Los tipos ya suben y van a subir más

26 / 04 / 2017 Jesús Sánchez-Quiñones
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La deuda pública con intereses negativos comienza a reducirse mientras suben los tipos a largo plazo.

Mario Draghi, presidente del BCE

Cuando un Estado gasta más de lo que ingresa, incurre en déficit. Para financiar dicho déficit emite bonos. El adquirente de los mismos recibe una determinada rentabilidad en forma de intereses por prestar su dinero al Estado correspondiente. En condiciones normales de mercado, el interés será mayor cuanto más largo sea el plazo de vencimiento del bono y cuanto menor sea la solvencia del Estado emisor. 

Contradicción

A pesar de lo comentado en el párrafo anterior, en julio del año pasado existían en el mercado más de 12 billones de dólares (11,2 billones de euros) en bonos, de los que 3,5 billones (3,2 billones de euros) de bonos europeos tenían rentabilidad negativa. En otras palabras, los adquirentes de dichos títulos de deuda no solo no reciben intereses por prestar a los Estados, sino que pagan para que los distintos Estados les guarden el dinero y se lo devuelvan al vencimiento de los bonos.

Obviamente, esta situación es anómala y acabará revirtiéndose. De hecho, en los últimos nueve meses la cantidad de bonos europeos con rentabilidad negativa se ha reducido casi un 30%, hasta los 2,5 billones de dólares (2,3 billones de euros). La cuantía sigue siendo enorme, pero la tendencia es clara. Las mayores subidas de tipos se han producido en los vencimientos más largos. Así, mientras que en julio del pasado año los bonos alemanes a 15 años ofrecían una rentabilidad negativa del 0,13%, hoy rentan un 0,46%. Italia ha visto cómo los tipos de sus bonos a diez años ofrecen una rentabilidad un punto porcentual superior a la del verano pasado. Francia también ha visto aumentar la rentabilidad de sus bonos a diez años en 80 puntos básicos, como reflejo de la incertidumbre de las próximas elecciones presidenciales.

También en EEUU

Esta subida de tipos también se ha producido en EEUU, donde se han incrementado en todos los plazos, llevando a aumentar un punto porcentual. El repunte de la inflación, la expectativa de una aceleración de la economía por las medidas de Trump y las subidas de tipos iniciadas por la Reserva Federal son las causas de las subidas de tipos al otro lado del Atlántico.

En Europa no es entendible la evolución de los tipos de los bonos sin considerar la actuación del Banco Central Europeo. Así, mientras que los tipos a largo plazo han comenzado a repuntar, los tipos de los bonos a más corto plazo incluso se han reducido. El bono alemán a dos años ha llegado a ofrecer una rentabilidad negativa de casi el 1%.

Los bonos portugueses, que rozan el 4% de rentabilidad a diez años, han reducido su rentabilidad en los vencimientos hasta cuatro años. No hay que buscar ninguna razón fundamental o de mejora de las cifras de las cuentas públicas. La única explicación es la compra de bonos por parte del BCE.

El problema de estar un largo periodo con un mercado intervenido reside en acostumbrarse a ello y considerar que los tipos actuales son tipos de mercado. No es así. Los tipos actuales están condicionados por las compras de bonos por parte del Banco Central Europeo. No tiene sentido que los Estados sean capaces de emitir bonos con tipos de interés negativos cuando se sitúan en los niveles máximos de deuda pública de las últimas décadas.

Es cierto que los tipos de interés a largo plazo han comenzado a subir pero la existencia de 2,5 billones de dólares en bonos con tipos de interés negativos indica que todavía queda un largo camino hasta la vuelta a la normalidad en los tipos de interés. 

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