El tulipán holandés, icono nacional y un gran negocio

Y es que el tulipán no sólo es la gran pasión de los holandeses -y por descontado su flor favorita-, sino que además es el icono nacional y se sitúa entre los productos líderes en exportaciones. 

Curiosamente, el tulipán es cualquier cosa menos holandés. El botánico Clusius (1526-1609) obtuvo los bulbos de un diplomático austríaco, que a su vez los había traído de Turquía. Sin embargo, el éxito de esta flor sí es una historia puramente neerlandesa. 

Corría el año 1594 cuando los primeros tulipanes de Clusius asomaron la cabeza en el jardín botánico de Leiden, el más antiguo de Europa. Según cuenta Gerda van Uffelen, del Hortus Botanicus de esta ciudad universitaria, causaron sensación. "Ya entonces hubo que poner una verja porque robaban las flores", explica. 

Aunque los tulipanes se conocían como flores silvestres desde Turquía hasta China, el fértil suelo holandés y su suave clima marítimo resultaron ideales para el cultivo. La demanda se desbordó, en especial la de los tulipanes con llamas de colores. Los comerciantes vivieron una época dorada ya en el siglo XVII, cuando podían ganar el equivalente a 30.000 euros (32.000 dólares) al mes. 

Así fue como los a priori poco atractivos bulbos se convirtieron en objeto de especulación. Los precios subieron y subieron, hasta el punto de que en 1634 cinco bulbos llegaron a costar lo mismo que una casa a orillas de un canal de Ámsterdam. Y ocurrió lo que era de esperar: tres años después, el mercado explotó y muchos especuladores, compradores y ciudadanos se arruinaron. La "tulipanmanía" se considera el primer "crash" bursátil de la historia. 

Con todo, el furor por estas flores no desapareció. En Holanda, los tulipanes protagonizan desde canciones y cuadros a etiquetas de vinos, corbatas, tazas de café o incluso ropa interior. Y hoy en día siguen siendo un gran negocio.

Los Países Bajos exportan anualmente alrededor de 1.200 millones de bulbos, de los que la mitad son tulipanes. Con ello se sitúan líderes en el mercado mundial, aunque el principal exportador de bulbos florales en general es Alemania (18 por ciento), seguida de Estados Unidos (nueve por ciento).

En esta temporada, que se extiende hasta mediados de mayo, se espera un nuevo récord: por primera vez se cultivarán más de 2.000 millones de tulipanes. Hace diez años, la cifra se situaba en 1.000 millones. El sector, que sólo con la venta de flores espera facturar este año unos 300 millones de euros, cree que se trata de una nueva tendencia.

"Los supermercados y los mercados han descubierto los tulipanes", explica a dpa André Hoogendijk, vicedirector de la asociación de productores de bulbos. "No son caros, son alegres y atraen a los clientes". La mitad de la producción se destina a Alemania, pero la demanda también está aumentando en Rusia.

"Debido a sus problemas económicos, los rusos prefieren comprar ahora tulipanes, que son más baratos, en lugar de rosas", añade. Eso sí, el inminente "Brexit" preocupa: debido a la depreciación de la libra, los tulipanes holandeses se han encarecido para los británicos, y su precio podría aumentar cuando éstos se desvinculen de la UE. Además, los controles fronterizos podrían resultar dramáticos, pues las flores han de estar frescas. 

Con todo, la asociación espera que el cultivo de tulipanes y bulbos continúe siendo un factor estable dentro de la economía holandesa. Aunque hace tiempo que no lidera la lista de productos de exportación, siguen siendo el mayor icono de Holanda. 

Prueba de ello es el gigantesco tapiz floral que los alrededor de 1.000 cultivadores de tulipanes despliegan cada año, especialmente en el oeste del país. Desde Ámsterdam hasta el mar del Norte, a ambos lados de las carreteras el paisaje se tiñe del rojo, morado, amarillo o naranja de millones de tulipanes.