Ventajas del jarrón chino

28 / 06 / 2017 Nativel Preciado
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El expresidente Felipe González se dedica ahora sobre todo a potenciar la fundación que lleva su nombre.

Tras el reciente fracaso de Felipe González en las primarias del PSOE, donde su candidata Susana Díaz salió derrotada, no muestra muchas ganas de entrometerse en los asuntos internos de su partido. El expresidente no acudió al 29º Congreso, con la disculpa de que acaba de ser designado miembro del equipo de verificación del acuerdo de paz en Colombia, y el ganador Pedro Sánchez solo tuvo la oportunidad de verle a través de un plasma en el que ni siquiera mencionaba su nombre.

Es cierto que últimamente se dedica a reforzar su faceta de estadista en ámbitos internacionales y, sobre todo, a potenciar la fundación que lleva su nombre y que pondrá a disposición de los ciudadanos toda la documentación y archivos de la época en que fue jefe del Ejecutivo y secretario general del PSOE, y funcionará también como laboratorio de ideas socialdemócrata. Gracias a la brillante idea de su hija María González Romero, inspirada en las Bibliotecas Presidenciales de los Estados Unidos, el “jarrón chino” más emblemático de nuestra reciente democracia parece haber encontrado su lugar en el mundo, donde lejos de estorbar será de gran utilidad. 

Ya se conocen los primeros trabajos de la fundación: el lanzamiento de su página web, la publicación de un libro de investigación, ¿Quién manda aquí? (Debate), sobre la crisis de la democracia representativa y un interesante estudio sobre la generación de los millennials. Han realizado encuestas en 21 países de todo el mundo a jóvenes que se han hecho mayores de edad en el siglo XXI, y una de las conclusiones más inquietantes es que no les interesa la política y, además, están convencidos de que no tienen mucho por lo que luchar. Más de una vez me he referido en este espacio a los jóvenes que nacieron a caballo entre el siglo pasado y el actual, y ya se ha dicho que la política ocupa el último lugar entre sus preferencias, pero hay ciertos rasgos de este informe que rompe algunos estereotipos, por ejemplo, que un alto porcentaje de los consultados se declaran felices y optimistas. Lo prioritario para ellos es ser felices y tener buena salud, y en segundo lugar les interesa especialmente la música, el cine, las nuevas tecnologías y el uso de las redes sociales. Creen, además, que existe una profunda brecha generacional respecto a sus padres y abuelos.

La desconfianza en los políticos se debe a los escándalos de corrupción, el incumplimiento de las promesas electorales y a que no se preocupan por sus problemas y necesidades; solo les interesa la opinión de las personas mayores. También han dibujado el perfil de su candidato ideal: que sea íntegro, humilde, se pueda confiar en él, sepa gestionar una crisis, se centre en crear empleo y en resolver los problemas de la educación y la sanidad. Habrá que esperar a la siguiente generación para encontrar ese mirlo blanco que reclaman los millennials.

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