El terrorismo hunde al sector turístico francés

29 / 08 / 2016 dpa
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Ante los hoteles más lujosos de París aún siguen viéndose limusinas, pero los responsables de turismo de la orgullosa y concurrida capital francesa no están precisamente con ánimo de fiesta. Más bien todo lo contrario: se habla de crisis, incluso de catástrofe. Y es que tras la serie sin precedentes de ataques terroristas que ha sufrido el país, especialmente los turistas estadounidenses, británicos, italianos, alemanes y chinos han hecho un paréntesis este año con la "ciudad de la luz".

Según datos recién publicados, en el primer semestre París registró un 9,9 por ciento menos de visitas extrajeras que en el mismo período del año anterior. Y no se atisban señales de mejora. Por eso, la región se ha propuesto emprender una ofensiva internacional. 
"La prioridad es la seguridad", resumía el presidente de la agencia regional de turismo, Frédéric Valletoux. "Queremos mostrar que París es una ciudad segura. El estado de excepción no es equivalente al estado de guerra". Pero además, las gangas también pueden dar un empujoncito al sector: los hoteles están reduciendo sus precios y en los de cinco estrellas las rebajas oscilan entre un 25 y un 45 por ciento. Preocupa sobre todo mantener la clientela más pudiente de fuera del continente, pues los europeos no suelen cancelar sus viajes. 
Los suizos Nadine Kahnt y Clemens Hötzer han decidido tomarse una pausa en el patio interior del Louvre, donde la temperatura supera este verano (boreal) los 30 grados. Kahnt había visitado la ciudad hace dos años, y afirma que la ve "diferente". Con ello apunta sobre todo a los frecuentes controles de bolsos de mano en lugares públicos. Sin embargo, señala que nunca se planteó cancelar el viaje, como tampoco la visita con un grupo de estudiantes a los que acompaña.
El negativo balance del sector turístico está afectando especialmente a la aglomeración de París. La Provenza, con su larga costa mediterránea y atlántica, ha sobrellevado claramente mejor el impacto de los atentados de noviembre de 2015 en la capital, que causaron 130 muertos, y el de Niza de julio, con 86 fallecidos. 
Desde comienzos de año, el número de turistas extranjeros que llegó al país se ha reducido en torno a un siete por ciento, según los cálculos del ministro del Exterior, Jean-Marc Ayrault. Y no sólo debido a las consecuencias del terrorismo, sino también a las huelgas y al mal tiempo en la primera mitad del año.
Ante esta situación, Ayrault se propone a primeros de septiembre convocar al comité de emergencia para el turismo y analizar la situación. Y es que la llegada de visitantes extranjeros es un asunto de primera, pues supone influencia y mucho dinero. El sector ofrece dos millones de puestos de trabajo y contribuye en alrededor de un ocho por ciento al producto interior bruto (PIB).
La situación actual dista mucho de las excelentes cifras de 2015, cuando Francia defendió su puesto número uno en el ranking de turismo mundial con 84,5 millones de visitantes extranjeros. Ahora, el sector espera recibir la ayuda prometida: ampliación del plazo para el pago de contribuciones sociales e impuestos y la posibilidad del trabajo a tiempo parcial.
Hasta ahora, Francia está buscando sola la receta para combatir las consecuencias de los ataques terroristas en el turismo, pero quizá surja una colaboración con su vecina Bélgica, pues Bruselas también sufre los mismos males. En marzo, atacantes suicidas mataron a 32 personas en la capital belga. Y según el experto parisino en turismo Valletoux, los visitantes de Asia no se preocupan demasiado por las fronteras internas europeas. "Nizza, París, Bruselas... Para ellos, es todo la misma región".

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