“Lo peor en política es hacer el ridículo” (Josep Tarradellas)

16 / 06 / 2017 José Oneto
  • Valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • Tu valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
¡Gracias!

La Generalitat de Cataluña ha anunciado la fecha y la pregunta del referéndum independentista por medio del boca a boca, sin firmar la convocatoria.

Por primera vez, la Generalitat catalana, por boca de su femenina portavoz, Neus Munté, ha querido utilizar el nombre del muy honorable Josep Tarradellas, un hombre de auténtica reconciliación, para a intentar comparar su retorno a España desde el exilio, planificado detalladamente por Adolfo Suárez con la ayuda de personajes como José Mario Armero y, sobre todo, el banquero Manuel Ortínez, con el desafío independentista de Carles Puigdemont convocando el referéndum de independencia, al que la semana pasada el Gobierno catalán puso fecha (1 de octubre) y pregunta (“¿Quiere que Catalunya sea un Estado independiente en forma de república?”). Es sin duda una manipulación más de las muchas con las que los independentistas catalanes quieren revestir el choque de trenes que, tarde o temprano, se producirá entre la Generalitat y el Gobierno del Estado español, encargado de cumplir y hacer cumplir la Constitución.

Conocí mucho a Tarradellas, mantuve con él interminables conversaciones desde que regresó del exilio y se instaló en la Generalitat, almorzaba una vez al mes con él, con su esposa, Antonia, y con su hija con síndrome de Down, y probablemente se indignaría con esa comparación que acaba de hacer la portavoz del Govern, que le hubiera parecido una absoluta falta de respeto, teniendo en cuenta que siempre repetía: “Nunca más un 6 de Octubre”, en referencia al 6 de 0ctubre de 1934, en que, a las ocho y diez minutos de la tarde, Lluís Companys, presidente de la Generalitat, se asomaba al balcón de la plaza de Sant Jaume de Barcelona y clamaba: “En esta hora solemne, en nombre del pueblo y del Parlamento, el Gobierno que presido asume todas las facultades del poder en Cataluña y proclamo el Estado catalán en la República Federal Española. Diez horas después, la República conseguía abolir el Estado catalán. El episodio de aquel 6 de octubre terminó con todo el Gobierno de la Generalitat arrestado y quedó marcado a fuego en la memoria de Tarradellas.

De ahí la obsesión de Tarradellas de que “nunca más pudiese producirse un 6 de Octubre”, una de sus frases con más significado, solo comparable con otra que ha pasado a la historia y que le oí pronunciar en numerosas ocasiones en esos almuerzos de la Transición: “Mire usted Oneto, en política se puede hacer todo, menos el ridículo”. Y eso han estado haciendo los independentistas catalanes y la Generalitat desde que alguien que ahora debería estar en prisión con toda su familia por robar, Jordi Pujol i Solei, ante la indiferencia del Estado, comenzó a poner las bases de lo que está pasando ahora y que culminó el pasado viernes 9 de junio con el anuncio de que el referéndum de independencia se celebrará el 1 de octubre. Como diría Tarradellas, “en política se puede hacer todo, menos el ridículo”.

Y el ridículo último no solo ha sido el anuncio de un referéndum no pactado que va contra la Constitución y que saben que legalmente no se puede celebrar, sino el llamamiento internacional que ha hecho el exentrenador del Barça Pep Guardiola a todas las instancias internacionales ante el comportamiento autoritario de un Gobierno como el español, que no respeta la voluntad de los catalanes de decidir su futuro. Ese ridículo de quien ha vestido la camiseta de la selección nacional y que tan ligado económicamente ha estado al emirato de Catar, ejemplo en Oriente Medio de los derechos humanos, ha ido acompañado con la argucia legal por parte de la Generalitat de que, de momento, no haya ningún papel escrito para que el Gobierno central pueda recurrir el Tribunal Constitucional y todo quede en papel mojado. Se trata del anuncio de un referéndum que se va a celebrar y que, probablemente, tendrán que concretar el día 8 de agosto, 54 días antes de la consulta, según establece la Ley Electoral, a menos que sigan utilizando el boca a boca.

Lo último del boca a boca es que, ante las diferencias en el Gobierno catalán para ver quién firma la correspondiente convocatoria del referéndum (Oriol Junqueras, el vicepresidente y el ganador de esta crisis, es partidario de que se retraten todos los que componen el Gabinete), es que el presidente Puigdemont habría decidido convertirse en mártir. Firmaría solo él, con el convencimiento de que puede entrar en prisión (otra fantasía que forma parte del ridículo), algo que serviría para resucitar el viejo plan de la movilización ciudadana con concentración en la plaza de Cataluña de Barcelona, convertida en una nueva plaza Maidan de Kiev, y desde ahí, paralizar toda Cataluña... Un plan diseñado por la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC).

A menos que para paliar ese ridículo que tanto temía Tarradellas se intente parar ese tren que se dirige inevitablemente hacia el choque, se empiece a trabajar en un plan B, ante la imposibilidad legal de un referéndum que, además, no cuenta con el mínimo apoyo internacional, a pesar de todos los esfuerzos de la Generalitat. Ese Plan B que estaría en la mente de muchos de la desaparecida Convergéncia (convertida en Partido Demócrata Catalán) comenzaría con una declaración unilateral de independencia el 11 de septiembre, fecha de la Diada, y terminaría en unas nuevas elecciones autonómicas constituyentes, que ganaría Esquerra Republicana de Catalunya, con Junqueras al frente.

Grupo Zeta Nexica