¿siesta o vida familiar?

07 / 10 / 2015 DPA
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Los españoles quieren otro horario laboral 

Cuando a las 6:30 de la mañana suena el despertador, para Rocío empieza un largo día. Esta ayudante de veterinaria de Guadalajara (al noreste de Madrid) soluciona algunas cosas en casa, desayuna brevemente con su marido y su hija y se va al trabajo, que empieza a las 9:00. Su jornada laboral se prolonga normalmente hasta las 20:00 de la tarde, con una pausa para comer de tres horas. "No tengo tiempo para mi familia", lamenta. 
 
 Muchos españoles viven la misma situación que Rocío. Para ellos, la "hora de la siesta" es en realidad una pausa obligatoria que parte su jornada laboral y la prolonga de forma innecesaria. Rocío recoge a su hija, que está con la niñera, y raramente se va a dormir antes de la 1:00. "Veo a mi hija unas dos horas al día", se queja. 
 
 "En España es normal que las familias vuelvan tarde a casa", explica la psicóloga Sara Berbel Sánchez. En muchos casos la hora de regreso se retrasa incluso las 22:00 o las 23:00 de la noche, y en la televisión los programas y películas empiezan más tarde que otros países europeos y terminan más allá de la medianoche. 
 
 "Los españoles dormimos de media casi una hora menos cada noche que otros europeos", apunta a dpa la economista Nuria Chinchilla. Como consecuencia los niños y adolescentes están cansandos durante el día apenas pueden seguir con atención las clases. 
 
 "La falta de sueño es uno de los motivos por lo que tantos jóvenes españoles tienen malas notas o dejan los estudios", señala Berbel Sánchez.
 
 La prolongada jornada laboral también se refleja negativamente en la productividad. Según las estadísticas de la Organizaccion para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un español trabaja de media 1.689 horas al año, 300 más que un alemán. Sin embargo la productividad es más baja en España. 
 
 Según Chinchilla, en este aspecto también juega un papel la "cultura presencial" de España. "La gente pasa mucho tiempo en el trabajo, pero no trabajando", explica la economista. 
 
 En algunas administraciones y empresas hay una disposición cada vez mayor a flexibilizar los horarios. La Administración General del Estado, por ejemplo, ha puesto en marcha un plan para que sus trabajadores acorten al máximo la pausa de la comida y se vayan de la oficina como muy tarde a las 18:00. Y la empresa energética Iberdrola instauró en 2008 la jornada continua: sus 9.000 empleados empiezan a trabajar entre las 7:15 y las 9:00 y terminan entre las 14:50 y las 16:35 horas. 
 
 Desde hace casi diez años la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) pide que España deje de tener la Hora Central Europea (CET) y pase a la Hora de Europa Occidental. "Vivimos en un horario equivocado", advierte la directora de ARHOE en Cataluña. El cambio falicitaría tener jornadas más compactas, sin la "pausa de la siesta", y volver a casa antes.
 
 Según Berbel Sánchez, "sería un alivio sobre todo para las mujeres", ya que con las condiciones laborales actuales es muy complicado conciliar el trabajo y la familia. "Las mujeres que quieren trabajar en España tienen que dejar de lado a sus familias. Y las que quieren estar ahí para ellas, tienen que dejar el trabajo", resume Rocío.

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