Los pozos de petróleo del Estado Islámico

13 / 01 / 2017 Antonio Pampliega (DPA)
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Antes de la ofensiva para tomar la ciudad de Mosul, que comenzó el pasado 17 de octubre de 2016, el Estado Islámico producía 100.000 barriles de petróleo diarios.

Dotaciones del cuerpo de bomberos de Irak tratan de extinguir el incendio de los pozos de petróleo de la ciudad de Qayyarah, a 60 km de Mosul

Espesas columnas de un denso humo negro se elevan desde los pozos de petróleo incendiados por los yihadistas en la localidad de Qayyarah, a 50 kilómetros de Mosul, donde el ejército iraquí y las milicias chiítas libran la madre de todas las batallas para liberad la ciudad y acabar con el califato impuesto por Abu Bakr Al Baghdadi en Irak.

"Durante meses los terroristas del Daesh (el autodenominado Estado Islámico) colocaron ingentes cantidades de neumáticos en los pozos de petróleo. Cuando el ejército iraquí fue ganando terreno y ellos tuvieron que empezar a retirarse lanzaron granadas de mano para que con la explosión ardiesen los neumáticos y los yacimientos", asevera Mohammad Al Fatah, miembro del cuerpo de bomberos y que lleva desde el mes de agosto tratando de sofocar los más de diez pozos que aún continúan ardiendo. 

Una veintena de bomberos trabajan a destajo desde entonces para tratar de apagar los incendios. "Más de 14 horas durante los siete días a la semana. Y hemos conseguido controlar media docena", apunta Al Fatah a dpa. 
"El objetivo no era otro que dificultar el avance de las tropas iraquíes, impedir la visión de los aviones de la coalición e intentar envenenar con los gases tóxicos a la población civil", denuncia este bombero que trabaja sin máscara antigas o bombona de oxígeno. "Las condiciones son las que son y tratamos de hacer nuestro trabajo lo mejor posible, aún a riesgo de perder nuestra propia vida", comenta Al Fatah. Hace unas semanas, perdió a un compañero por culpa de los gases tóxicos que desprenden los pozos de petróleo. 

Desde el pasado 25 de agosto, cuando los yihadistas prendieron fuego a los yacimientos, el cielo de la ciudad de Qayyarah está permanentemente teñido de negro. "Y seguirá así mucho más tiempo. Trabajando a este ritmo necesitaremos cuatro o cinco meses más conseguir controlar todos los incendios", reconoce a dpa Adbul Sultan, jefe de una de las dotaciones de bomberos. 

"Con los medios con los que contamos no podemos hacer absolutamente nada más", denuncia. Para apagar en su totalidad un pozo de petróleo pueden llegar invertir hasta "tres semanas", dependiendo de la virulencia del fuego, de las condiciones climáticas y del trabajo que les estén dando el resto de yacimientos petrolíferos. 

Qayyarah es un enclave vital y estratégico para el Estado Islámico: es una de las entradas a la ciudad de Mosul y una de las zonas más ricas en petróleo de todo el país. Con su pérdida los yihadistas han sufrido un duro golpe a nivel de financiación. "El Daesh ya no controla ningún yacimiento petrolífero en Irak", afirmó Bewar Jinsi, asesor económico de la agencia de inteligencia kurda. 
"Toda la fuente petrolera de los yihadistas se encuentra ahora mismo en Siria, donde controla siete campos de petróleo; en Irak sólo controlan tres pequeños yacimientos", comentó Jinsi durante una entrevista a la cadena de televisión kurda Rudaw. 

Antes de la ofensiva para tomar la ciudad de Mosul, que comenzó el pasado 17 de octubre de 2016, el Estado Islámico producía 100.000 barriles de petróleo diarios, lo que le colocaba en el noveno productor de petróleo del mundo por delante de países como Argelia, Catar o Libia. Los yihadistas vendían el litro de crudo entre 25 y 30 dólares, lo que les reportaba unos beneficios cercanos a los tres millones de dólares por jornada. 

"El petróleo era su principal fuente de financiación y la pérdida de estos yacimientos ha supuesto un duro revés para ellos porque, ahora, tienen que comprar petróleo del exterior para poder resistir", afirma Bewar Jinsi. 
Este revés ha hecho que el grupo terrorista moviese ficha en Siria y capturase el yacimiento de Yezl, al noroeste de Palmira, en manos del régimen de Al Assad y que contiene los principales campos de extracción de gas del país árabe. 
"Actualmente sus últimas reservas de petróleo del Daesh están en los almacenes de la ciudad de Haman Ali, donde hay varias refinerías que convierten el crudo en gasolina. Con la ofensiva, esas reservas llegarán pronto a su fin y entonces la victoria estará mucho más cerca", sentenció Jinsi. 

Mientras tanto, la guerra continúa en Mosul. "Muchas localidades han sido recientemente liberadas a manos del Estado Islámico y la ofensiva va por buen camino", aseguró a dpa Sabah Al Numan, portavoz de los servicios antiterroristas iraquíes. En Mosul, la capital de facto del Estado Islámico (EI), se calcula que quedan más de 8.000 yihadistas atrincherados y cerca de millón y medio de civiles. 

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