Trump, Le Pen y la tercera guerra mundial

06 / 03 / 2017 Jesús Rivasés
  • Valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • Tu valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
¡Gracias!

El éxito de Trump y sus políticas significaría la aparición de un mundo diferente al conocido y evolucionado después de la segunda guerra mundial. La ruptura del euro que persigue Marine Le Pen tendría unas consecuencias económicas equivalentes a una tercera guerra mundial.

En España, los árboles de las sentencias de los casos Nóos y tarjetas black, el juicio del caso Palau, las dudas hasta el último momento de Susana Díaz y los nuevos pasos adelante de Carles Puigdemont y Artur Mas hacia el “choque de trenes”, con Francesc Homs también pendiente de la Justicia, ocultan el bosque global, el mundo que Donald Trump quiere cambiar en nombre del “espíritu americano” y la Europa del euro que pretende destruir Marine Le Pen, con el aplauso sordo y taimado de otros populismos de izquierda radical. Si el inquilino del Despacho Oval tiene éxito, el mundo será muy diferente del surgido y evolucionado después de la Segunda Guerra Mundial. Si la francesa logra sus objetivos, antes o después, significaría el fin del euro, las consecuencias económicas serían equiparables a las de una tercera guerra mundial.

Trump, en un discurso en teoría moderado ante el Congreso y el Senado americanos, proclama: “Vamos a iluminar al mundo”, lo que significa que lo haría con luz y formas americanas distintas a las de las últimas décadas. Nadie sabe cuáles son las verdaderas posibilidades de que se salga con la suya, pero aumentan los analistas que creen que el tiempo ya corre a su favor. Las recetas del mandatario americano, si se aplican, cambiarían la mayoría de paradigmas sociales y políticos considerados normales –con matices– desde hace más de medio siglo. Trump, a través de Twitter, habla directamente con los ciudadanos, sin intermediarios, como los medios de comunicación a los que, si no le bailan el agua, desprecia y descalifica, en la peor tradición de totalitarismos de izquierdas y de derechas.

Las primeras consecuencias de la era Trump ya están encima de la mesa, pero pueden tener bastante de espejismo. La bolsa americana, por ejemplo, ha subido un 20% y puede seguir al alza. No  hay nada misterioso, aunque pueda ser farragoso de entender. Trump, en su aislacionismo –solo para algunas cosas– ha anunciado, por ejemplo, reducir del 30% al 8% los impuestos que deberían pagar los beneficios obtenidos por las empresas americanas obtenidas en el exterior si los repatrían. Eso significaría dinero fresco para esas compañías que, entre otras cosas, recomprarían acciones y amortizarían deuda, que es lo que justifica las actuales alzas bursátiles y las que vendrán. Además, les quedaría para invertir, pero en EEUU, porque el nuevo presidente quiere penalizar, vía impositiva entre otras cosas, nuevas inversiones fuera de su país, pero no la venta de productos americanos en el mundo. Sus expertos explican, para justificarlo, que es como un IVA europeo –fomenta exportaciones y grava importaciones– en versión USA, aunque la realidad es que va mucho más allá. El presidente americano calcula que así encontraría los primeros fondos para sus anunciados proyectos –desde la construcción del muro en la frontera con México hasta el macroproyecto de infraestructuras o el rearme militar y la bajada de impuestos que no acaba de encajar con el resto de planes– que, sin embargo, no acaba de concretar, aunque insiste en que hay “una oleada de optimismo” que “coloca los sueños imposibles firmemente a nuestro alcance”.

Francia, entre otras, por razones geográficas, es el corazón de Europa. La Unión Europea puede sobrevivir al brexit, pero no a una huida francesa y, por supuesto, el euro es inviable sin el país del hexágono. Marine Le Pen, que de muchas maneras se mira en el ejemplo de Trump, parte favorita para la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas. Encuestas y expertos vaticinan que el rival que tenga, quizá Emmanuel Macron tras los problemas de François Fillon, saldrá victorioso en la segunda vuelta y que, por lo tanto, la dirigente populista de extrema derecha no se sentará en el Elíseo. Sin embargo, expertos y encuestas protagonizaron fiascos históricos con el brexit y con la elección de Trump y ahora algunos lo recuerdan. La prima de riesgo de Francia subió con fuerza en febrero y solo los últimos días ha empezado a ceder. Ahora, las incertidumbres son políticas.

Los planes económicos de Le Pen son mucho más disparatados que los de Trump y, a diferencia de lo ocurrido con los del americano, supondrían un terremoto, “colosal” que diría Rajoy, en los mercados. El objetivo declarado de abandonar el euro, aunque fuera bajo la fórmula fantasmal de que durante un tiempo convivieran euro y nuevo franco, supondría el fin del euro a corto plazo. Economistas y expertos en los mercados comparan las consecuencias económicas de la desaparición del euro a las de una hipotética tercera guerra mundial, con enormes caídas de la producción en bastantes países, el hundimiento del comercio y un aumento desconocido en décadas del paro en los países de la Unión Monetaria y en su área de influencia, que es buena parte del mundo. Y si a todo ello se suma el todavía desconocido, pero ya real, efecto Trump, el horizonte alumbra un mundo radicalmente diferente, desconocido. Para España ahora lo más importante es el desafío catalán y que PSOE encuentre su propio futuro, pero los árboles domésticos no deben ocultar el verdadero bosque global, porque lo que ocurra aquí no depende tanto de Rajoy, el/la próximo/a líder del PSOE, Puigdemont, Junqueras e incluso Iglesias como de Trump y, sobre todo, del futuro del euro.

Grupo Zeta Nexica