La moda de intercambiar la pareja

07 / 05 / 2010 0:00 LUCIA MARTÍN [email protected]
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Se habla poco de ello, pero los locales donde se practica sexo a varias bandas abundan entre las calles de nuestros barrios más elegantes. Allí van los swingers, gente que no tiene celos por compartir a su pareja.

Mientras una pareja retoza en el jacuzzi, otra, vestidos ambos únicamente con una toalla, hace amigos tomando una copa en la barra del establecimiento. De momento, la sala de sadomaso está vacía: aún es pronto, las agujas del reloj apuntan las 21 horas. Sin embargo, en la oscura pista de baile, varios hombres se pegan a una mujer para manosearla al ritmo de la música... Esto, que podría sonarle a muchos como un bíblico Sodoma y Gomorra, tiene lugar todos los días en alguno de los muchos clubes swingers que existen en nuestras ciudades. Quizás viva al lado de uno sin saberlo, lo que no es de extrañar dada la discreción de estos locales y la de quienes los frecuentan. Sólo el ajetreo de personal, que se acentúa las noches de los fines de semana y los días que se organizan fiestas, podría delatarlos... Por lo demás, parecen un pub corriente, de no ser porque no suelen abusar de las luces de neón y porque, habitualmente, hay que llamar a la puerta para entrar.

Los swingers (el vocablo viene del inglés, ‘columpiarse’) o liberales viven la sexualidad más allá de sus parejas: es decir, están abiertos a intercambios con otras parejas o chicos y chicas, en función de sus preferencias, y estos pueden ir desde las simples caricias a relaciones sexuales completas.

En Madrid (Encuentros Vip, Fusión Vip, Momentos...), en Barcelona (6y9, Body’s, Blau Nit), en Andalucía (Fantasy, Sueños, Adán y Eva)... Los establecimientos donde las parejas liberales dan rienda suelta a sus fantasías proliferan por toda la geografía nacional y europea. De hecho, el fenómeno es importado: la primera organización swinger se creó en EEUU, en California, en los años 60. Los americanos disponen incluso de un organismo a nivel nacional, la Nasca (North American Swing Club Association), que promueve actos relacionados con esta forma de vivir la pareja y el sexo.

Es imposible saber cuántos locales de este tipo existen en España, pero en Madrid, por ejemplo, superarían la docena. Suelen abrir por la tarde hasta altas horas de la madrugada. Casi todos disponen de jacuzzi (y taquillas para cambiarse), sala de sadomaso, pista de baile, pequeños cuartos destinados a las parejas, pasillo francés, cuarto oscuro... Normalmente las chicas entran gratis (aunque en algunos locales pagan una entrada que incluye una consumición). La horquilla de precios para parejas y chicos solos (que son los que más pagan) varía de un sitio a otro y aumenta los fines de semana, en los que puede ir de 30 a 60 euros o más. El precio incluye las consumiciones y el uso de las instalaciones (taquillas, jacuzzi, sábanas, toallas, zapatillas…). Los usuarios suelen ser asiduos, así que, cuando alguien va por primera vez, la rutina es que el relaciones públicas se encargue de realizar una visita y explique el funcionamiento. La norma básica y que caracteriza a los swingers es que un no es un no y siempre se respeta, algo que sorprende a los que no conocen este entorno.

Dentro de este ambiente son posibles distintas prácticas, de menor a mayor intercambio sexual. Una forma de iniciarse es a través de páginas web, algo muy en boga últimamente. “Las páginas permiten a los neófitos empezar suavemente su camino liberal. Luego cogen confianza, hablan con otros que suelen ir a locales, hacen quedadas para animarse y visitar los locales. Internet ayuda mucho para esta transición entre sexualidad dentro de la pareja hacia sexualidad entre parejas”, comenta Eva, webmaster de www.morbonet.com, portal que lleva funcionando unos dos años y cuenta con más de 100.000 usuarios registrados y entre 800 y 1.200 visitantes únicos al día. Ella y su compañero, ambos ingenieros, se definen como parte de las “nuevas parejas liberales, más curiosas que aficionadas”. Al no encontrar webs que les gustaran, decidieron montar una. “Queríamos que los contactos que se ofrecieran fuesen reales, porque muchas veces, al chatear, nos dábamos cuenta de que había muchos perfiles falsos. Morbonet es gratuito sólo para las parejas y chicas autentificados por Webcams. No hace falta comprobar que los chicos (que sí pagan, un mínimo de dos euros al mes) son realmente chicos, el 99% lo es”, explica. Pero, ¿cuál es el objetivo que persigue un contacto falso? “Pues, por ejemplo, engancharte y que una vez que caduca el tiempo de acceso gratis, entres pagando. Otras páginas, gratuitas, crean contactos falsos porque necesitan tráfico y el tráfico atrae a anunciantes”, detalla Eva.

Laura, usuaria de Morbonet, cuenta su experiencia: “Hemos ido únicamente a un club swinger, y por curiosidad, sin ánimo de hacer nada, aún no estamos a ese nivel. Como todo esto es nuevo estamos yendo poco a poco, disfrutando, sin prisas. De momento sólo buscamos mujeres (fui yo quien se lo propuso a mi pareja), aún no nos hemos relacionado con otras parejas, pero más tarde o más temprano probaremos, porque nos atrae”, explica. Laura, que tiene 33 años y lleva dos de relación, busca mujeres de entre 18 y 45 años, educadas, morbosas, abiertas y cómplices.

Tabúes.

La pareja se prestó a hablar para este reportaje pero, como otros, no quiso salir en la foto. ¿Por qué esta reserva? “Tradicionalmente, lo normal es lo que hace la mayoría, así, para los que tengan una mentalidad retrógrada, los liberales deben de ser gente no normal. Es lo que abunda en la sociedad española y eso te convierte en un bicho raro. Eso puede suponer inestabilidad laboral y todos necesitamos trabajar para vivir. Salir a cara descubierta te puede originar problemas sociales. Si yo no tuviera problemas económicos por ello y sólo tuviese que aguantar los comentarios de los demás no me importaría mostrarme”, explica.

Laura comenta que existen aún muchos tabúes en España, no así en otros países, y defiende su forma de ver el sexo: “Me atrevería a apostar que los liberales cuentan con un porcentaje de éxito más alto que el resto de parejas. En el mundo liberal hay que ser capaz de diferenciar lo físico de lo emotivo, las relaciones liberales no son una forma de suplir las ganas de ser infiel a la pareja. El enfoque es distinto: las parejas comienzan en este mundo cuando se encuentran muy cómodas y estables”, finaliza. Cycmadrid es el nick detrás del que se encuentran una administrativa y un ingeniero: “Buscamos chicas, no tríos ni intercambios con otras parejas, pero lo respetamos. Yo ya conocía este mundillo y se lo comenté a mi mujer, que me gustaban ciertas cosas. Ella me desveló que había tenido sexo con otras mujeres y como a mí eso me gustaba, pues listo. Siempre ha sido de mutuo acuerdo. Todos tenemos fantasías sexuales que van más allá de la pareja, los hay que dan el paso y otros no, es cuestión de muchas variables: educación, religión...”, comenta. “El mundo liberal es tan amplio como los que lo componen, de todas las clases sociales y profesiones. Los hay que se creen unos cracks por realizar intercambios completos, pero el ambiente lo componemos todos”, aclara. Y ojo, que también hay mucho engaño: “Los hay que intercambian a sus parejas porque ya no les dicen nada en la cama y estos acceden forzados, para no perder a sus cónyuges. Es lamentable, porque además se nota a la legua”, continúa.

A los clubes liberales va gente de todo tipo, muy a menudo, de alto poder adquisitivo, ya que estos lugares no son especialmente económicos. Pero hay de todo: con estudios, sin estudios, jóvenes veinteañeros, adultos que superan los 50, parejas o chicos solos.

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