La modificación genética de células, una esperanza contra el cáncer

27 / 09 / 2017 Andrea Barthélémy (DPA)
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¿Curar el cáncer con las propias células inmunitarias genéticamente modificadas? Una nueva terapia, que está a punto de aprobarse en Estados Unidos y Europa.

En la imagen, un niño con leucemia durante una sesión de quimioterapia en el Hospital Infantil de Múnich, Alemania. Foto: Matthias Balk/DPA

Esta nueva terapia aspira a poder curar determinados tipos de leucemia y de cáncer de los gánglios linfáticos. 

Los investigadores también intentan combatir el cáncer de pecho, ovarios, pulmones o de páncreas con este tipo de tratamiento, pero aun sin éxito. 

El potencial de las denominadas células T CAR se conoce desde hace dos décadas pero está resultando difícil investigarlo y desarrollar una terapia efectiva. La prueba es que hay más de 200 estudios clínicos, la mayor parte en Estados Unidos y muchos de ellos todavía en proceso. Pero los expertos tienen claro que, a pesar de los fuertes efectos secundarios, puede ser muy útil en algunos tipos de leucemia.

"Ha sido totalmente transformador en los cánceres de sangre (leucemia)", dijo a "The New York Times" el director del programa de inmunoterapia contra el cáncer del Children's Hospital de Filadelfia, Stephan Grupp, que ha liderado importantes estudios. "Si empieza a funcionar en tumores sólidos será totalmente transformador para todo el campo", añadió. 

"Posiblemente ahora comenzará una nueva era en el tratamiento de la leucemia", afirmó también el presidente del Instituto Paul Ehrlich (PEI) de Langen (Alemania), Klaus Cichutek.

Emily Whitehead, de 12 años, se somete desde hace más de cinco años a esta terapia experimental génica para luchar contra la leucemia linfoblástica aguda (ALL) que sufre. Los efectos secundarios casi la matan: estuvo durante semanas en coma con fiebre alta, mientras en su cuerpo se multiplicaban las células T modificadas genéticamente. El día en que cumplía siete años, se despertó del coma. Desde entonces no tiene cáncer. 

El cerebro detrás del ensayo clínico es Carl June, de la Universidad de Pennsylvania, que también trató a Emily. Hace décadas ya intentó utilizar células T contra el VIH. La técnica que ahora consigue acabar con las células cancerígenas es la siguiente: las células T procedente de la sangre del paciente se modifican genéticamente con ayuda de un vector viral, después se multiplican y se introducen de nuevo en el cuerpo del enfermo.

Mediante la manipulación genética se consigue que las células T formen en su superficie un receptor constitutivo de androstano (CAR), una proteína que reconoce un antígeno especial presente en las células cancerígenas. Si las células T CAR los descubren, atacan a las células cancerígenas y se reproducen. Una sola célula T puede destruir así a mil células tumorales. 

Pero no es fácil producir y administrar con seguridad este "medicamento vivo". No todos los pacientes terminales que participaron en los estudios sobreviveron a sus fuertes efectos secundarios. Por eso en Estados Unidos sólo es posible aplicar la inmunoterapia en unos pocos centros especializados.

"Se utiliza un mecanismo muy potente que puede provocar el descarrilamento del sistema inmune y en los peores casos la muerte", explica Egbert Flory, experto del PEI. "También en Europa hay que mejorar la infraestructura y colaboración de clínicas y fabricantes para dominar y seguir desarrollando esta terapia", añade Cichutek, director del instituto alemán. 

En Estados Unidos está pendiente la aprobación de las células T CAR específicas para el antígeno CD19 de Novartis para tratar la leucemia linfoblástica aguda, en lo que sería la primera autorización de una terapia genética contra el cáncer. 

Pero ya hay otras solicitudes a la espera: Kite Pharma quiere comercializar una terapia de este tipo para el tratamiento de linfomas no hodgkin y también hay peticiones para el tratamiento del meloma múltiple, otro tipo de cáncer de sangre. 

En Europa la situación es similar. Ante la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ya se presentaron tres solicitudes y la Comisión Europea podría dar luz verde incluso este año a la terapia con células T CAR. Por ahora el principal grupo de interés son los enfermos graves que no tienen más opciones. Pero los investigadores creen que si la terapia se emplea desde estadios tempranos la cuota de éxito podría aumentar. 

En países como Alemania la terapia podría tener un coste de varios cientos de miles de euros. En toda Europa se podrían beneficiar varios miles de enfermos graves cada año. "Los costes son muy elevados. Pero eventualmente una terapia así bastaría para muchos años", señala Cihutek. 

Ahora se intenta conseguir éxitos con esta terapia en tumores sólidos. "Las células T CAR son una esperanza", apunta la investigadora Jessica Hartmann, del PEI. Pero los tumores sólidos son más difíciles de atacar, ya que las células T CAR deben llegar primero a los tumores y después mantenerse en lugares hostiles para ellas. Por el momento se están haciendo estudios clínicos con más de 20 productos de células T CAR. 

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