El BCE se queja del paro español

22 / 05 / 2017 Miguel Cifuentes
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Un estudio realizado por el Banco Central Europeo (BCE) denuncia las diferencias entre el paro estadístico y el desempleo real en España, así como la dificultad para que suban los salarios.

Las estadísticas de empleo en España están mal calculadas, según el BCE. En la foto, un trabajador en la factoría Ford de Almussafes (Valencia). Foto: Miguel Lorenzo

El Banco Central Europeo (BCE) ha pinchado en parte el globo del éxito del empleo en España, duda que el paro real sea el oficial y advierte que los salarios lo tienen muy difícil para subir los próximos años. Su último Boletín Económico arroja dudas sobre paro oficial y dice que al 18,5% de desempleo oficial habría que añadir 11 puntos de mano de obra infrautilizada. El paro real, entendido como oferta de empleo real (personas en condiciones de trabajar) alcanzaría el 29%. Este ejército de reserva no utilizado explicaría por qué los salarios no crecen, pese a que crece el empleo desde hace dos años de manera significativa, y por tanto tampoco llega la recuperación económica a muchas capas de población. En la Eurozona se registran ya cuatro años de crecimiento del PIB y del empleo, el paro ha pasado del 12% en el año 2013 al 9,5% de hoy en día, pero la recuperación no llega a los salarios.

El BCE llama la atención sobre la “holgura del mercado de trabajo”, una bolsa de población activa mal censada, o directamente no censada, que recoge aquella franja de personas dispuestas a trabajar aunque no busquen empleo, así como los empleados a tiempo parcial que querrían trabajar una jornada completa y lo harían si se les diera la oportunidad. Los empleados a tiempo parcial figuran como ocupados, pero son demandantes reales de trabajo, porque están dispuestos a competir con los parados por una jornada de ocho horas.

Un 3% de la población estaría en esta situación, dispuesta a trabajar aunque ahora no busque empleo. Se trata de población laboral que “puede incorporarse con relativa rapidez a la población activa en el momento que mejore la situación del mercado de trabajo“, según los técnicos del BCE.

Rigidez estadística

La autoridad monetaria europea sugiere una velada crítica a cómo se maneja la estadística de empleo y paro. Sería el caso de cómo se elimina de la estadística como población activa al grupo de trabajadores que no buscan activamente empleo y no dicen estar dispuestos a trabajar en las próximas dos semanas. La rigidez estadística de España, las exigencias para anotar a un parado y considerarlo como tal, podrían explicar algunas de las rebajas de las cifras de paro, lo que permitiría presentar cifras muy convincentes de que la recuperación del empleo es un hecho muy notable.

Por ejemplo, en las cifras oficiales de paro solo se apunta a la población activa, que no está ocupada y cumple dos requisitos: “Tiene que buscar activamente empleo, y estar dispuesto a trabajar en las próximas dos semanas.” Si no cumple alguno de los dos esa población se recoge no como activos sino como inactivos. El BCE parece dar la razón a los sindicatos cuando critican la rigidez estadística para eliminar parados del censo, y la facilidad con que se considera empleado a cualquiera, con cualquier trabajo (hasta por una hora al día) y se borra del censo de parados al menor incumplimiento de cualquier requisito, sin contemplaciones. Por eso el BCE habla de “mercado real de trabajo” en su boletín, frente a mercado oficial o estadístico.

Otro aspecto destacado del informe del BCE es el comportamiento salarial, que el estudio considera que es muy difícil de prever, debido a las peculiaridades del mercado laboral español. En 2016 los salarios prácticamente no crecieron, solo un 0,8% y los precios subieron el 1,1%, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo. Dicho de otro modo, ni el crecimiento del PIB ni la mejora del mercado laboral se traducen en inflación de salarios. El BCE entiende que no hay datos fiables del mercado de trabajo y no se puede saber cuándo volverán a subir los sueldos, por lo que es muy problemático hacer previsiones.

La clave, que pone en solfa la fotografía actual del empleo y el paro, es la mano de obra no aprovechada. Esta población laboral infrautilizada no está en la estadística porque no busca empleo de forma activa, y eso se traduce en un hecho muy grave, supone que la oferta de empleo real podría ser igual o superior a la estadística oficial de desempleo. 

Holgura laboral

La segunda derivada de la existencia de esta población semioculta, pero real, “es que la holgura de mercado es muy elevada y está frenando el crecimiento de los salarios”, afirma el documento del BCE. Peor aún: la holgura de mercado de trabajo (mano de obra infrautilizada) es tan grande que es similar a la del número de parados, por lo que la oferta real sería casi el doble de la estadística de desempleo.

La mejoría de la recuperación económica apenas habría llegado a este porcentaje de población laboral infrautilizada, y esta fuerza de trabajo de reserva se mantendrá e impedirá durante los próximos años que los salarios se recuperen. EL BCE constata que con este panorama las empresas tienen muy fácil imponer sus condiciones en el mercado de contratación, hacer prácticamente lo que quieran con los salarios, “sin apenas subir los precios (salarios)”. “La infrautilización del trabajo continúa siendo elevada y es probable que siga frenando la dinámica salarial”, afirma con rotundidad el BCE.

EL BCE entra a analizar las contradicciones y la desaparición de reglas de oro del mercado de trabajo. Por ejemplo, históricamente cuando el paro bajaba significativamente se producían fuertes presiones inflacionistas sobre los salarios, pero en esta recuperación económica no se está produciendo el fenómeno. Una vez más el BCE encuentra la explicación en que “la holgura de mercado laboral sigue siendo alta y frena el crecimiento de los salarios”. Este indicador resulta muy necesario para afinar en el pronóstico de evolución salarial, algo en lo que el BCE y todos los organismos internacionales han patinado en los últimos años, precisamente porque esa demanda oculta de trabajo tira hacia abajo de los salarios reales.

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