Precht: "Hoy no hay utopías políticas, sólo quedan tecnológicas"

18 / 09 / 2017 Florencia Martin (DPA)
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La revolución digital destruirá millones de puestos de trabajo. Los conductores de autobús verán pasar los vehículos autónomos desde la acera y, en el mundo del futuro, quien tenga empleo será un privilegiado.

El filósofo alemán Richard David Precht fotografiado en el barrio de Palermo en Buenos Aires el 8 de septiembre de 2017. Foto: Sebastian Lannepoudenx/DPA

Para evitar catástrofes sociales urge implementar un ingreso mínimo universal para todos, trabajen o no. ¿Quién lo dice? Richard David Precht, una de las caras más conocidas de la filosofía alemana actual.

De visita en Buenos Aires, Precht explica que ese ingreso mínimo sería factible mediante la puesta en marcha de impuestos a las transacciones financieras. Y apuntala la propuesta con un argumento que pretende ser contundente para la mirada neoliberal: si crece enormemente la tasa de desempleo y, con ella la pobreza, el mercado perderá sus consumidores. ¿A quién le venderá? El ingreso universal es el único camino para todos, al menos en la irreversible transición hacia lo digital, dice Precht convencido.

Precht tiene su propio programa de entrevistas, debate con políticos, CEOs y funcionarios, y cuando el interrogante vira hacia el "¿Qué será de nosotros en la era digital?" es un invitado de cabecera que colma parqués con miles de personas. En diálogo con dpa, el filósofo explica cuáles son los peligros y las ventajas que ve en esta nueva etapa productiva.

DPA: Usted tiene una postura muy crítica hacia la clase política en el marco de lo que denomina la "cuarta revolución productiva". ¿Qué esperaría de los políticos?

Precht: Tenemos una falta de utopías pasmosa, las utopías políticas están totalmente ausentes porque las dejamos en manos de los desarrolladores. Cuando voy a congresos en los que se habla del futuro, toman la palabra los expertos de la tecnología y dicen: "el transporte en 10 años será así y asá"; "la alimentación en 20 años será de tal manera", pero en ese proceso no hay definiciones democráticas. Sólo vemos lo que la tecnología hará y lo que la tecnología dice que todos tenemos que hacer.

DPA: ¿Qué poder tienen entonces hoy las democracias? ¿La capacidad adquisitiva se ha vuelto más importante que la posibilidad de elegir mediante el voto?

Precht: La gente tenía utopías políticas cuando creía que a través de los parlamentos nacionales se podría cambiar el mundo. Los franceses hicieron la Revolución porque creían que de ese modo podían construir una Francia distinta. Hoy en Alemania nadie cree que se pueda hacer una Alemania distinta. Necesitamos recuperar el poder de la política por sobre el de la economía.

Pero el cambio va a depender de la presión que se ejerza en cada país. Debe haber movimientos sociales que obliguen a la esfera política a hacer cosas que por sí misma no haría. Hoy la política se ha transformado en una prestadora de servicios. No queremos eso.

DPA: Es decir, tiene cierta esperanza en el poder de decisión de las poblaciones.

Precht: Por supuesto, hay una racionalidad económica, una racionalidad muy estúpida, que seguramente llevaría a que Argentina terminara siendo mayormente un productor de minerales y cereales genéticamente manipulados y Asia un fabricante de textiles baratos, pero son las personas las que pueden darle forma a ese futuro, redireccionarlo y, dadas las ganancias descomunales que arroja la globalización, la distribución será lo que defina si un país como Argentina sucumbe o florece.

DPA: Si vemos los dos extremos, parece haber una política que agacha la cabeza frente a los dictámenes del mercado global y otra que gobierna con amonestaciones proteccionistas. ¿Cuál es el camino en el mundo financiero global?

Precht: (El presidente de Estados Unidos Donald) Trump hizo grandes promesas de que iba a ponerle coto al comercio global, pero en los hechos no tomó ninguna medida de ese tipo. Y no lo hará. Sólo se burló de los votantes. Hoy en día es imposible escapar al proceso de globalización. Y en realidad lo más gracioso es que la mayor amenaza para el mercado laboral de Estados Unidos viene del propio Estados Unidos, no de China: el Sillicon Valley va a destruir millones de puestos de trabajo, no los chinos. Es un buen ejemplo de que no tiene sentido aplicar una política proteccionista para asegurarse el mercado.

DPA: Usted en gran parte es un defensor de los desarrollos tecnológicos. Les atribuye la posibilidad de aliviar al individuo de muchas tareas, de que los robots "se encarguen" de ellas y nuestras vidas dejen de girar alrededor del trabajo como centro de todo. ¿Por otro lado, ve algún impacto negativo de esta evolución digital en nosotros como personas?

Precht: Estamos convirtiéndonos en niños de por vida. La evolución tecnológica nos exime de todo. En el mundo del futuro, en el que Google sabrá cuáles son mis necesidades antes de que yo las tenga y en el que en el baño se encenderá la luz antes de que yo entre porque sabe exactamente a qué hora me levanto, caeré en una fase totalmente infantil. La gente ya no sabrá hacer nada sola.

En una sociedad en la que al adulto se lo exime de todo se expande el aburrimiento, y ese tedio se compensa cada vez con más ficción. Hay una enorme industria del entretenimiento que se nutre de lo que ya no existe como aventura en la vida real, y si puedo satisfacer todas mis necesidades en el mundo virtual, ¿para qué voy a recorrer el pedregoso camino de la realidad?

Esa es una evolución que debe preocuparnos. Pero no quiero ser apocalíptico, porque cada movimiento se ve seguido de su movimiento contrario.

RICHARD DAVID PRECHT es un filósofo alemán autor, entre otros títulos, de "El amor, un sentimiento desordenado", "¿Por qué hay todo y no nada?" y "¿Quién soy yo... y cuántos?", que en Alemania vendió más de un millón de ejemplares. Uno de los principales temas que trata en la actualidad es cómo cambiará lo que entendemos por trabajo y producción a través de la revolución digital. Precht asiste a menudo a foros de discusión y programas televisivos y tiene su propia serie de entrevistas en la televisión alemana. 

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