El inglés en tiempos de Trump

25 / 08 / 2016 dpa
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"Cuando mis ancestros llegaron aquí, ya hablaban inglés. Hablar inglés es la llave para la asimilación y para alcanzar el sueño americano". Mike Pence, que podría ser el nuevo vicepresidente de Estados Unidos, se muestra así de rotundo. 

El compañero de ticket de Donald Trump se encuentra entre quienes creen que el inglés debería ser la lengua oficial de Estados Unidos, que carece de ella porque los padres fundadores no la establecieron en la Constitución y todos los intentos que ha habido hasta ahora por hacerlo han fracasado. 
Si Trump gana las elecciones presidenciales del 8 de noviembre, Pence promete trabajar por ello desde la vicepresidencia. Los grupos de presión que persiguen ese objetivo desde los años 80 lo jalean. Los defensores de los derechos civiles se llevan las manos a la cabeza porque consideran que carecer de lengua oficial respalda la idea de diversidad sobre la que se ha erigido el país.
Pence se reunió este agosto con Sam Pimm, el director de ProEnglish, y le transmitió su compromiso con la causa. ProEnglish, con sede en Washington, es uno de los grupos que presiona para que la mayor potencia mundial tenga una lengua oficial y que esta sea el inglés. 
Este tipo de organizaciones argumentan su postura sobre una base económica pero también sobre una ideología nacionalista que no ocultan. "Ahorrará miles de millones de dólares a los contribuyentes americanos y alentará a los recién llegados a nuestro país a estudiar inglés y a ser asimilados por nuestra cultura", señala ProEnglish. 
La idea no es nueva. Benjamin Franklin ya temía en 1753 que el alemán acabara convirtiendo al inglés en una lengua minoritaria. "Sólo tenemos sitio para un idioma en este país, y es el inglés", dijo en 1919 Theodore Roosevelt. El movimiento, sin embargo, no se institucionalizó hasta la década de los 80 del siglo pasado. U.S. English fue una de las primeras organizaciones. En 1994, John Tanton y otros activistas antiinmigración fundaron ProEnglish.
Ahora, el ascenso político de Donald Trump ha hecho crecer las expectativas del movimiento que persigue la imposición del inglés, en un momento en el que la expansión del español en Estados Unidos parece imparable: con cerca de 50 millones, es el primer país de habla no española con mayor población hispanohablante, y va en aumento.
"ProEnglish no apoya a candidatos políticos ni a partidos, pero estamos contentos de escuchar que el gobernador Pence defenderá la oficialidad del inglés si es elegido vicepresidente", celebró esta organización el apoyo explícito que el número dos de Trump dio a la causa en la reciente reunión con su director. Pence ya apoyó en sus tiempos de congresista cinco iniciativas legales en ese sentido que no salieron adelante.
La liebre la soltó el controvertido Donald Trump hace casi un año, cuando aún era uno más de los aspirantes a la candidatura presidencial del Partido Republicano. "Me gusta Jeb (Bush). Pero debería dar ejemplo y hablar en inglés mientras esté en Estados Unidos", dijo refiriéndose al ex gobernador de Florida, uno de sus rivales internos. La mujer de Bush es de origen mexicano y él se expresa en español en algunas de sus apariciones ante la prensa.
La candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton, se encuentra en el lado contrario. "Habiendo representado al estado de Nueva York, donde solo en la ciudad de Nueva York se hablan más de 170 lenguas, Hillary se opone a los intentos de hacer del inglés la lengua oficial de los Estados Unidos", dice a dpa Jorge Silva, el portavoz para asuntos hispanos de la ex senadora y ex secretaria de Estado. "Nuestra diversidad es uno de los elementos que nos hacen más fuertes como país y no deberíamos discriminar a gente que no habla inglés". 
En Indiana, el estado natal del republicano Mike Pence, el inglés es lengua oficial. A nivel federal no ha habido iniciativa que lograra el éxito, pero en una treintena de los 50 estados norteamericanos sí han salido adelante las iniciativas para declarar la oficialidad de la lengua de Mark Twain y Ernest Hemingway. El contrapunto se encuentra en el estado libre asociado de Puerto Rico: en septiembre de 2015 declaró el español lengua oficial. Hasta entonces y desde 1993 había sido cooficial junto al inglés. 
El español vive desde hace años una expansión sin precedentes en Estados Unidos de la mano del crecimiento de la población hispana. En grandes ciudades como Nueva York y por supuesto Miami todo puede hacerse en español. También en Los Ángeles, Chicago e incluso en Washington. Mientras se camina por el "downtown" de la capital estadounidense, el paseante se topa con carteles publicitarios en español y cuando en ya en casa se contrata el servicio de Internet y televisión por cable, recibe un paquete con los aparatos necesarios e instrucciones en los dos idiomas.
El avance del español es tal, que todo apunta a que en 2050 Estados Unidos habrá superado a México y tendrá el récord absoluto. Los hispanos serán 133 millones, el 30 por ciento de la población. 
"Los intentos de hacer al inglés lengua oficial representan la primera utilización de la Constitución de Estados Unidos para arrebatar intencionadamente los derechos de ciudadanos americanos en vez de para extenderlos o fortalecerlos", dice la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC por sus siglas en inglés), la organización hispana por los derechos civiles más antigua del país. 
El presidente de U.S. English, Mauro E. Mujica, de origen chileno y naturalizado estadounidense, lo ve de otra forma. "En Estados Unidos, nuestra lengua común, y la lengua del éxito, es el inglés", sostiene. "El inglés sirve como fuerza de unidad".

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