El museo del delito en Colombia: desde Pablo Escobar hasta Odebrecht

12 / 09 / 2017 Tatiana Rodríguez (DPA)
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El museo del delito, una particular exhibición con decenas de objetos incautados en 25 años de historia por la Fiscalía General de Colombia, desde la persecución de Pablo Escobar hasta los tentáculos de Odebrecht.

Copia del vehículo de la masacre de la Rochela, en la que una decena de funcionarios de la Fiscalía fueron asesinados por paramilitares. Foto: Santiago Ruiz/DPA

En el centro de la capital colombiana está ubicado el edificio color arena elegido por el organismo para exponer los más representativos "trofeos" incautados al crimen desde 1992, cuando la Fiscalía de Colombia comenzó a operar bajo la promulgación de la Constitución Política de 1991.

La edificación de nueve pisos destinó un espacio de más de 1.500 metros cuadrados para exhibir radioteléfonos, celulares, computadores, casetes, uniformes, fotografías, armas, archivos o programas, entre otras evidencias. Se trata de una exposición pública, sin costo, permanente e inédita en Latinoamérica.  

La selección fue hecha por el propio fiscal, Néstor Humberto Martínez, quien bajo el lema "De la gente, para la gente y por la gente" pretende con el museo acercar a la ciudadanía a "la labor del organismo judicial".

Cinco salas pintadas de color blanco, con gran iluminación y un extenso piso de madera parecen no ser suficientes para albergar esas evidencias contra el narcotráfico, los grupos guerrilleros y paramilitares, y la corrupción de la clase dirigente.
La exhibición comienza con un un rápido recorrido institucional, que da reconocimiento a los más destacados fiscales y funcionarios del organismo en este cuarto de siglo.

A pocos pasos aparecen algunos de los cheques incautados en el marco del "Proceso 8.000", que no solo tuvo en la mira al ex presidente Ernesto Samper (1994-1998) y su campaña electoral, por ser financiada con dinero proveniente del narcotráfico, sino que además involucró a decenas de políticos.

"Tenemos exhibidos el maletín marca Cartier que le fue incautado al contador del cartel de Cali (el chileno Guillermo Pallomari) y algunos de los tantos cheques girados por el narcotráfico a congresistas y funcionarios del país", explica a dpa la portavoz del museo, Paula Guerrero, al marcar el recorrido.

En la urna ubicada en medio del salón se asoma tímidamente la lujosa marca francesa entre los números de cada cheque con un sello legible y llamativo en el centro que dice "PAGADO".

Las cifras, que aún después de varias décadas siguen representando una buena cantidad de dinero, fueron repartidas a la clase política en los años 90 y pusieron en apuros a Samper, quien siempre declaró su inocencia.

La tercera sala está dedicada al narcotráfico, desde la producción de drogas hasta su comercialización. Hay un laboratorio de procesamiento de hoja de coca, así como los mecanismos de camuflaje de drogas más usados por los traficantes y las máquinas falsificadoras de moneda.

Allí sobresale una de las motocicletas acuáticas que tuvo alguna vez en su poder Escobar, quien libró una guerra directa con el Estado colombiano en los años 80 y 90, hasta que fue abatido en 1993. El vehículo marca Rotax aún conserva los colores verde, rosa y violeta con los que el capo lo identificó.

Más adelante, computadores casi destruidos y un camuflado con algunos agujeros atrapan la atención de los visitantes. Se trata de objetos que pertenecieron al ex jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) Víctor Julio Suárez, alias "Mono Jojoy", quien cayó durante una operación militar en 2010.

"Este es el uniforme con el que murió el 'Mono Jojoy', obviamente tuvo que ser lavado con un proceso especial para evitar cualquier riesgo biológico", explica Guerrero al detallar que la Fiscalía ha analizado "alrededor de seis millones de archivos de las FARC".

Entre los archivos que más atrajeron a los investigadores fue el del "Amigo Contabilín", un software de contabilidad con el que la guerrilla enseñaba a cada uno de sus frentes a "dar cuenta del dinero y los bienes" con los que se financiaba el grupo.

Otra sección del museo está dedicada al paramilitarismo y el objeto más impactante allí es la recreación del coche de color rojo y marca Toyota en el que hace 28 años fueron masacrados 12 funcionarios de la Fiscalía en el poblado de La Rochela, en una alianza entre militares y paramilitares.

La Fiscalía guardó para el final de la exhibición "el muro de la corrupción", en el que da detalles de las investigaciones más recientes sobre políticos y funcionarios que aprovechando sus cargos recibieron dádivas en adjudicaciones de contratos, como el caso de la multinacional brasileña Odebrecht.

"Tenemos el teléfono móvil del ex congresista Otto Bula, de allí ya se extrajeron todos los datos que la Fiscalía necesitó para inculparlo de haber recibido un soborno de más de cuatro millones de dólares de parte de Odebrecht entre 2013 y 2014", puntualiza Guerrero.

Para la vocera del museo, la iniciativa del organismo no es hacer una "apología al delito" sino por el contrario "es una forma de crear confianza en los colombianos frente al objetivo de la Fiscalía, que es luchar en contra del crimen y la ilegalidad". 

El museólogo Julián González confía en que el museo "tenga una buena narrativa" para "aportar a la sociedad y a la reconstrucción de la verdad sobre el conflicto armado y la violencia en Colombia".

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Maletín incautado al ex contador del cartel de Cali con cheques girados por el narcotráfico a congresistas y funcionarios colombianos en la década de los noventa. Foto: Santiago Ruiz/DPA

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Moto acuática del extinto capo del narcotráfico Pablo Escobar. Foto: Santiago Ruiz/DPA

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Computadora del ex jefe de las FARC, alias 'Mono Jojoy', incautada durante la operación 'Sodoma'. Foto: Santiago Ruiz/DPA

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Uniforme que tenía puesto el ex jefe de las FARC, 'Mono Jojoy', el día de su muerte en una operación militar. Foto: Santiago Ruiz/DPA

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El teléfono móvil del ex senador Otto Bula, implicado en el escándalo de la multinacional Odebrecht en Colombia. Foto: Santiago Ruiz/DPA

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