Pizzas y guerra en la aceituna

01 / 12 / 2017 José María Vals
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El uso de olivas negras para la elaboración de pizzas está detrás de la guerra declarada por Estados Unidos contra las aceitunas españolas.

Los olivareros de EEUU no quieren perder su posición de privilegio frente a España

Las pizzas, o más bien las variedades de pizza que llevan aceitunas negras deshuesadas cortadas en rodajitas, que son casi todas, están detrás de la guerra desatada por los olivareros de EEUU contra las olivas españolas. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha escuchado las protestas de los dos grandes productores californianos, Bell-Carter Food Inc. y Musco Family Olive Company, y ha impuesto una tasa especial de importación a tres grandes productoras andaluzas: Aceitunas Guadalquivir S.L.U, con un arancel del 2,31%; Agro Sevilla Aceitunas Sociedad Cooperativa, 2,47%; y Ángel Camacho Alimentación SL, 7,24%. El resto de exportadores españoles soporta un arancel medio del 4,47%.

Todo esto arrancó con la promesa de Trump de que impediría que empresas extranjeras quitaran mercado a las de EEUU. La llamada Coalición para el Comercio Justo de Aceitunas Maduras, formada casualmente por las dos grandes productoras californianas, aprovechó la ocasión para acusar a las conserveras españolas de vender el producto hasta un 40% por debajo del precio de mercado, gracias a las subvenciones que reciben los agricultores europeos a través de las ayudas reconocidas en la Política Agraria Común (PAC).

La realidad es que los dos productores californianos no llegan a cubrir las necesidades de aceitunas que reclaman los restaurantes y pizzerías de EEUU y la importación de olivas negras españolas ha ido creciendo sin parar en los últimos años, hasta el punto de que el mercado estadounidense suma más de 30.000 toneladas anuales, que es más o menos la mitad de la producción de Bell Carter Food Inc. Y lo que asusta a estos grandes olivareros de California es que las aceitunas procedentes de España les hagan sombra y les recorten una parte de las ventas que hoy por hoy tienen aseguradas sin apenas esfuerzo en precios.

Los productores españoles, acostumbrados a competir en mercados muy duros de conquistar, han aprovechado el furor de las pizzas para entrar, por ejemplo, en India, donde ya son líderes en la comercialización de aceitunas negras con un 45% del total de ventas, y donde el mercado tiene un enorme potencial de crecimiento debido a sus 1.324 millones de habitantes.

La OMC

Las autoridades españolas y los propios productores han comenzado una campaña de presión en la Unión Europea para que defienda las aceitunas negras procedentes sobre todo de Andalucía y Extremadura, amenazando incluso con llegar hasta la Organización Mundial del Comercio (OMC), que es la máxima autoridad mundial para comprobar que se respetan las reglas del juego comerciales. Esta organización tiene catalogadas las ayudas de la PAC como “verdes”, lo que significa que no interfieren en los precios de mercado de los productos agrícolas.

La aceituna de mesa española supone el 21% de la producción mundial y, según datos de la patronal del sector, Asemesa, genera más de 8.000 empleos directos y más de seis millones de jornales por la recolección y el cultivo del olivo, a los que hay que añadir los creados por las empresas y fábricas auxiliares como las de vidrio, hojalata, cartonaje, maquinaria o transportes, entre otros. Esto supone el 27% del empleo generado por el sector nacional de conservas y preparados de productos vegetales. 

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