El caso Estulin

16 / 07 / 2010 0:00 PEDRO GARCÍA [email protected]
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Disfrazado de escritor “para no morir” en el ensayo, el efervescente Daniel Estulin se ha convertido en el azote estrella de las élites políticas y económicas.

Descuelga el teléfono y se adivina un tenue hilo de voz ronca. “Ahora no puedo hablar, en serio, te llamo por la mañana”. Daniel Estulin (Lituania, 1966) está a punto de coger un tren desde Barcelona. Acaba de abandonar Sitges tras la reunión del club Bilderberg, que ha cubierto “un año más”, y su casa de Madrid descansa al otro lado de un trayecto durante el que, seguramente, encuentre otro recoveco de voz para responder a su móvil. No ha parado en el último mes y medio. Su cansancio tiene una cifra: “450 entrevistas”. Su último libro, su primera novela, Conspiración Octopus (Ediciones B) va camino de ser uno de los más vendidos del año.

El círculo de poder de la élite política y económica global, que acaba de reunirse a un paso de la costa de Barcelona, es la espina dorsal del libro que le abrió las puertas del gran pastel mediático, La verdadera historia del club Bilderberg -3,5 millones de ejemplares-. Cuando lo publicó, hace más de cinco años, nadie hablaba de los bilderbergers; ahora son vox populi. Estulin dio a conocer su investigación bajo el envoltorio de un ensayo, pero esta vez tocaba pasarse a la novela. “Mis amigos de la CIA y el Mossad me recomendaron que lo hiciese a través de la ficción... si quería seguir vivo”. Aún así, el 80% de los datos de Conspiración Octopus son reales, según su autor, así como la mitad de los nombres implicados en la trama.

Lo cierto es que, cuentas trillonarias secretas y conspiraciones aparte, Estulin se ha convertido en un fijo de los medios de comunicación. Efervescente y confiado en que “la inmortalidad es darle a nuestros hijos un mundo mejor”, sus palabras siempre apuntan alto, como la trastienda de sus investigaciones. Unos les escuchan y dibujan una sonrisa de complicidad; otros, de incredulidad. Pocos admiten creerle sin prejuicios, pero todos están deseando escucharle. La prueba son las toneladas de tinta y minutos que ha protagonizado y el discurso que le llevó hasta el Parlamento Europeo el pasado 1 de junio. Él lo tiene claro: “Los conspiranoides no van a Bruselas”.

Más información en la revista Tiempo

El nieto del cirujano.

Para entender al personaje hay que bucear en la persona. Estulin ha pasado de trabajar para los servicios de espionaje de la ex Unión Soviética a ser asesor del mismísimo Berlusconi y varios políticos y empresarios españoles para, más tarde, convertirse en el azote de las élites y sus intenciones de hacerse con el control mundial. Su abuelo era lituano, vivió como cirujano las dos grandes guerras del siglo XX y fue coronel de la KGB. Y el nieto heredó los genes. “Durante mucho tiempo me he ganado la vida con el contraespionaje militar –se agita– he estado en media África. Darfur, Chad, Congo... Con una cámara de fotos en la mano izquierda y un fusil en la derecha. En Darfur, si sabes mirar, puedes ver cómo las grandes compañías y ONG están allí para controlar el petróleo”. Antes Estulin había crecido en Canadá, donde su familia llegó desde la URSS, y hace unos años se vino a España con su esposa de Triana. De Cádiz a Tailandia y luego de vuelta a Madrid, con “14 pasaportes” a cuestas. Así que para bucear en la persona, más allá de trabajos sucios y hojas de servicio, un anhelo: “Con los años me he dado cuenta de que la mayoría es cínica. Prefieren no creerse lo que escribo. Me llaman teórico de la conspiración, y como titular lo entiendo, pero en realidad deberían llamarme teórico de la coincidencia. Lo que escribo es totalmente real”. Luego llega el torbellino.

Cafés y atentados nucleares.

Enfrascado en un pan con tomate y un café, sentado en una terraza a unos metros de su casa de Madrid, unos días antes de viajar a Sitges y volver con la voz ronca, Estulin está en plena forma: un desayuno con él sale a titular por minuto. Ejemplo: en su libro habla de una conspiración para hacerse con el control de los mercados financieros: “Rockefeller o Kissinger no son más que los chicos de los recados, cualquier persona se daría cuenta de que si sus nombres son conocidos, es que no son muy importantes”.

Estulin acaba de volver de Sitges, donde, según ha revelado, finalmente sí estuvo la reina Sofía -a pesar de haber anunciado su ausencia- y donde “Zapatero no convenció a los bilderbergers con su discurso”. La mayoría llegaron “de madrugada” y una vez reunidos, se centraron en “el desplome pactado del euro” y la posibilidad de que países como “España, Grecia, Italia o Portugal” abandonen temporalmente la moneda europea. Pero conviene no mezclar: “Una cosa es Bilderberg y otra muy distinta Octopus, formado por personas infinitamente más ricas y poderosas”. Y vuelta al café.

Mientras Hollywood tomará prestada la historia para aprovechar la estela de Estulin -“más audiencia y más dinero para seguir investigando”-, el hombre al que han intentado “matar en dos ocasiones, la última manipulando un ascensor”, tiene claro que el futuro de la humanidad está escrito: “Vamos hacia una gran empresa mundial S.A.”. Por eso, si queremos entender “cómo funciona el mundo, tenemos que entender cómo funciona el dinero”.

Para terminar, una predicción. Nada de futuros presidentes del Gobierno -“el socialista Bernardino León”- ni catástrofes ungidas en la sombra. Un vaticinio a corto plazo: “Un amigo me ha contado que en seis o siete meses tendrá lugar una cadena de atentados mininucleares en varias ciudades de Estados Unidos”. ¿Atentados mininucleares? “Sí, como el que voló el parking de la T-4 de Barajas”. Lo dicho: simplemente, Estulin.

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