Lucas Eguíbar, campeón de snowboard que vive mirando al mar

30 / 03 / 2015 DPA
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Ya es bastante sorprendente que un español sea campeón de la Copa del Mundo de snowboard cross, pero aún lo es más cuando se descubre que Lucas Eguíbar vive en San Sebastián, una ciudad bañada por las olas del mar Cantábrico.

Donosti, nombre vasco de la idílica villa del norte de España, es territorio de "surfers", no de "riders". En sus playas, desde Zurriola hasta la próxima Zarauz, unos kilómetros a las afueras, las tablas sirven para cabalgar olas, no nieve.

Pero Eguíbar tiene una personalidad especial. "Yo soy también muy surfero, y tengo amigos surferos muy buenos que me ayudan a mejorar", asegura. "Yo pienso que hacer surf ayuda en la nieve. Hay gente que dice que no porque son sensaciones totalmente diferentes, pero sigo estando con una tabla debajo de los pies".

Joven, descarado, sonriente y optimista, el español miró pronto a la montaña y con cinco años aprendió a esquiar de la mano de su madre. A los 15 años se pasó al snow, donde pronto demostró un talento distinto, un talento que en 2015, a los 21, confirmó con la que España considera su primera Copa del Mundo sobre nieve. 

Johann Mühlegg la ganó en esquí de fondo, pero tras su escándalo de doping en Salt Lake City, el esquiador de origen alemán es un mal recuerdo en el país.

Al español le bastó con ganar una prueba en Veysonnaz y ser segundo en la siguiente, disputada también en la estación suiza. En la tercera y última, disputada en la localidad española de La Molina, Eguibar falló en las rondas preliminares, pero ni el ruso Nikolay Olyunin ni el australiano Alex Pullin aprovecharon la oportunidad de adelantarlo en la clasificación general.

"Para nuestro deporte significa esperanza", dijo el "rider", consciente de que la nieve es un reducto minoritario en un país que vive principalmente pendiente del balón de fútbol.

El esquí dio dos medallas olímpicas a España, las dos con el mismo apellido. La primera fue casi un milagro producto de un pionero, Francisco Fernández Ochoa, que ganó el oro en el slalom de los Juegos de Sapporo en 1972. Su hermana menor, Blanca, logró un bronce en la misma especialidad en Albertville 1992.

Fuera de eso, algunas victorias en la Copa del Mundo de esquí alpino de María José Rienda y Carolina Ruiz, o la medalla de plata en los Mundiales de halp pipe de otra snowboarder, Queralt Castellet.

"Estamos hablando de un deporte muy minoritario", admite Eguíbar, que espera que su éxito le permita al menos mudarse a vivir cerca de la nieve. 
"Eso es lo necesario, si me dedico a esto, tengo que entrenar cada día, estar donde tenga que estar. Si tento que ir lejos, yo encantado de estar en la montaña", señala.

El cross es una modalidad de snowboard que consiste sencillamente en descender por una pista al mismo tiempo que los rivales. El primero que cruza la meta, gana.

"Es un deporte de riesgo, de mucho impacto y eso le puede gustar mucho a la gente", dice Eguíbar. "Dentro es igual que el rugby, un deporte de bestias pero jugado por caballeros. Somos todos amigos, respetamos el espacio de los demás e intentamos no jugar sucio".

Una combinación de patrocinadores y becas permiten al "rider" dedicarse profesionalmente al deporte, pero con una federación de deportes de invierno que, según su presidente, May Peus, tiene una deuda de un millón de euros (aproximadamente un millón de dólares), el acceso a fondos es complicado.
Eguíbar sigue viviendo en San Sebastián con su madre, la persona que inculcó la pasión por la montaña a sus hijos. El mayor también estuvo en el equipo nacional de esquí, pero lo dejó. La hermana menor de Eguíbar se decidió por el snow, pero las lesiones y la crisis económica la apartaron de la nieve y la condujeron a las aulas de la carrera de Derecho.

Eguíbar sueña con más. "Me gustaría ganar todo lo que me proponga, campeonato del mundo y Juegos Olímpicos", asegura. Su entrenador, Israel Planas, tiene fe en su pupilo. "Lo cierto es que, pese a lo que ha conseguido, aún tiene mucho margen para mejorar", advierte.

Para mejorar, el "rider" español quiere salir del gimnasio cercano a su casa y subirse a la tabla. "Tengo que trabajar más en la nieve. No tengo las facilidades que tienen otros, este invierno no he podido tocar mucho la nieve. Y yo creo que es lo que me ha faltado de pulir".

"Lo bueno de este deporte es que requiere una capacidad física bastante grande, y es lo que he trabajado, he tirado del físico más que de mi técnica", agrega.

"Competimos contra países como Austria, Estados Unidos o Canadá, donde viven en la nieve. El primer deporte del país es el esquí o el snow, nacen con una tabla debajo del brazo", cuenta. "Nosotros no tenemos eso, así que tendremos que entrenar más. Pero por falta de ganas no va a ser".

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