Un exilio en Santa Elena

04 / 12 / 2017 Ralf E. Krüger
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Ya se puede llegar en avión a la isla donde estuvo desterrado Napoleón.

En la jerga aeronáutica, HLE es el nombre del primer y único aeropuerto de la isla de Santa Elena, en el Atlántico, donde fue desterrado en 1815 el emperador francés Napoleón Bonaparte. La construcción del aeródromo pone fin a siglos de aislamiento de la isla. Las autoridades sudafricanas finalmente han dado su visto bueno para los vuelos a Santa Elena, que salen de Johannesburgo con una escala en Windhuk, la capital de Namibia. “Sin duda, 2017 es un año de cambio positivo para Santa Elena”, ha asegurado la gobernadora de la isla, Lisa Phillips, que ya espera con ansiedad la llegada de los primeros turistas. 

Los nuevos vuelos, de varias horas de duración, son una alternativa práctica y rápida a los largos viajes agotadores en paquebote. Santa Elena, territorio británico de ultramar, está situada en el Atlántico Sur, a medio camino entre África y América Latina, a unos 2.000 kilómetros de Angola y casi 3.000 kilómetros de Brasil. Desde su colonización en el siglo XVI, los barcos de abastecimiento constituían la única comunicación de la isla con el mundo exterior. 

Hasta el día de hoy, durante la llegada los viajeros no debían tener miedo al embate de las olas, ya que el desembarque frente a la costa es igual que en tiempos del desterrado emperador francés, cuyo último domicilio es actualmente una de las principales atracciones turísticas de la isla. Acantilados basálticos negros, formaciones rocosas escarpadas y una abundante vegetación verde: todo ello hace que Santa Elena sea un paraíso para quienes huyen de la ciudad en busca de tranquilidad. [DPA ]

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