¿Qué eran antes de ser famosos?

24 / 05 / 2013 10:19 Macu Llorente
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Han tenido que trabajar duro antes de probar las mieles del éxito. Pescaderos, churreros, médicos... sus profesiones eran de lo más variopintas.

Hoy gozan de una posición privilegiada, son reconocidos artistas, pero no siempre fue así. Como el resto de los mortales, también tienen un pasado en el que tuvieron que trabajar duro hasta lograr realizar su sueño. ¿Alguien se imagina a Loles León despachando churros, al Gran Wyoming con la bata blanca recetando ansiolíticos o a Sylvester Stallone limpiando jaulas de leones? Ellos, al igual que otras celebrities, no siempre han vivido en el fantástico mundo de las estrellas y esas actividades les sirvieron para sobrevivir mientras daban sus primeros pasos hacia el estrellato.

Pero las cosas cambian, como le sucedió a Fernando Tejero, que ahora está en su mejor momento, aunque no olvida cuando soñaba con subirse a los escenarios mientras cumplía su jornada laboral en la pescadería de sus padres en Córdoba. Allí estuvo hasta los 30 años, porque lo suyo con la actuación fue una vocación tardía. Harto de limpiar pescado, el actor abandonó el negocio familiar hasta poder vivir de la interpretación, aunque ni sus padres ni su entorno daban un duro por él: “No hay nada peor que trabajar con la familia: te tratan fatal, te pagan peor”, ha comentado de su primera profesión.

Otro que antes de acumular ceros y ceros en su cuenta corriente desempeñó otra actividad de lo más normal es David Bisbal. Poco amigo de los libros, el cantante decidió dejar los estudios, pero ante la insistencia de sus padres para que se labrara un futuro se sacó un módulo forestal y estuvo durante un tiempo ganándose la vida en un vivero. Este trabajo tampoco era lo suyo y lo abandonó para dedicarse a la música en una orquesta. Después llegarían los castings para el primer programa de Operación Triunfo y nuevos días repletos de éxitos, dinero y fama.

Al que también le ha cambiado la vida, y de qué manera, es a su compañero David Bustamante. Antes de participar en la primera edición del mismo concurso musical, de conseguir dos discos de oro, de enamorarse de Paula Echevarría y de formar junto a ella una de las familias más glamurosas de nuestro panorama celebrity, el cántabro trabajó de albañil en la empresa familiar en San Vicente de la Barquera, su localidad natal. El cantante dejó de subirse a los andamios para emprender una meteórica carrera en el mundo musical y se podría decir que se está haciendo de oro. La concursante de OT que sí tenía un trabajo de altura es Soraya, a quien también el programa le dio la oportunidad de dejar atrás su vida de azafata de vuelo en Air Madrid para vivir de la música.

David y José Manuel Muñoz, integrantes del dúo Estopa, abandonaron los estudios para trabajar en una filial de Seat, de seis de la mañana a seis de la tarde. David hacía el soporte del motor y José el salpicadero de los coches. Los cantantes vienen de familia modesta y empezaron su andadura profesional en una fábrica. Los hermanos no olvidan de donde dónde vienen y, como homenaje a su pasado currante, el nombre del dúo viene de una frase que les gritaba el encargado de la fábrica cuando quería que subieran el ritmo: “¡Dale estopa!”.

Y si hay un famoso que ha trabajado de casi todo es Eduardo Gómez. Su carrera como actor arrancó por casualidad cuando acompañó a un amigo a la grabación de la serie ¡Ay Señor, Señor!, pero antes de ese día, trabajó entre otras cosas de vendedor de enciclopedias a domicilio, camarero de un bar, albañil y dependiente de grandes almacenes. Hoy, a sus 60 años, presume de novia de 23 y tiene suficiente fama como para no pensar en retomar ninguno de sus empleos anteriores.

Una vida muy distinta era la del aristócrata Alessandro Lequio, conocido sobre todo por sus relaciones sentimentales. Han pasado unos veinte años desde que llegara a España, se enamorara de Ana Obregón y decidiera quedarse. Pero Lequio, además de ser noble por parte de familia, también tiene un pasado laboral. Estudió Historia en la Universidad de Turín e hizo un máster en el centro de estudios de Fiat. A los 31 años ya era adjunto a la presidencia de Fiat Ibérica. Después, el azar le convirtió en un personaje famoso, protagonizó polémicas portadas del corazón y a partir de ahí estrenó profesión como tertuliano televisivo, oficio que rentabiliza perfectamente, al menos hasta hoy. Y la prueba de que los famosos también son gente normal, si no ahora al menos lo fueron antes, es Miguel Ángel Silvestre, que antes de actor fue fisioterapeuta. El duque se preparaba para tenista, pero una lesión en el hombro truncó su carrera y se convirtió en fisioterapeuta y masajista siguiendo los pasos de su padre, que tiene una clínica en Castellón y que le contrató durante un tiempo antes de convertirse en uno de los actores más deseados de la pantalla.

Un oficio poco corriente.

Hay algunos personajes populares que coinciden en haber desempeñado los mismos oficios, pero haber pertenecido a las fuerzas de seguridad no es demasiado corriente entre los famosos. Nadie olvida que Antonio David Flores fue guardia civil. Entró en el cuerpo por vocación pero, tras ser condenado y suspendido de su cargo durante seis meses por quedarse con el dinero de una multa de tráfico, decidió darse de baja y seguir su camino profesional en programas de televisión como colaborador. Al exmarido de Rociíto y exyerno de Rocío Jurado rentabilizar la fama le salió más a cuenta que seguir en el cuerpo.

Y si hay alguien capaz de tener un pasado repleto de profesiones de lo más diversas ese es José Luis Moreno, que fue cantante de ópera, se sacó la carrera de Medicina en la especialidad de Cirugía y asegura que fue neurocirujano durante siete años. Pero el ventrílocuo no se iba a conformar solo con esto. Además, en su currículum dice dominar todos los idiomas europeos, además del árabe y el japonés, lo que le permitió, según él mismo cuenta, realizar traducciones simultáneas del finlandés al griego para Naciones Unidas. Si así fuera tendríamos entre nuestro panorama patrio de las celebrities a todo un portento.

Otro que también trabajó como médico es el Gran Wyoming, que ejerció en la localidad burgalesa de Buitrago del Lozoya y estuvo como residente de medicina interna en un hospital madrileño, pero lo abandonó para dedicarse a su verdadera vocación, el mundo del espectáculo. También acumula experiencias de lo más variadas Loles León. Vista su popularidad cuesta creer que un día, además de churrera, fuera dependienta, secretaria y telefonista.

Todo personaje conocido tiene una época en la que no era tan mediático. Al otro lado del charco, Eva Longoria es una reconocida artista, pero ella misma cuenta que su pasado no fue tan glamuroso como su presente: se crió en un rancho y, como otras adolescentes, también trabajó en un restaurante de comida rápida donde lavaba platos y servía cafés para sacarse un dinero. Y aunque parezca raro, además, pasó una temporada en un taller de reparación de automóviles, un empleo poco elegante para una chica como ella.

Jennifer Lopez también sabe lo que es vivir sin ser una diva. La actriz nació en una familia de clase media y, aunque hoy es conocida por sus excentricidades y caprichos, durante su juventud la ex de Marc Anthony tuvo que trabajar duro para ganarse la vida. Estuvo en una oficina de abogados y también de recepcionista en un hotel, de este último oficio parece haberse olvidado y hoy no es nada fácil tenerla de huésped, sobre todo cuando se aloja en las mejores suites del mundo y sorprende con sus peticiones, que van desde exigir que cambien la iluminación de la habitación a que las paredes, mesas, flores, sean de color blanco.

Ataúdes y tigres.

Pero si hay una artista que sabe lo que cuesta llegar a vivir de su verdadera vocación es la exótica actriz Lucy Liu. La intérprete de Los Ángeles de Charlie creció en Queens, Nueva York, y comenzó a trabajar a los 11 años en una fábrica de pijamas de su familia. Vivió junto a sus padres, inmigrantes chinos, en un apartamento, pegado al local, que estaba plagado de cucarachas. La actriz no nació entre algodones precisamente y, aunque no tuvo una vida cómoda, gracias a su esfuerzo salió adelante y sus penurias económicas pasaron a ser historia. Sean Connery, por su parte, empezó a trabajar a los 13 años para ayudar a la economía familiar. Se dedicó a abrillantar y limpiar ataúdes, pero no fue su único empleo porque, aunque hoy posee uno de los currículos más amplios de Hollywood, antes sirvió a la marina británica, al más puro estilo James Bond.

Seguro que su aspecto de hombre duro le serviría a Sylvester Stallone para manejarse frente a los leones. Comparando su vida con la de la mayoría, el actor pertenece a un grupo de privilegiados. Hoy muchos encontrarían que hay motivos para que sea envidiado, pero hubo un tiempo en el que también supo lo que es madrugar, vivir de un salario o incluso tener que trabajar en algo que no era de su agrado, porque limpiar jaulas de leones, como hizo él, no parece que sea un trabajo demasiado cómodo.

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