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La tecnología nos hace más tontos

03 / 09 / 2015 Macu Llorente
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Confiamos nuestra memoria a los aparatos y esto hace que cada vez recordemos menos datos

Los aparatos son cada vez más inteligentes, pero los usuarios cada día más tontos. Al menos, eso se desprende de un estudio realizado a 6.000 europeos por el fabricante de antivirus Kaspersky en el que se alerta de que cada vez recordamos menos datos y somos más incapaces de retener la información. Antes éramos auténticas agendas, pero ahora, muchas veces, no recordamos ni nuestro propio número. Entre los españoles encuestados, el 44% no es capaz de saber de memoria el número de teléfono de sus hijos y un 20% no sabe tampoco el de su pareja. Además, el 51% desconoce el número de su lugar de trabajo, aunque el 65% todavía se sabe los números de teléfono de la casa en la que vivían cuando tenían entre 10 y 15 años de edad, antes de tener el móvil. A pesar de todo, los jóvenes lo tienen claro: quien tiene un smartphone, tiene un tesoro. Sin él estamos perdidos, nos hemos hecho tan vagos que incluso el 43% de los consumidores más jóvenes encuestados, de edades entre los 16 y 24 años de edad, dice que su smartphone tiene casi todo lo que necesita saber o recordar.

Las nuevas tecnologías son un arma de doble filo: por un lado, a un golpe de clic, ponen todos los conocimientos a nuestro alcance, pero también por comodidad delegamos en nuestros teléfonos móviles y también en Internet la responsabilidad de recordar, frente a generaciones anteriores que se servían de su memoria para recordar datos, números de teléfonos o fechas. Ahora formamos parte de la generación de la “cabeza vacía”. La agenda telefónica, la cita con el médico o los pins de las tarjetas están custodiadas por nuestro móvil, a quien hemos convertido en guardián de nuestros datos más importantes y en nuestra cabeza pensante. Es tan fácil el acceso a la información que no nos molestamos en ejercitar la memoria condenándonos a una amnesia digital que, según alertan los especialistas, ya sufre buena parte de los usuarios. Claro que, como hay defensores para todo, algunos científicos ven en esta situación algunas ventajas: según explican, nuestros cerebros funcionan al igual que nuestros aparatos electrónicos, es decir, tienen una capacidad limitada en lo que concierne al número de información accesible. Según esta teoría, ayudarnos de la electrónica para almacenar información, nos permitiría liberar espacio de nuestro disco duro (en este caso, nuestro cerebro), y focalizar todos los esfuerzos en concentrarnos mejor, por ejemplo, en el trabajo.

Respuestas rápidas. Pero no solo confiamos en el móvil. Cada vez más personas hacen un uso intensivo de Internet y, en concreto, del buscador Google. Tanto que para muchos usuarios ya es casi imposible imaginar una vida sin conectarse a la Red lo que provoca que haya cada vez más individuos dependientes. Según la misma encuesta, el 79,5% de los europeos preguntados admiten utilizar Internet como una obra de referencia universal. Y no solo la comodidad es una de las razones principales, un 61% reconoce que cuando tiene necesidad de respuestas simples y rápidas y además no tienen tiempo de acudir a la biblioteca o a los libros, echa mano de la Red. Un fenómeno que no es exclusivo de los adolescentes, sino que ya afecta a cualquier grupo de edad.

Pero el debate no acaba aquí. La tecnología puede ser nuestra gran aliada, pero también una enemiga capaz de robarnos los recuerdos y también nuestra creatividad, como también lo demuestran algunos estudios realizados en Estados Unidos en donde se alerta de que los niños que toman apuntes con portátiles en lugar de a mano están frenando el desarrollo de su memoria, ya que esta también está íntimamente relacionada con la escritura manual.

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