Tic tac, tic tac, todo ha empezado ya...

06 / 02 / 2015 José Oneto
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El 22 de marzo se inaugura en Andalucía el ciclo electoral más importante desde la muerte de Franco, qu podría desembocar en un proceso constituyente. La campaña ya ha empezado.

Con La Concentración la semana pasada de decenas de miles de personas en Madrid, procedentes de toda España, en una “Marcha del cambio” que ha sido una exhibición de fuerza, convocada por Podemos, el partido estrella que quiere no solo terminar con la actual “casta política y económica”, con el bipartidismo, con la política de austeridad, con los recortes y con muchos de los privilegios económicos de muchas empresas, sino con el candado de la Transición, se inicia el largo ciclo electoral de 2015. Un ciclo que puede cambiar la reciente historia española, que comienza con la apertura del periodo democrático tras la muerte del general Francisco Franco y que cristaliza en la Constitución de 1978 y en el mayor periodo de paz y prosperidad que ha vivido el país en los dos últimos siglos.

Este ciclo electoral de 2015, que comienza con las elecciones autonómicas andaluzas el 22 de marzo, sigue con las municipales y autonómicas del mes de mayo, continúa con las adelantadas elecciones catalanas del mes de septiembre, que pretenden ser un plebiscito sobre la independencia de Cataluña, y se cierra a finales de año con las generales, es el más importante que ha habido en España desde la instauración de la democracia, hasta el punto de que puede abrirse un nuevo periodo constituyente que supla esos intentos de reforma constitucional que han sido frenados en los últimos años, especialmente por el partido en el poder, ante lo que llama falta de consenso y ante el miedo, eso no lo dice, a que se abra en canal una Constitución que se debería haber reformado hace tiempo.

Esa larga campaña electoral (en la que ya estamos instalados de hecho desde hace meses), se inaugura en cierto modo el 11 de marzo con el inicio de la de Andalucía, donde Susana Díaz ha decidido adelantarlas ante la inestabilidad de su Gobierno, que tenía un acuerdo de coalición con una Izquierda Unida sumida en una profunda crisis y que tiende a radicalizarse con la sustitución de Cayo Lara por Alberto Garzón y su convergencia con Podemos. En esas elecciones, cuyos sondeos pronostican una pérdida de escaños para el PSOE y el PP, la irrupción de Podemos como tercera fuerza en el Parlamento andaluz, una notable bajada de Izquierda Unida y la entrada en Andalucía de Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, Susana Díaz se lo juega todo. No solo el Gobierno andaluz, un Ejecutivo que, según los últimos datos, tendrá que pactar con Podemos o con el PP, ya que con Izquierda Unida no salen los números, sino su futuro como dirigente nacional del PSOE e, incluso, el futuro del propio PSOE, que espera como agua de mayo una recuperación electoral en lo que ha sido su granero habitual de votos.

Las municipales y autonómicas de mayo, que sirvieron hace cuatro años para darle al Partido Popular la mayor cuota de poder que ha tenido un partido en España, en algún sentido más que el PSOE, y que sirvieron para la mayoría absoluta en las generales de 2011, va a ser la primera prueba de las generales. Una prueba que se presenta difícil para el PSOE, que aspira a recuperar Castilla-La Mancha, Extremadura y la Comunidad Valenciana (esta última pendiente de lo que pueda hacer Podemos). Y muy difícil para el Partido Popular que, si no saca mayoría absoluta, puede perder Madrid (ya da por perdida la Comunidad Valenciana), Castilla y León, Cantabria y Baleares. Los más pesimistas creen que de las once comunidades autónomas que gobiernan ahora pueden perder nueve. En cuanto a las municipales, el PP lo tiene complicado si no alcanza en cada ayuntamiento mayoría absoluta, por sus escasas posibilidades de pacto, que se reducen a Unión, Progreso y Democracia (UPD) y Ciudadanos, el partido que, junto a Podemos, puede ser la gran sorpresa electoral de este año en todos los comicios, especialmente en los catalanes.

Las elecciones catalanas, que no han sido convocadas sino simplemente anunciadas, pintan mal para el bloque soberanista, ya que entre Convergència i Unió (CiU) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) no se dibuja una mayoría absoluta tan aplastante como para abordar un proceso independentista tan complicado como el catalán, después de los avatares de los últimos Gobiernos, el desgaste de Artur Mas, los escándalos de corrupción de CiU, la destrucción del mito Pujol y el comportamiento mafioso de él y de su familia, y las malas relaciones entre ERC y CiU. Dos sondeos relativamente recientes, el de Feedback para La Vanguardia y el del Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat, sitúan a CiU y ERC en condiciones de cosechar la mayoría absoluta (entre 67 y 69 escaños en el primer caso y hasta 71 en el segundo), pero muy lejos del 50% de los votos, frente a las elecciones de hace tres años, que aglutinaron un 67%. Con la Candidatura de Unidad Popular (CUP) supondría poco más del 51,5% de los sufragios; es decir, el peor de los escenarios, el escenario del 51/49, que equivale a un país partido en dos mitades ante el desafío más complicado y discutido de la historia de Cataluña.

En fin, el desafío decisivo se plantea en las elecciones generales, que parece que pueden ser convocadas para el domingo 20 de diciembre. Ahí es cuando se juega todo y donde Podemos tiene posibilidades de dar la gran sorpresa, según indican los distintos sondeos que han aparecido en los últimos meses, que colocan al partido de Pablo Iglesias como primera o segunda fuerza política del país. Es lo que quiso transmitir el propio Iglesias en la concentración de la pasada semana en la Puerta del Sol a esas decenas de miles de ciudadanos que quieren un cambio, como lo querían millones de españoles en los años ochenta, aunque este prometido entre versos y sueños, como piedra en el estanque, como cualquier poema de Machado, Goytisolo o León Felipe, hable más de ruptura, porque el consenso ha muerto y ahora, dicen, solo están los de arriba y los de abajo, los pobres y los ricos, los que son “casta” y los que sufren las consecuencias de la “casta”... Por eso estamos ante unas elecciones que pueden ser históricas y que marcarán el futuro de este país. Y dicen que todo ha empezado ya:
 tic tac, tic tac, tic tac, tic tac...

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