los medios informativos hasta que se descubrió el engaño. A la condena judicial “Bartolín” sumó la expulsión de su partido en junio de ese mismo año.

Dos años antes, en octubre 1996, tuvo lugar otro “secuestro” sonado, el del periodista José Luis Martín Prieto. Su mujer denunció su desaparición tras pasar la noche fuera de casa. Los desafíos del columnista de ‘El Mundo’ a la banda terrorista, a la que llegó a facilitar su domicilio particular, hizo sospechar desde un principio de la autoría de la banda.

El entonces ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, y los jueces de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón y Javier Gómez de Liaño, entre otras personalidades, se desplazaron hasta la vivienda del periodista para mostrar su solidaridad a la familia. Hasta que el propio Martín Prieto, alertado por la alarma creada, dio señales de vida y aseguró que todo era un error y que, sencillamente, había dormido fuera de casa.

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