Ricardo Artola

P_ ¿Qué es la editorial Arzalia?

R_ Una aventura cuyo nombre ha sido inventado por mi mujer, Ángela Vallvey, que para eso es poeta. Los funcionarios del registro de marcas podían tardar meses en comprobar que nuestro nombre no coincidía con otros, así que decidimos inventarlo y en paz.

P_ Usted lleva treinta años haciendo libros en muy diferentes editoriales. Ahora, con una enteramente suya, ¿qué se propone?

R_ No es enteramente mía porque tengo accionistas. Pero lo que vamos a hacer, en lo esencial, es historia. Tanto historia científica como novela histórica, que a veces están muy próximas entre sí. Pero estamos abiertos a otras propuestas.

P_ Cuando usted empezó había decenas de editoriales. Ahora hay dos monstruos: Planeta y Random House, que van fagocitando todo lo que les apetece. ¿Sobrevivirá?

R_ Desde luego que sí. Eso de los grupos enormes lo inventó Lara padre, que cada año le regalaba a su mujer, por su cumpleaños, una editorial. Pero es perfectamente posible que convivan los gigantes con los enanos. Ahora hay más editoriales que nunca, porque hoy puedes montar una editorial en tu casa, con un ordenador y un buen equipo de gente, y eso antes era algo imposible. Y tienes muchas posibilidades de que te salga bien. Una editorial triunfa gracias a la imaginación. Y al trabajo.

P_ ¿Su primera apuesta?

R_ La novela El Sáhara español, de Xavier Gassió. Es una historia bastante desconocida. Pero Gassió hizo la mili en el último reemplazo de chavales que fue a aquel pedregal donde no los quería nadie. No tenían equipo, no tenían instalaciones ni armamento fiable, no tenían nada más que mandos despechugados que lanzaban bravatas. Es una novela llena de imágenes, impecablemente documentada, y que pasa de las 500 páginas.

P_ ¿Qué tipo de editor es usted? ¿De esos que le dicen al escritor todo lo que tiene que hacer (y todo lo que no) o de aquellos que confían en la bondad humana?

R_ Pues yo soy un editor término medio, vamos a decirlo así. Soy interviniente y soy sugeridor, pero no impongo mis ideas y, sobre todo, no soy censor. Que hay muchos de esos, cada vez más. Yo confío en el autor.