Muertes por yuca amarga ilustran la crisis nutricional en Venezuela

"A mí al día la gente puede darme unos 4.000 bolívares y con eso me puedo comprar una sopa, eso es lo único que como, junto con algún pan o una empanada que me regalen", comenta el hombre, que perdió una pierna en un accidente de tráfico y ha sentido como en los últimos tres años se le ha hecho cuesta arriba reunir dinero para alimentarse. 

Los 4.000 bolívares que menciona equivalen a unos 5,70 dólares si se calcula con la tasa más alta del sistema cambiario controlado.

Aunque el de Eduardo puede ser un caso extremo, la profundización de la crisis económica y la escalada inflacionaria que vive el país petrolero han causado que varios estudios adviertan sobre un incremento de la desnutrición entre la población.

Según un informe presentado en febrero por Cáritas Venezuela, una organización no gubernamental vinculada a la iglesia católica, entre el 66 y 71 por ciento de los hogares han tenido que cambiar sus hábitos alimentarios. Y entre el 48 y el 80 por ciento de los hogares han sufrido alguna forma de privación alimentaria como consecuencia de la crisis.

"Muchas familias se ven obligadas a comer de la basura o a comer yuca amarga", denunció en este sentido el diputado opositor y médico de profesión José Manuel Olivares. El consumo de yuca amarga causó la muerte de al menos 28 personas en las últimas semanas, según la Comisión de Salud de la Asamblea Nacional (Congreso), de mayoría opositora.

La yuca en su variedad dulce es un tubérculo popular en la dieta de los venezolanos por ser barata, de buen sabor y porque puede sustituir al pan o la papa. Sin embargo, la yuca en su versión amarga contiene niveles de cianuro 50 veces mayores a lo normal que pueden causar la muerte por envenenamiento.

"El agravamiento de la crisis ha causado que muchas personas estén recurriendo al consumo de yuca amarga, que nosotros llamamos el veneno de los pobres, ya que quien muere por comer yuca amarga fallece por envenenamiento tras consumir cianuro durante un tiempo prolongado", explicó Olivares, quien alerta que este tubérculo se ha convertido en parte de la dieta diaria de muchos venezolanos.

Varios vendedores de hortalizas consultados por dpa en Caracas aseguraron que no venden yuca amarga por ser conscientes de sus peligros para la salud. Pero en las calles se venden tres o cuatro kilos por escasos 1.000 bolívares (1,42 dólares).

Este precio la hace asequible para muchas familias desesperadas que ven imposible comprar un kilo de carne o un cartón con dos docenas de huevos a 8.000 bolívares o un kilo de pollo a 4.500.

En contraste, el salario mínimo se ubica en 148.000 bolívares (211,4 dólares) tras el último aumento salarial decretado por el presidente Nicolás Maduro, si bien muchos venezolanos viven con menos del salario mínimo.

Olivares atribuye la crisis al colapso del modelo socialista impulsado por el presidente Hugo Chávez (1999-2013) a través de los controles en la economía y las expropiaciones al sector privado, en particular de predios agrícolas y la industria agroalimentaria, que ahora están paralizados o produciendo a su mínima capacidad, según el diputado opositor.

Por su parte, voceros gubernamentales como el vicepresidente de Planificación, Ricardo Menéndez, han asegurado que "el 94 por ciento de la población come tres veces o más al día", como señaló el año pasado el ministro durante una comparecencia ante las Naciones Unidas.

Maduro ha denunciado la existencia de una "guerra económica", pero, en su palabras, aun así la pobreza disminuyó el año pasado del 19,7 al 18,3 por ciento, mientras que la indigencia, según esas cifras, apenas se ubica en el 4,4 por ciento gracias la política de inversión social de su Gobierno socialista.

Desde el chavismo se denuncia que la oposición vende la imagen de una "crisis humanitaria" para causar una intervención militar estadounidense en Venezuela, por lo que rechaza que exista una crisis de estas proporciones.

Sin embargo, las cifras oficiales contrastan con las de Cáritas Venezuela, que advierte que el 24,6 por ciento de los niños menores de cinco años sufren problemas de desnutrición aguda, mientras el 27,6 por ciento está en riesgo de caer en esa situación, según el estudio que examinó a 818 niños, niñas y adolescentes.

De igual manera, un estudio de la Fundación Bengoa determinó que entre 2014 y 2016 el número de hogares en los que se comía dos veces o menos al día saltó del 10,2 al 32,5 por ciento, lo que se traduce en 9,6 millones de personas afectadas, mientras que el venezolano promedio habría perdido 8,7 kilos por deficiencias alimenticias.

Las conclusiones de estos estudios son compartidas por muchos venezolanos, que confirman que han tenido que modificar sus hábitos alimenticios y perciben un aumento en la cantidad de personas que, como Eduardo, piden una colaboración en la calle para poder comer.