El efecto Google

03 / 12 / 2015 Nativel Preciado
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Perdemos concentración y memoria, aunque encontramos datos mejor que nunca

Lo primero que hago cuando me despierto es leer las noticias a través de Internet. Mientras desayuno, echo un vistazo a Twitter y cliqueo en los enlaces que me interesan. Luego entro en las webs de los periódicos digitales, leo titulares, doy un repaso a cada sección (incluidas las llamadas soft news o fast food news) y me detengo en las listas de la sección de “Lo más leído” o “compartido”, donde aparece “el penúltimo órdago de la CUP a Artur Mas” junto a “los cinco alimentos más saludables que están de moda”. Toda la operación me puede llevar unos tres cuartos de hora y casi siempre me arrepiento de haber perdido el tiempo con asuntos que, a pesar de llamar mi atención, finalmente compruebo lo poco que me importan. No sé por qué cliqueo de manera inconsciente en ciertos titulares que me parecen curiosos, aunque tras ver las imágenes y leer un par de líneas me doy cuenta de que no me interesan.

Explico mi recorrido diario para demostrar que formo parte de una mayoría de internautas que consume noticias de un modo cada vez más aleatorio, distraído e involuntario. Me merezco una doble autocrítica en mi condición de consumidora y productora de información. Debería ser más selectiva y, sin embargo, yo también me dejo llevar por las referidas fast food news, un producto muy adictivo elaborado con ingredientes básicos, fáciles de digerir, que se mezcla de forma indiferenciada con la información más trascendente. Noticias que conquistaron la televisión y se han adueñado de toda la prensa, incluso de la que presume de rigurosa. El término no es mío, sino de Jorge Todolí y Raúl Cirujano, autores de Sexo, muerte y clics. Las noticias que le gustan a tu cerebro, un ensayo sobre las trampas que se emplean para aumentar el consumo de información y cómo está cambiando nuestro cerebro con la utilización de Internet. Cuanta más información consumimos, mayor es el número de circuitos neuronales dedicados a las tareas superficiales y menor el número de los que se encargan de las reflexiones. Perdemos capacidad de concentración, retenemos menos datos aunque, por otra parte, sabemos encontrarlos mejor que nunca. Es lo que se conoce como el efecto Google, un buscador del que dependen nuestros conocimientos. Todo lo que necesitamos saber lo tenemos en Google, hasta el punto de que si algún día se llega a desconectar nos quedaríamos sin respuestas.

Respecto a las noticias más adictivas, cuyos titulares pinchamos muchas veces sin querer, han puesto patas arriba el mundo de la información. Se utilizan técnicas para atrapar seguidores, porque hay grandes intereses económicos en juego. Los medios necesitan aumentar los índices de audiencia para competir. Se gana o se pierde en función del éxito inmediato, así que cualquier método es bueno para conseguirlo. Por eso cada vez se grita más, porque es el mejor sistema de mantener la atención del espectador.

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