Secretos a voces

25 / 10 / 2017 Nativel Preciado
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El productor Weinstein llevaba tres décadas abusando de las mujeres con las que se relacionaba laboralmente.

En medio de la desolación y la fatiga informativa que nos invade, quiero celebrar dos buenas noticias para las mujeres: después de largas campañas de denuncias se ha logrado, al fin, que en la India se penalicen las relaciones sexuales con esposas menores de edad y que el magnate Harvey Weinstein haya sido expulsado de la Academia de Cine. Soy consciente de la gran diferencia que existe entre violar niñas en la India y toquetear actrices en Hollywood, pero el fundamento de ambas conductas se basa en el origen de toda violencia machista: el abuso del poder y la fuerza. A partir de ahora, el hombre indio que tenga relaciones sexuales con una niña, aunque sea su esposa legal, podrá ser acusado de un delito de violación ante los tribunales. Queda por ver si las niñas, casadas a la fuerza con el consentimiento de sus padres, se atreverán a señalar a sus maridos cuando sean forzadas a tener relaciones sexuales. No obstante, ya es un paso histórico que la ley ampare a quienes tengan el valor de denunciarlos.

Lo del productor Harvey Weinstein era un secreto a voces, pues el tipo llevaba casi tres décadas abusando de las mujeres con las que se relacionaba laboralmente, aunque ninguna, hasta ahora, se había atrevido a denunciarlo públicamente. Hace unos días, The New Yorker publicó el reportaje que ha acabado con la carrera de uno de los cineastas más poderosos de Hollywood. El autor del reportaje, por cierto, es Ronan Farrow, el hijo de Mia Farrow, que dedicó meses a conseguir los testimonios de varias actrices que le contaron detalles escabrosos sobre su mala experiencia y animaron a que lo hicieran todas las víctimas de Weinstein, al parecer, una especie de depredador que las obligaba a tener relaciones sexuales de diversa índole a cambio de contratos. Rosanna Arquette, Mira Sorvino, Angelina Jolie o Gwyneth Paltrow son algunas de las damnificadas de este poderoso cretino de 65 años que pesa 137 kilos. Cuando les preguntaban por qué no habían denunciado antes los hechos, una explicó que mantuvo silencio porque tenía miedo a que la aplastase, como hizo con muchas otras actrices que se negaron a complacer sus deseos. Otra dijo que le parecía inútil ir a la Policía, porque solo tenía la palabra de una mujer indefensa contra un influyente personaje que, además, estaba apoyado por los mejores abogados del país. El caso es que, a partir del artículo de Farrow, le han expulsado de la Academia, le llevan ante los tribunales y parece que han puesto fin a su carrera. Frente al caso Weinstein ha habido dos clases de respuestas: numerosas mujeres como Meryl Streep, Kate Winslet, Jennifer Lawrence, Emma Watson, Cate Blanchett, Penélope Cruz, Jane Fonda, Hillary Clinton y Michelle Obama han dicho que están asqueadas y horrorizadas. Y algunos hombres, como George Clooney y el expresidente Barack Obama, condenan su intolerable comportamiento. Otros amigos del acusado, como Tarantino y Woody Allen, se muestran “tristes”, “estupefactos”, “con el corazón roto” y temen que este escándalo conduzca a una caza de brujas. Emma Thompson asegura que conoce en Hollywood a muchos como Weinstein. Pues haría un gran favor a la causa si los denunciara con nombres, apellidos y, sobre todo, pruebas.

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