Juan Pedro Aparicio
Escritor
"Se ha dado un peso excesivo a Castilla en la historia de España"
El título de su libro tiene sonoridades del 98.
No me gustaría, pero puede que suene así. No me gustaría porque el libro no es nada esencialista y el 98 era muy de buscar las esencias. Si me apura, es un poco anti 98.
El subtítulo de la obra, Cuchillos cachicuernos contra puñales dorados apunta a las viejas pendencias entre el pueblo y la aristocracia, civil o eclesiástica.
Es cierto. Si uno lee el romance de la Jura de Santa Gadea, que es una pura leyenda, lo que ve es algo de lo que desde una esquina política de nuestros días se denomina la gente contra la casta.
Pone en el libro bastante empeño en desmontar a Menéndez Pidal, Sánchez Albornoz y hasta a Ortega y Gasset. ¿Una construcción errónea de la historia, en el caso de que así fuese, podría haber alimentado la desafección de los españoles a su país?
Sin duda. No tanto porque estos autores fueran manipuladores, sino porque, hijos del momento, no supieron sustraerse a la presión ideológica que vivieron. Y era una presión que rendía pleitesía a demasiados conceptos que se han probado hoy como meros mitos.
Ha acuñado en su libro el término Castispaña. ¿Qué significado exacto le atribuye?
Es un neologismo que pretende expresar el peso excesivo que se ha dado a Castilla en la historia de España, que no es el verdadero. Ha tenido protagonismo, pero no hasta el extremo que se le atribuye. Es lo que se nos ha enseñado y es lo que yo reviso en profundidad en este libro.
¿En qué fundamenta esa idea de que Castilla ha absorbido a las otras realidades históricas?
En la desafección que ha generado en España ese concepto de Castilla totalizadora, una vez pasada la presión del mito. Si uno escudriña en ciertos episodios clave de la historia de España se encontrará descubrimientos tan sorprendentes como que la absorción del Reino de León por Castilla fue prácticamente una maniobra política del Papado. España, durante siglos ha sido casi un Estado teocrático.
Repensar a estas alturas lo que España hubiera podido llegar a ser, ¿no conduce inevitablemente a la melancolía?
Me lo he preguntado muchas veces mientras escribía el libro. Pero repasé las vidas de los huérfanos argentinos que fueron entregados a familias opuestas a las suyas. Cuando esos niños recuperaban la verdad de sus vidas tenían una sensación de victoria. Creo que el conocimiento de la verdad de uno mismo siempre ayuda a vivir.
La recuperación de las libertades y la Constitución del 78 no parece que hayan estimulado una mayor afección de los españoles por su país, si excluimos las exaltaciones por las gestas deportivas.
Por eso hay ahora en España tanta inquietud. La España de las autonomías parecía funcionar bien, pero ahora vemos muchas de sus imperfecciones. La principal de ellas, que se ha hecho a la medida de los que menos quieren ser españoles y no a la medida de los que sí quieren ser españoles.