Clubes privados para ricos

“Jamás pertenecería a un club que tuviese a alguien como yo como miembro”, decía Groucho Marx. Quizás lo decía porque nunca le invitaron a alguno de los clubes de los que hoy hablamos. Sin ser logias masónicas, tienen ese aire misterioso característico de estas últimas. Hay cola para ser socio, lo que les convierte en inequívoco objeto de deseo: hablamos de los clubes privados donde la alta sociedad, empresarios de buen ver, literatos... se reúnen en confianza y al abrigo de ojos y oídos indiscretos. Tienen su origen en Inglaterra, en el siglo XVIII, y se crearon para que sus miembros pudieran apostar, algo prohibido en aquella época. Entre los primeros están White’s, al que pertenecen Carlos de Inglaterra, el príncipe William o Tom Stacey; Brooks’s y Boodle’s. Más tarde se abriría el Athenaeum Club, cuya biblioteca es digna de mención.

Larga lista de espera. Casi todos se ubican en edificios singulares y suelen tener un sinfín de actividades relacionadas bien con las artes, bien con la gastronomía o los deportes. Curiosamente, pertenecer a uno de ellos no es solo cuestión de dinero. La aprobación siempre tiene que ser a propuesta de un miembro y depende de la junta del club. Suele haber lista de espera, que puede durar años. Y si el perfil del miembro es finalmente rechazado, en algunos clubes el que lo propuso debe dimitir... Como es de imaginar, el furor por los clubes llegó a otras latitudes, y también a nuestra geografía. Uno de los primeros fue el Veloz Club, en Madrid, que reunía a la alta sociedad aficionada a un medio de locomoción con muchos adeptos en aquel momento: el velocípedo (o bicicleta). Del anterior club surgió el Nuevo Club, que aún hoy sigue abierto y que, a pesar del nombre, es uno de los más antiguos de España. En la capital también tenemos otros como Casa Club, La Gran Peña o los más recientes Club Matador y Argo. En Europa los hay en numerosos países, pero no es algo tan de moda como en EEUU: “Allí la gente usa sus clubes de golf o tenis a modo de club privado”, comenta un empresario.

BROOK’S ARISTOCRÁTICO

Un exclusivo club londinense que se abrió en 1762 y es también únicamente para hombres. De él destacan su bar, sus habitaciones dedicadas al juego y una extensa biblioteca. A él perteneció William Wilberforce, conocido por liderar una campaña contra la esclavitud y la trata de esclavos.

CLUB MATADOR CULTURAL

Relacionado con la cultura (su fundador es el creador de la revista Matador), es uno de los más nuevos en Madrid. Destacan su sala de cine, la de música (dedicada al jazz), el patio y jardín interior, la biblioteca de novela negra y su excelente restaurante.

BOODLE’S CONSERVADOR

Otro club privado londinense, en el nº 60 de Saint James’s Street, en Westminster. Nació en 1762. Lugar de reunión de los tories (conservadores) británicos. El nombre le viene del que fuera su jefe de camareros. El creador de James Bond, Ian Fleming, o Winston Churchill fueron algunos de sus miembros. Hoy en día se permite la entrada a mujeres pero solo al Boodle’s Ladies Side.

LA GRAN PEÑA MILITAR

Situado en un edificio emblemático de la madrileña Gran Vía, tiene su origen en las peñas militares del siglo XIX. Tuvo como miembros a Primo de Rivera, Franco, José Canalejas, Juan Carlos I… No admite a mujeres como socias.

THE ATHENAEUM MAJESTUOSO

También en Londres, sin duda, el edificio que lo alberga es uno de los más majestuosos, de estilo neoclásico y con un bajo relieve copiado del Partenón de Atenas. Destacan su vestíbulo, la escalera de mármol por la que se llega a la biblioteca (con más de 80.000 libros), y la habitación para fumar, en la que, por cierto, no se puede fumar. Se abrió tanto para hombres como para mujeres.

WHITE’S PIONERO

Situado en St. Jame’s Street, Londres, fue el primero en abrir, en el año 1693. Aristocrático, es solo para hombres y no hay que confundirlo con otro local menos elegante que lleva el mismo nombre.

ARGO GASTRONÓMICO

Asociación racional de gastronomía y ocio en Madrid. El edificio fue residencia de José Canalejas. El club está dedicado a la cultura, la gastronomía y el ocio. Hay tertulias literarias, una emisora de radio, cine, catas, terraza con bonitas vistas e, incluso, una sala dedicada al automovilismo.

EL NUEVO CLUB CENTENARIO

En la madrileña calle Cedaceros, es uno de los clubes centenarios. Las mujeres siguen sin poder ser socias aunque sí pueden utilizarlo. Dicen que su restaurante es uno de los mejores de Madrid, con una especialidad: los huevos.