La falta de nieve altera profundamente el ecosistema de los Alpes

15 / 03 / 2017 Christiane Oelrich (DPA)
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Hizo frío, pero la nieve se resistió: el diciembre de 2016 fue el más seco en los Alpes suizos desde que se iniciaron los registros hace 150 años. 

Vista panorámica del glaciar Aletsch

Mientras que los esquiadores tuvieron que conformarse en muchos sitios con entretenerse en las estaciones turísticas, los científicos observan con preocupación los ríos, los bosques y las plantas. 

El ecosistema alpino recupera fuerzas en invierno y durante la primavera, el deshielo nutre normalmente el suelo. Por eso, la falta de nieve supone un problema para el ciclo de la naturaleza. 

Plantas: "La nieve que no cae no se derrite, por lo tanto el suelo recibe muy poca agua y se seca demasiado rápido", dice el biólogo Laudo Albrecht, de la organización de protección de la naturaleza Pro Natura. Por eso, hay años que algunas plantas no llegan a florecer. 

Según explica, este tipo de pausas de vez en cuando no son problemáticas, dado que "las plantas aguantan con brotes subterráneos y vuelven a florecer el año siguiente". Sin embargo, si la tendencia se mantiene, sí que sería un problema.

 
Muchas plantas emigran a terrenos más elevados debido al calentamiento permanente y a un deshielo, de media, precoz. En 1835, un botánico encontró en la cumbre de la montaña suiza Piz Linard, de 3.410 metros de altura, solo un tipo de planta. Ahora hay 16, dice el biólogo Christian Rixen, del Instituto de Investigación de Nieve y Avalanchas (SLF) en Davos. 

"Esto en sí no es ningún problema, pero es una cuestión de competencia: si especies más fuertes y más grandes se extienden en zonas más elevadas, las especies alpinas autóctonas de estos terrenos podrían ser sustituidas con el tiempo", dice. 

"La extinción de especies siempre es algo negativo", añade. Entre las especies alpinas, que soportan temperaturas muy bajas y nieves casi perpetuas, se encuentra la Androsace alpina y la Ranunculus glacialis. 

Bosques: Los árboles no reciben suficiente humedad. En los pinares de Brig y Visp, en el cantón de Valáis, ya se aprecian las consecuencias de un verano de 2015 especialmente caluroso y un segundo semestre de 2016 extremadamente seco. 

"En algunas partes se ha secado entre el 20 y el 40 por ciento de los árboles o están a punto de hacerlo", dice el biólogo Arthur Gessler del Intituto Suizo de Investigación de Bosques, Nieve y Paisaje (WSL). 

"Si se sigue dando tanta aridez, podría extenderse la muerte de los pinos en Valáis, donde ya hay muchos sitios en los que se encuentran al límite", advierte. 

Además, está en peligro la estabilidad de las laderas si los pinos siguen secándose. A largo plazo, el bosque se regenera por ejemplo con los denominados robles pubescentes, que pueden crecer con pocas cantidades de agua. Sin embargo, pueden pasar entre 30 y 40 años hasta que los jóvenes robles formen un auténtico bosque. 

Ríos: Tras un invierno con muy pocas nevadas entre 2006 y 2007 y un 2011 con nieve escasa, en 2016 se dio un diciembre fuera de serie, afirma Massimiliano Zappa, hidrólogo en WSL. 

"Aun si el resto del año registra la cantidad de precipitaciones normal, en toda Suiza faltarán alrededor de 100 litros de agua por metro cuadrado por la aridez de diciembre y la ausencia de nevadas hasta finales de febrero", explica. 

Como consecuencia, los ríos llevan un caudal muy bajo, las presas no se han llenado y las centrales hidroeléctricas han podido generar menos electicidad. Y el sol, sumado al bajo nivel del agua, ha hecho que ésta se caliente demasiado. 

"La mortalidad de las truchas es muy alta cuando la temperatura del agua supera los 24 grados", dice Zappa. Hay asociaciones en Suiza que salvan a los peces en estas zonas y los trasladan a aguas más frías. 

Glaciares: El biólogo Albrecht dirige desde hace décadas el centro de Pro Natura del glaciar Aletsch, preocupado por su extremo retroceso. 

"Por esa tazón se está moviendo la ladera", dice. La zona se ha cerrado al público, entre otras cosas, por el peligro de desprendimientos. Además, se abrieron grietas de varios metros en algunas áreas. 

Aunque una parte del bosque de Aletsch ya no es accesible por esta razón, también tiene su lado positivo: dentro del área restringida se ha creado una zona segura para la fauna del lugar y las plantas pueden poblar el terreno sin ser molestadas. 

El clima se ha vuelto mucho más cálido en las regiones alpinas y árticas que en otros ecosistemas, según los datos internacionales. En comparación con 1970, ahora comienza la temporada de nevadas 12 días más tarde y termina 25 días antes, según un estudio de SLF. 

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