El efecto Trump y la posible pérdida de paciencia del dinero

05 / 04 / 2017 Jesús Sánchez-Quiñones
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Las medidas económicas prometidas por Donald Trump, que han animado las bolsas y la propia economía de EEUU, parece que van a ser limadas y se van a retrasar. Eso puede acabar con la paciencia de los inversores.

Donald Trump

Estamos en un mundo en el que la tecnología ha hecho desaparecer la paciencia. Si se desea un artículo cualquiera, es posible adquirirlo por Internet y tenerlo en casa en un par de días. Si se desea ver una determinada película, se puede obtener en Internet sin demora. Si se desea ver una serie entera que en televisión dura varias temporadas, se pueden ver de corrido todos los episodios en un solo día. Parecería como si todo tuviera que suceder de forma inmediata, sin demora.

El problema es considerar que esta nueva realidad de obtener las cosas al instante se puede aplicar también a las promesas electorales de Donald Trump: la reforma fiscal, el masivo plan de inversión en infraestructuras, o la aplicación de la nueva política comercial internacional.

La falta de apoyo a la reforma de la sanidad para derogar el conocido como Obamacare, pone de manifiesto que pese a que el Partido Republicano cuente con mayoría en el Congreso y en el Senado, no le va ser fácil sacar adelante las medidas anunciadas.

Los mercados financieros han descontado desde la elección de Trump una aceleración del crecimiento americano, gracias a la aplicación de las medidas anunciadas, que llevarían a un incremento de la inflación y, por tanto, a un aumento de los tipos de interés a largo plazo. La realidad empieza a mostrar que quizás los inversores han descontado demasiadas medidas demasiado pronto.

La aprobación, o no, de la reforma fiscal será totalmente determinante para considerar si el efecto Trump ha sido una pompa de jabón o si realmente supondrá un cambio disruptivo en la economía estadounidense. El retraso en la aprobación de la reforma de la sanidad implica necesariamente un retraso en la eventual aprobación de la reforma fiscal.

El 10 de febrero Trump anunció que en dos o tres semanas se darían a conocer los detalles de una “fenomenal reforma fiscal”. A día de hoy dicho anuncio no se ha producido. En cualquier caso, algunas de las medidas más controvertidas, como la no tributación en las exportaciones en el impuesto sobre sociedades y la no consideración de las importaciones como un gasto deducible, tendrán difícil su aprobación.

 

Voto difícil

Este tipo de medidas favorece a las empresas exportadoras y perjudica enormemente a las empresas importadoras. Será difícil que los congresistas y senadores de las jurisdicciones donde tienen su sede social las principales empresas afectadas negativamente por la medida apoyen la reforma, independientemente de si pertenecen al Partido Republicano o al Demócrata.

Las posibilidades de que se apruebe la reforma fiscal con las características conocidas hasta ahora son reducidas. En cualquier caso, de no existir una cierta claridad sobre si se aprobará o no, y cuál será su contenido antes del parón veraniego, los inversores podrían dejar de confiar en su aprobación final.

El efecto Trump sobre los mercados financieros americanos ha sido innegable. Pero sus medidas anunciadas en ningún caso serán tan inmediatas como comprar un artículo por Internet. Existe un claro riesgo de decepción y pérdida de paciencia por parte de los inversores. La velocidad del mundo actual no se puede aplicar a la aprobación de medidas económicas, aunque sea en EEUU.

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