Adoptar en vez de comprar: un hogar para un animal necesitado

07 / 06 / 2017 Ulrike Haverkamp (DPA)
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La adopción de un animal como mascota es una opción que plantea inseguridades a algunas personas que desean tener un nuevo compañero en casa.

Los albergues serios permiten que el perro pasee y juegue con quien quiere adoptarlo para asegurarse de que hay química. Foto: Sebastian Kahnert/DPA

Miles de animales aguardan en los albergues o perreras que alguien los quiera. Muchos han sido abandonados o entregados por falta de tiempo, otros fueron comprados como un capricho que dejo de ser deseado al poco tiempo. 

Por eso, lo primero antes de decidir tener un animal es planteárselo bien. Los perros viven entre 10 y 15 años y los gatos llegan incluso a los 20. 

"Los albergues serios, cuando se adopta allí a un animal, se encargan de ver si el aspirante a dueño encaja con el animal y no al revés", dice Ulf Hoffmann, portavoz de un albergue en Berlín. "Si no se hace así, muchas veces el animal es devuelto rápidamente". 

Para evitarlo, lo primero que se hace es mantener una conversación amplia con el interesado. Rellenar un cuestionario previo ayuda mucho con informaciones como el tamaño de la vivienda y los horarios laborales. 

Los menores de edad no pueden ser adoptantes. Es una forma de evitar en lo posible que el animal sea un regalo para alguien o un juguete. 

Los trabajadores del albergue informan del carácter del animal, de su comportamiento y de sus necesidades. En el caso de los perros, en albergues serios existe la posibilidad de que el interesado dé un paseo por sus instalaciones con el perro o que juegue con él. 

"En nuestro albergue se firma un contrato temporal y el perro se va a casa con el aspirante a dueño por cinco días a modo de prueba", explica Hoffmann. Así se ve si los dos tienen buena sintonía. 

Lo de Thomas Germeshausen y su perro Keule fue amor a primera vista. "Vi a Keule y supe que era él o ninguno", dice Garmeshausen. Aunque conocidos suyos le advirtieron en contra de quedarse con el perro, con mezcla de terrier y con mucha energía, él no quiso escucharlos. 

Hasta el día de hoy, jamás se ha arrepentido de haberlo adoptado. "Claro que duró un tiempo nuestra adaptación, pero jamás he tenido un problema con él. Ni se pelea con nadie ni caza", señala. 

Que los animales en centros de acogida son más difíciles y menos confiables o que traen consigo trastornos mentales o daños físicos es un prejuicio. 

Naturalmente que algunos han acumulado experiencias negativas con personas. Pero de los animales con problemas se ocupan veterinarios y terapeutas y solo pueden ser adoptados una vez se han ocupado de ellos, explica Hoffmann. 

¿Por qué adoptar en vez de comprar un animal a un criador? Principalmente, para hacer algo bueno. En los albergues hay muchísimos animales sanos y sociables de todas las edades. 

Asociaciones defensoras de los animales apuntan además al tormento al que son sometidas muchas razas que se crían porque tienen determinadas características o están de moda. 

La salud de estos animales, que padecen muchas veces enfermedades genéticas, es muchas veces un gran problema. Y ese no lo tienen los animales que no son de raza y que esperan un hogar en los albergues. 

Si entre el nuevo dueño y el animal todo va bien, este será vacunado, desparasitado y se le pondrá un chip antes de irse a su nueva casa.

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